Cuando llegó a Argentina en el año 2016, Wilmer Bracho no solo dejó atrás a su Venezuela natal y a su familia, sino que se despidió de más de 20 años de rutina en sus labores como médico. La medicina laboral, las cirugías, las rehabilitaciones y el trato frecuente con deportistas a los que atendía quedaron en puntos suspensivos. De un día para otro, se vio en la necesidad de trabajar en lo primero que se le cruzase, estuviera o no ligado a su profesión. 

Como él, miles de profesionales, al emigrar, deben dejar de lado sus especializaciones para trabajar en tiendas de ropa, pedalear en bicicleta mientras  entregan comida a domicilio o sentarse frente al volante para hacer de taxistas, por citar algunos de los ejemplos más comunes. 

En el caso de los médicos, muchos hallan una válvula de escape a esa realidad cuando alguien los contrata como cuidadores de adultos mayores o de pacientes en casa. Fue lo que sucedió con Bracho, que del barrio porteño de Recoleta, en la Capital Federal ―donde se instaló inicialmente― tuvo que mudarse a la localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires, para asistir a un paciente de Parkinson. 

Apenas se trataría, sin saberlo, de la primera ocasión en la cual, con tal de seguir ligado a la Medicina, cambiaría de domicilio y de provincia. 

Miles de médicos venezolanos fortalecen el sistema sanitario de Argentina
Médicos en Argentina

Agrupados, organizados e integrados 

Lejos de tratarse de una situación aislada, el caso de Bracho es uno entre miles. De hecho, él mismo, junto con otros colegas, se las idearon para que los profesionales de la salud que llegaban a Argentina provenientes de Venezuela pudieran sumarse a un sistema sanitario caracterizado por requerir personal. 

“Entre WhatsApp y redes sociales nos organizamos unas 20 personas. Uno por acá, otro por allá. Los médicos nos fuimos agrupando y así fundamos la Asociación de Médicos Venezolanos en Argentina (Asomevenar), que está reconocida por las autoridades del país”, recordó Bracho, en declaraciones para El Diario. 

De esa veintena inicial pasaron a tener 1.735 médicos censados, de los cuales unos 900 completaron el procedimiento para convalidar sus títulos universitarios, según cifras ofrecidas a El Diario por Indira Acosta, especializada en ginecología y presidenta de Asomevenar. 

El objetivo es que los médicos puedan tener un trabajo digno, en su profesión, y que la Argentina también pueda sacar provecho de los profesionales venezolanos, que están a disposición, sobre todo cuando en tantos lugares hace falta personal”, acotó Acosta.

Desde 2018 Bracho reside y trabaja en Jujuy, provincia ubicada al norte del país y limítrofe con Bolivia. Hasta allí llegó por intermedio de colegas, que le avisaron que estaban contratando médicos ante la escasez de personal. Por tener convalidados sus documentos de estudio, pudo firmar un contrato y ejercer..

Advierte, eso sí, que quienes lleguen con intenciones de incorporarse, si bien podrán contar con el apoyo de la asociación, deben tener los requisitos establecidos por el gobierno argentino (con sus respectivas legalizaciones y apostillas) para completar un procedimiento que puede demorar aproximadamente un año en completarse. 

El 19 de marzo de 2018 el gobierno de Mauricio Macri (2015 – 2019), mediante el decreto presidencial 3720-E/2018, agilizó la homologación de títulos venezolanos “ante el volumen significativo de revalidaciones de extranjeros provenientes de Venezuela”. 

La medida facultó a la Dirección Nacional de Gestión y Fiscalización Universitaria a convalidar títulos, diplomas o grados académicos universitarios expedidos por instituciones debidamente reconocidas de la República Bolivariana de Venezuela.

A su vez, la disposición N° 931/2018 “crea un comité de seguimiento de los procesos de convalidación con entidades que nuclean a venezolanos en el país”. 

Al pie del cañón durante la pandemia

Con la llegada del coronavirus a Argentina en marzo de 2020, pese a un panorama de máxima exigencia para el sistema sanitario, los médicos venezolanos también han puesto su grano de arena para atender a los pacientes. 

Entre decisiones presidenciales, una medida que les facilitó aún más sumarse de manera prácticamente inmediata fue la firma del decreto 260/2020, que autoriza la contratación y ejercicio ―aunque excepcional y temporaria― de profesionales y técnicos de la salud titulados en el extranjero aunque sus títulos no estén revalidados por las autoridades argentinas. 

Así, doctores como Nélson Quijada, cirujano cardiovascular de unos 30 años de edad, pasó de trabajar en otro tipo de actividades a ponerse la bata blanca, como en otros tiempos.

“La experiencia ha sido buena porque hemos tenido oportunidad de trabajar. Antes no podía por no tener lista la convalidación”, reconoció Quijada desde Pilar, provincia de Buenos Aires.

“Me ha tocado trabajar en internación y cuidados críticos. Ha sido duro en cuanto al trabajo pero ha habido reconocimiento. Si te acercas a un hospital y necesitan gente, te contratan”, agregó.

Como Quijada, aproximadamente otros 400 médicos venezolanos que no tienen convalidados sus documentos se incorporaron a trabajar en medio de la pandemia según estimaciones de Asomevenar.

Formosa, un caso aparte dentro de Argentina

Gobernada desde 1995 ininterrumpidamente por Gildo Insfran, la provincia de Formosa (noreste, fronteriza con Paraguay) ha estado bajo la lupa de la ONU, la Corte Suprema, ONG y dirigentes opositores por la manera en la que las autoridades locales han gestionado la pandemia. 

Entre otras medidas, los formoseños tenían prohibido salir de su provincia, mientras que el resto de los argentinos tampoco podían entrar. Al mismo tiempo los comercios permanecieron cerrados, y sus ciudadanos tenían impedimentos para desplazarse incluso entre las distintas localidades del distrito. 

No fue hasta noviembre de 2020, mediante un fallo de la Corte Suprema, cuando volvieron a abrirse las fronteras. Y en marzo de 2021, ante nuevas restricciones para la actividad laboral, distintas protestas fueron reprimidas por la policía local, lo cual generó el rechazo internacional. 

Antes de que se declarara la emergencia sanitaria, en enero de 2020, Elsy Celis y su esposo se mudaron del barrio porteño de Palermo a Formosa. Los motivos fueron, tanto laborales, como económicos.

“Estábamos viviendo de unos ahorros y cuando se dio esta oportunidad nos dieron todas las facilidades: nos consiguieron una casa con un mes de alojamiento, almuerzo, cena, y la propia provincia tramitó la licencia para poder ejercer como médico”, rememoró. 

Comunicado asomev
Comunicado de la ONU

Especializada en pediatría, Celis se sumó a los médicos del hospital de Laguna Blanca, un pueblo rural a dos horas de la capital provincial caracterizado por un clima casi tropical, en el cual los lugareños conviven entre aborígenes locales. Sus jornadas de trabajo, sostuvo, eran extensas, pero se siente contenta de haber sido partícipe. 

“Había mucho trabajo. A veces tocaban guardias de 24 horas por 24 horas seguidas, con pequeños descansos. Sabes cuando entras, no a qué hora sales. Uno como médico quiere ayudar, colaborar. Quedé muy agradecida por la experiencia y por el equipo”, añadió.

Reconoció, sin embargo, que en un principio se les dificultó separarse de su hija, que se quedó en la Ciudad de Buenos Aires para completar su carrera universitaria. Precisamente, por permanecer en el mismo país, no creyeron que fueran a tener dificultades en verla cuando tuvieran la oportunidad. 

En noviembre nos planteamos volver a Buenos Aires, en parte por el sistema de ‘cuarentena y aislamiento´, por si quedábamos aislados y no podíamos volver a salir. Además, para nosotros es muy importante apoyar a nuestra hija, que ya se gradúa en julio”, sintetizó.

Argentina, entre cierres y vacunación 

Entre el 22 y el 30 de mayo, el presidente Alberto Fernández dictó las restricciones más estrictas que han regido en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. Solo podían circular en las calles y usar transporte público los trabajadores esenciales, mientras que los comercios no podían atender con público y los bares y restaurantes solo podían despachar por delivery o para llevar. 

Argentina, en ese tramo, superó la barrera de 75.000 fallecidos por covid-19 y batió, en varias ocasiones, sus récords de contagios diarios, con reportes de más de 35.000 casos. 

Miles de médicos venezolanos fortalecen el sistema sanitario de Argentina
Alberto Fernández, presidente de Argentina. Foto: Cortesía

En paralelo, arribaron lotes con 2.785.200 dosis de vacunas en esa semana (según el Ministerio de Salud) y se aceleró el ritmo de vacunación, en vísperas de la llegada del invierno. Y en ese contexto, el médico Wilmer Bracho, si bien es optimista, invita a no bajar la guardia.

“A nivel mundial nadie puede decir que esto ha sido fácil. Hay que cuidarse. La segunda ola está complicada pero tenemos más experiencia sobre cómo comportarnos como médicos, cómo tratar con los pacientes o cómo se comporta el virus; hay menos ensayo y error que en el comienzo”, apuntó.

Así, aunque la pandemia parece lejos de amainar, los médicos venezolanos se mantienen a disposición, tanto en la Capital Federal como en las otras 23 provincias, para atender pacientes justo en el momento en que más lo necesitan, mientras que a la par, los que no habían podido retomar su profesión, hallan una oportunidad de oro en medio de la crisis.