El gran plantón: bala vs balón
NOTICIERO DIGITAL,26 Abril, 2017
La desesperación es la materia prima del cambio drástico.
William Burroughs
William Burroughs
Verdaderas paradojas son las que ofrece la moribunda Revolución Bolivariana, el agonizante Socialismo del siglo XXI; mientras los que reclaman sus derechos fundamentales y su pasión por la democracia, jugando cartas o futbol en las calles y avenidas ensangrentadas de la sufrida y malhadada Venezuela, los colectivos armados, la Policía y la Guardia Nacional, hacen de las suyas disparando a mansalva contra el ciudadano indefenso, incrementando día a día, protesta tras protesta, el número de muertos, heridos e incapacitados de los que se jacta un petulante chavismo armado, ya no más pacífico.
A la vista de todo el mundo están las realistas y cruentas imágenes de lo que acontece en un país que reclama democracia y libertad. En sus motos chinas y con su armamento asignado por la revolución, un grupo de sanguinarios e indolentes forajidos rojo – rojitos recorren las plazas, calles y avenidas bolivarianas en busca de la presa escuálida que recibirá el tiro merecido, la bala con destino, para que la sangre derramada se convierta en signo de victoria socialista y de venganza revolucionaria.
Serenos, unidos, confederados, pero no resignados, los millones de manifestantes de la oposición, se sientan – alegres y confiados – en el asfalto para darle un parao y un plantón a la injusticia y a la intolerancia, mientras que a la cercana distancia rabiosos milicianos verde oliva y rojo – rojitos, ajustan el ángulo de tiro, la mirilla del fusil, prestos a dejar salir las balas del odio, los perdigones del rencor, las bombas del resentimiento,
Con el poeta cubano de Camagüey, el gran Nicolás Guillén, los presuntos enemigos, el pueblo ajusticiado, el ciudadano baleado y gaseado por los furibundos integrantes de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, chavistas, socialistas, revolucionaria y anti-imperialista, bien podría decirles a sus compatriotas, tan sufridos venezolanos como ellos:
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú…
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú…
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario