Apocalipsis
Chico Buarque y Soledad Bravo lo vienen pregonando desde hace tiempo: “¡Tú estás mal, demasiado mal… estás de lo peor, nunca te vi así… nadie aquí ya te aguanta más!” y ahora descubrimos que el insoportable “querido rapaz” de la canción pudo haber sido Chávez pero cuadra, ajusta, calza más con Maduro, candidato a protagonizar otro “lo cual aceptó” esta vez sin que se atraviese un Baduel.
Maduro no ha superado la retórica de Liga Socialista ni la demagogia del cursillo que hizo en La Habana, del que regresó sin diploma alguno, aunque prendado de una revolución machista, retadora, prepotente, de la cual queda un chisguete… “la vida de mierda”, de la que habla el escritor cubano Leonardo Padura en su libro La neblina del ayer, al describir la vida en Atarés, barrio marginal de La Habana:
“Un mundo tenebroso, de calles intransitables, plagadas de escombros, con edificios en equilibrio precario, heridos por grietas insalvables, apoyados en muletas de madera ya carcomidas por el sol y la lluvia… y aceras trituradas con basuras petrificadas, de olores insultantes y ríos urbanos de detritus humanos… vecinos, condenados sin causa ni juicio a una vida de mierda… con mujeres endurecidas, ataviadas con bermudas de licra, ideales para resaltar las proporciones de sus glúteos y el calibre de un sexo exhibido orgullosamente… maman la violencia y la frustración y crecen entre la fealdad más insultante y la degradación moral, entre el caos y los acordes de las trompetas feroces del Apocalipsis, capaces de atrofiar a una persona y convertirla en un ser primario, solo apto para luchar y hasta matar”.
Atarés compite con ventaja con muchos barrios de Caracas, pese a los 55 años de revolución (40 más que la bolivariana) y muestra a seres ¿humanos? muy distintos al hombre nuevo prometido allá y acá, donde también hay condenados a esa vida de la que habla Padura, con la diferencia de que los de aquí no matan solo con navaja porque consiguen armas y municiones de todo tipo provenientes de las múltiples policías, las FANB y los infinitos cuerpos paramilitares armados creados, propiciados, tolerados, con los que Chávez y sus hijastros han venido jugando (y dejando jugar) a la milicia civil, al atropello y a la delincuencia.
Cómo será esa vida que tanto pondera Maduro, no mucho mejor de la que denuncia Padura en Atarés, que el año pasado terminó con 5.036 cadáveres solo en la Medicatura Forense de Bello Monte, en su mayoría producto de la violencia criminal…y este año seguimos en lo mismo con el añadido de la amenaza de matarnos de hambre.
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