Alirio Bolívar
Si se le permite al régimen seguir adelante con su propósito de criminalizar las denuncias por el deterioro de los sistemas de potabilización de agua, muy pronto tendremos que dejar de hablar de inseguridad, inflación, alto costo de la vida, desempleo y en fin, de los problemas cotidianos que nos afectan. Para hacerlo habrá que tener en las manos un informe de algún organismo oficial que certifique que lo que usted está comentando con el amigo o el vecino es cierto. Si no posee ese documento usted podría ser acusado de terrorismo y ya sabe lo que eso significa.
Si el comentario o denuncia la hace algún medio de comunicación, la cosa se complica más todavía.
Quizás usted piense que estamos exagerando, pero un presidente desesperado porque el poder se le va de las manos es capaz de cualquier cosa. Lo absurdo ha sido a lo largo de trece años un estilo de gobierno.
El hecho de que a estas alturas las encuestas le asignen a Chávez un empate técnico frente a Capriles Radonski es casi fin de mundo para el Comandante. Es más grave que la enfermedad que le aqueja. Mantenerse en el poder es una obsesión, es la vida misma.
Una campaña electoral es un debate sobre asuntos de interés público y si esa posibilidad se cierra porque quien detenta el poder así lo impone, entonces estamos en dictadura. Los sectores con vocación democrática no deben permitir que un gobierno moribundo se salga con la suya.
No hay que dejarse amedrentar, tenemos que luchar en todas las instancias, debemos defender el derecho a servicios óptimos, a buena calidad de vida como lo merecemos todos los ciudadanos y como está obligado a darlos un gobierno que ha tenido todo el dinero del mundo. Tenemos que defender la libertad de expresión, uno de nuestros derechos fundamentales.
Los seis meses que faltan para las elecciones serán una pesadilla para Chávez y su entorno. Tendrán todo a su favor, menos los votos. El 7 de octubre, como dijo Morel Rodríguez, estaremos frente a la disyuntiva de democracia o dictadura. Libertad o comunismo. Nos jugaremos a Rosalinda.
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