“El Socialismo del siglo XXI es enemigo de la democracia y de la libertad, sus seguidores se  identifican y practican la represión y la muerte, por eso estamos viviendo las embestidas autoritarias frente a manifestaciones pacíficas, que reclaman el camino humanitario de alimentos y medicinas para los más necesitados, así como la libertad de los presos políticos, el respeto a la Asamblea Nacional y elecciones ya”, opinó el coordinador del Voluntariado Tachirense por el Cambio, Néstor Solano.
—Los tachirenses no podemos callar cuando solicitamos respeto a la Constitución y las leyes, y nos responden enviándonos a los grupos violentos llamados “colectivos”, que están armados y lo que siembran a su paso es dolor, miedo y muerte. Estos desadaptados y resentidos sociales piensan que quienes nos oponemos a este gobierno de hambre tenemos que ser exterminados.
A su juicio, “estas hordas del mal que se pasean en motos por calles y avenidas de San Cristóbal, tienen sus dueños y patrones en el Palacio de los Leones y en la Asamblea Legislativa de nuestro estado, allí les dan las instrucciones y los mandan a reprimir en nombre de una camarilla que aumenta sus riquezas defendiendo la corrupción que ha invadido el gobierno del Táchira”.
“Es difícil salir de este régimen, pero lo vamos a lograr, haciendo un inmenso esfuerzo de unidad y presencia activa en las calles lograremos la victoria”, afirmó Solano.
Ratificó que desde el Voluntariado Tachirense por el Cambio “seguiremos luchando hasta ponerle punto final a quienes desprecian el derecho de una mayoría para mantenerse en el poder, a quienes violan los derechos humanos para aplastar la voluntad del pueblo, a quienes utilizan el discurso para la mentira, la demagogia, y quienes tenían una carta escondida de la cual ahora todos somos víctimas: la ruina económica y la destrucción de cualquier futuro de progreso”.
—El Socialismo del siglo XXI es un sistema que destruye, sus dirigentes son resentidos que buscan venganza, se disfrazan de gente buena para confundir y hacerse pasar por lo que no son, anulan al individuo, no les importa quién se muera de hambre o es asesinado, ni que pierdan el empleo o que sufran enfermedades sin remedios, son en definitiva una epidemia que transmite odio y resentimiento, pero de este mal también vamos a salir— aseguró. (LZ)