Cuando CAP Llevó un Contrabando, por Carlos Montenegro
Por una puerta auxiliar, confundiéndose entre la comitiva oficial del Presidente Pérez, se bajó discretamente el Secretario General del PSOE aún ilegal en España, Isidoro, es decir, Felipe González.Tal vez esto explique el interés del ex presidente español en venir y retribuir la deuda contraída con la democracia venezolana
En pleno ajetreo de que si Felipe González vendrá o no vendrá como asesor de los abogados defensores de los presos políticos, tras la suspensión de la vista, una vez más, el ex presidente español ha decidido venir cuando la nueva fecha sea confirmada.
No cabe duda que el gobierno no sabe cómo resolver la papeleta y ha optado por enésima vez ordenar al tribunal del caso – ya se sabe, tan autónomo – alargar la cosa.
Era previsible tan socorrido truco pues lo han utilizado “n” veces; pero las circunstancias cambian y ante un asesor tan incómodo como González, van a tener que medir sus pasos ya que no se trata de un cualquiera. No les será fácil ningunear a un político socialista que entre otras ocupaciones ha sido:
Presidente de turno del Consejo Europeo en 1989 y 1995.
En 2007, los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, reunidos en el Consejo Europeo en Bruselas, designaron a González como presidente del Comité de Sabios, Grupo de Reflexión sobre el Futuro de Europa, formado por nueve personalidades de reconocido prestigio político y académico, algunos premiados con el Nobel, con el encargo de presentar un informe, en junio de 2010, sobre el rumbo y objetivos de la Unión Europea, de cara al horizonte de los años de 2020 a 2030. Vamos, que no debe carecer de cierto entrenamiento para planificar.
Cuando el ex-mandatario español anunció en Marzo pasado su intención de venir a Venezuela, los poderes fácticos con la unanimidad que los caracteriza, cargaron raudamente y sin pensarlo dos veces contra González. Lo pusieron a parir como sólo ellos saben hacerlo.
La Asamblea Nacional lo declaró persona “non grata”, cuestión que no es muy seguro que sea de su competencia a propuesta del mini socio Partido Comunista de Venezuela (PCV), a lo cual el resto de los diputados de la bancada gubernamental aprobaron diligentemente por aclamación. Por otro lado, la Fiscal de la República aseveró que el señor González no podía ejercer de abogado en este país.
Y el Gobierno venezolano, en boca de su presidente, dijo que si viene “no lo considerará bienvenido”, (¡vaya novedad!), y que no se le prestará ningún apoyo, añadiendo la siguiente perla: que si decide venir “lo hará por su cuenta y riesgo y bajo su responsabilidad”, cosa que no debe encerrar ningún peligro dado que, como se sabe, este país goza de una paz y seguridad plena.
Ahora el caso en cuestión está bajo la lupa internacional de todos los países firmantes, al igual que Venezuela, de los tratados en defensa de los Derechos Humanos, con todas las organizaciones existentes (ONU, OEA, UE y muchas más), además de formar parte de la Constitución venezolana vigente, esa que propuso el presidente anterior y fue aprobada ampliamente en referéndum.
Ya saben ustedes: “dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”,aquella tonada que se cansó de repetir Urbi et Orbi el comandante eterno. También es sabido que cuando le venía pequeña se la saltaba a la torera tras pedir poderes especiales que su Asamblea le otorgaba raudamente, con frecuencia apenas en horas, sin afanarse mucho en saber para qué.
Siguiendo ese ejemplo, el actual gobierno, sin medir sus palabras. se ha cansado de intentar denigrar a Felipe González, que “osadamente” pretende venir en su calidad de abogado para ayudar a defender a los presos, esos que llevan años sin que se les haya hecho un juicio como mandan los cánones. No está claro – como tantas y tantas cosas – qué hará el gobierno.
A primera vista puede negarle la entrada al país cuando llegue a Maiquetía, pero será probablemente en presencia de una nube de enviados especiales de todos los medios de difusión internacionales que asistirán a ver qué sucede, como es lo suyo, o, tal vez le permitan el ingreso con las condiciones que ya han manifestado al unísono todos los poderes autónomos constituidos.
Mientras, los medios de difusión internacionales han tomado buena nota, difundiendo profusamente qué clase de talante abriga el gobierno de esta nación, lo que explica perfectamente cómo las cosas por aquí estén como están.
Todo esto se percibe como una rabieta. Tras vituperar a las Cortes españolas por el comunicado que aprobaron y difundieron, conminando a que soltaran a los presos políticos, la emprendieron con el gobierno de Rajoy, que aún no había dicho esta boca es mía, ignorando que en España son poderes diferentes y por extensión, la emprendieron con el ex-presidente Aznar acusándolo de “tener las manos manchadas de sangre” (sic) al igual que las de Felipe González, quien comentó sucintamente: "La actitud negativa del Gobierno venezolano no va a impedir que defienda, por convicción y principios, aquello en lo que creo".
Sorprende sin embargo, el afán de González en venir a Venezuela con lo crudo que se lo ponen. Tal vez pueda encontrarse un motivo a tal querencia en el pasado.
En 1974 el Régimen del General Franco, aún en el poder, que había abolido en 1939 todos los partidos políticos menos el suyo, Falange Española, mientras, los demás partidos estaban en el exilio, al igual que el Gobierno Republicano.
Ese año en la ciudad de Suresnes (Francia), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue renovado por una nueva generación de políticos, el Secretario General y líder se llamaba Isidoro, (nombre clave). El PSOE se adhirió a la Social Democracia, abandonando las veleidades marxistas y pseudo-comunistas.
Carlos Andrés Perez (CAP) por entonces fue nombrado Vicepresidente de la Internacional Socialista; allí debió conocer a Isidoro que ante la inminente muerte de Franco esperaba el momento de regresar a España. Simpatizaron y CAP prometió ayudarlo.
El contrabando
Recién muerto Franco, Adolfo Suarez inició una difícil transición. Para poder formar un régimen democrático era imprescindible legalizar a todos los partidos políticos; las principales dificultades surgían para legalizar a los comunistas (PCE) y al PSOE, pues aún los franquistas dominaban las Cortes de España en su totalidad.
En 1976 las legalizaciones de los partidos políticos aún no se habían concretado, cuando CAP al regreso del Congreso Social Demócrata en Suiza, hizo una visita de Estado a España -- ya era presidente de Venezuela – y en el aeropuerto de Madrid según el protocolo, fue recibido por los Reyes de España. Tras los saludos de rigor, CAP le dijo discretamente a Juan Carlos I: “Majestad, en el avión traigo contrabando”.
Por una puerta auxiliar, confundiéndose entre la comitiva oficial del Presidente Pérez, se bajó discretamente el Secretario General del PSOE aún ilegal en España, Isidoro, es decir, Felipe González.Tal vez esto explique el interés del ex presidente español en venir y retribuir la deuda contraída con la democracia venezolana.
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