ESPERAR
Rodulfo González
Recurriré
a Job, bien mío, el glorioso patriarca bíblico, para que me prodigue el don de
la paciencia que haría menos dolorosa la espera, que siento infinita, de tu
presencia en mi escondida covacha de ermitaño.
Ese día, que ha de llegar cuando la
brújula de tu corazón te oriente hacia donde me encuentro, solitario y triste,
con la única compañía de tu recuerdo, ya borroso en mi mente por la larga
espera, me reconciliaré con la vida y festejaré contigo libando el exquisito
vino que añejé para ti, iluminando tu cabeza con una guirnalda de bellas flores
de mi jardín, amorosamente cultivado, y cantando cual niño sublimes canciones
que tú escucharás embelesada de amor.
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