Leocenis Habla Claro: Las lecciones del PSUV
Nadie podrá dudar que el partido de gobierno, eso que llaman el PSUV, es hoy la cuna de muchos abusos; desde esa estructura se cultivan los nuevos ladrones que mañana irán al gobierno a robarnos. También ahí se cuentan por gotas los aprendices de pillo que luego irrespetarán esa Constitución que juraron respetar y a la cual tuvieron el desparpajo de llamar “bolivariana”. Pero la verdad, -y cada cosa hay que ponerla en su lugar– es que el PSUV ha dado una lección de pragmatismo, burdel político y estrategia a la oposición.
El peor enemigo nuestro, como oposición, es el triunfalismo. Y todo indica que por más coñazos que nos demos no aprendemos de los errores, de nuestras fanfarronadas triunfalistas, y persistimos.
El PSUV acaba de ganar -óigase bien- con ocho millones de votos, es decir, eso equivale a que el Presidente pueda sentirse un sultán y su dedo poderoso decida sin contemplaciones. Y así lo ha decidido. Sin embargo, días después, de publicada la lista de un sinfín de paracaidistas, que de sus estados conocen solo el aeropuerto y la casa del partido, el PSUV ha escuchado los chillidos de sus militantes en algunas partes, por pragmatismo, ha puesto a renunciar a algunos de sus candidatos.
En cambio nosotros, en la oposición, queremos presentar nuestros errores como victorias y tenemos el desparpajo de vetar y condenar críticas legítimas como la del diputado Sánchez y un grupo de parlamentarios, y pretender lanzarlos al mismo chiquero de seres despreciable como Willian Ojeda o David de Lima; y pretendemos decir que en la Mesa todo está bien. Falso. La Mesa está haciendo aguas desde que Ramón Guillermo dejó que ese aborto llamado Comando Venezuela tomara posesión de sus atribuciones, destruyendo su espíritu, como el invasor que se mete en terrenos que no son de su propiedad y ahí arma su tarantín, y luego trata a los propietarios legítimos como seres inferiores y dignos de desprecio.
Yo he sido un defensor de Ramón Guillermo, siempre le hemos tratado con respeto, y él sabe del aprecio que le profesamos. Súbitamente, en los últimos días -y esa entrevista está pendiente- hemos querido hacerle unas preguntas claves. Porque yo me he quedado perplejo al escuchar cosas como que lo que acaba de pasar en Venezuela es como un juego fútbol en una cancha inclinada. ¡Hombre, por Dios! Por mí, el juego de fútbol y la cancha inclinada se los puede llevar el Diablo. Lo que se trata es que los pobres han decidido nuevamente por el Presidente, y eso significa que nuestra estrategia no ha sido correcta.
No revisar candidaturas, solo porque fueron elegidos en primarias, donde la votación es realmente ridícula en comparación con una elección normal. Es un error garrafal. Solo un autista puede obviar que lo que ha quedado demostrado es que el método de selección, por más democrático que sea, no garantiza el triunfo del candidato.
Entonces pretenden aplicarnos una barra para unos y un método para otros. Si esta terquedad sigue las posibilidades de tener éxito en el dificilísimo camino que se necesita recorrer para recoger el desastre que hemos heredado del 7 de octubre son magras. A esta altura, amarrarse a acuerdos locos es un imposible. Lo inteligente es reconocer la imposibilidad y limitarse a lo que la necesidad y el pragmatismo hacen necesario El PSUV ha dado una muestra de esto.
Texto extraído del Semanario 6to Poder
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