Obra de teatro analiza cómo las relaciones de parejas marcan la vida de sus hijas
Lali Armengol, guionista y dramaturga, crea y recrea en una obra de teatro cómo un padre ausente, pero al que admiran, moldea conductas machistas y sentimientos que producen sufrimiento y frustración. También invita a que surjan reflexiones desde la fortaleza y no desde el miedo
Ana Carolina Arias –IPYS, 27/09/24
“Mi papá me llevaba a la escuela”, “a mi no”. “Yo no sé quién es mi papá”, “el mío siempre estaba aquí”. “Mi papá es mi papá. Mi papá es mi mamá”. “Es mi papá, no el tuyo”.
Lali Armengol, guionista, dramaturga, recrea con estas expresiones en su obra de teatro “Hermanistrastras” presentada en la isla de Margarita, experiencias de niñas con padres de hogares compartidos, y de acuerdo a lo que señala, es una realidad más común de lo documentado y con mayores consecuencias en las mujeres de lo que pareciera, aunque no todas negativas.
“Me llamaba mucho la atención las personas que tienen un padre ausente y lo admiran, lo alaban y hablan de él como si estuviera presente, y con la obra me di cuenta que es más común de lo que imaginaba por la naturalización del hecho, porque el machismo ha llevado a creer que todo es posible y no es grave, además, que se puede vivir así”, señala, al hablar de su motivación sobre el tema.
Armengol tiene más de tres décadas utilizando el arte teatral para mostrar temáticas de género, violencia contra la mujer, discriminación, cultura patriarcal, ligando su carrera teatral a movimientos feministas del año 1983, cuando en el marco de la declaración del decenio para la mujer, en Venezuela también surgieron grupos feministas que impulsaron sobre todo, reformas al Código civil incluyendo en ello situaciones referidas al matrimonio, la patria potestad, distribución del patrimonio, derechos conyugales, entre otros.
“Quise escribir sobre esa ausencia y la relación de las/los hermanas/as, porque allí se refleja la familia en simultáneo y el sentir de la mujer, y me di cuenta que es un tema que quizás se ha naturalizado tanto que se habla poco. Fue muy sorprendente porque incluso dentro del grupo había personas que tenían que ver con eso, y cuando hacíamos ensayos generales era muy revelador y nos iba dando ángulos de abordaje”, cuenta la escritora.
Al fenómeno creciente de parejas que se unen aportando hijos de relaciones anteriores se le ha dado el nombre de familias reconstituidas, y por tanto la relación de estos se define como “hermanastros” o “hermanos de vínculo sencillo”, para designar a los que únicamente tienen en común uno de sus progenitores, inclusive en países como España se ha legislado en procura que el bienestar de los menores sea siempre la máxima prioridad.
Precisamente, Armengol señala que un punto de interés que desarrolló fue el del sufrimiento, porque pareciera que no lo hubiera, ante la tarea que se da la mujer de hacer presente a un padre que en la realidad no existe, pero viviendo la situación en infancia, adolescencia o en la madurez, al final es un fantasma y crea sentimientos. Sin embargo, en su obra utiliza el cómic y las heroínas, para que las reflexiones que surjan sean desde la fortaleza y no el miedo.
En el año 2021, Unicef trabajó el lema “Ser papá es el mejor trabajo del mundo, pero el más difícil también” para hablar de la importancia del padre en la crianza de niños y niñas, y destacó estudios que indican que una paternidad activa entrega múltiples beneficios para niños y niñas ya que estos se desarrollan más sanos y mejor.
Dice Armengol, “es elemental que la mujer reflexione, y eso es lo que valoro después de la obra Hermanistrastras. Cuando en mis principios actuábamos en la calle pensaba que íbamos a transformar muchas cosas, pero la realidad me ha dicho que los cambios son lentos, inclusive que generalmente es individual, pero el hecho que la gente pueda verse, reflejarse, encontrarse y repensar cosas, para mí eso ya está bien, por eso uso el teatro para hablarle a las mujeres. Cada quien verá donde ubica su dolor, si fue trauma o no lo fue, o hizo borrón y cuenta nueva, cada quien tendrá su solución o manera de resolverlo, lo importante es que lo vea”.
En ese transitar feminista, está segura que en la medida que las mujeres logren autonomía desarrollarán más herramientas para vivir en sanas condiciones. “Todavía hay casos en los que la persona no ha obtenido un nivel de autonomía suficiente y se arrastra toda la cultura patriarcal que lleva en el ADN, y acepta lo que uno piensa que no debe aceptar”, sostiene, pero tampoco pierde de vista que, cada vez la mujer está asumiendo un papel mucho más autónomo y eso son signos de libertad para decidir.
Educación: impulso económico y fuente de cambio
Sobre el tema, Susana Obediente, miembro del Colegio de psicólogos en el estado Nueva Esparta, afirma que uno de los principales trabajos a realizar para proteger a las niñas es enfocarse en su educación, pues es un paso adelante para su auto sustento económico.
“Las niñas, adolescentes y adultas que se empoderan son las que logran apartarse de parejas o relaciones maltratadoras, porque reconocen lo valiosas que son y se sienten capaces de salir a la calle y obtener su propio sustento. Es fundamental que las mujeres se preparen académicamente, se formen en un oficio o desarrollen habilidades para monetizar, porque si no tienen un medio para la independencia económica es difícil avanzar”.
Habla del término “sugar daddy” porque sostiene que es una de las maneras como se ha pretendido creer en la independencia de la mujer, pero está muy lejos de significar empoderamiento, fortaleza, capacidad.
La educación figura desde hace muchos años como una prioridad en los derechos de la mujer y el camino hacia la igualdad de género, pero aún con los importantes avances logrados desde el primer reconocimiento del derecho universal a la educación en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, este derecho está lejos de ser una realidad para muchas niñas y mujeres. Además, incluso cuando está garantizado, no está protegido contra posibles retrocesos.
En el marco de la iniciativa de la UNESCO “Su educación, nuestro futuro”, se reafirma la importancia de contar con marcos jurídicos nacionales sólidos que se basen en los derechos, respondan a las cuestiones de género y sean inclusivos, abarcando temas como la duración de la enseñanza obligatoria y gratuita, la edad del matrimonio, la violencia basada en cuestiones de género o el derecho a la educación durante el embarazo, así como la ratificación de los tratados internacionales.
Pero para Obediente, a la par de las leyes tiene que haber un fortalecimiento en valores. “La crianza machista sobredimensiona la figura del hombre, y, a partir de allí, las mujeres no ponen límites a compartir el afecto de un hombre, incluso mostrando conductas poco solidarias con nuestro género; que no me importe lo que tenga que compartir, allí empieza la valía que te das como persona y ser humano.
“Acaso te mereces compartir el afecto, el tiempo de una persona, y creer el cuento de que me voy a divorciar. El problema es que las mujeres justificamos cosas y la prevención de la consecuencia no la tenemos clara”, sostiene.
Como especialista, estima que la gente crece más con una historia aprendida que con trauma, por eso cree en la importancia de fortalecer su crecimiento para que decida si quiere una relación igual o construir una más sana.
“¿Que tan traumático puede ser para una hija vivir la ausencia del padre?, todo depende de cómo la madre le cuente o le haga vivir la historia, como un fantasma o la realidad, entendiendo que nunca será fácil explicar que una es la amante y la otra la esposa, que una familia es socialmente aceptada y la otra no”.
Insiste en que hay que prevenir, formar educar, para que las mujeres no decidan compartir esa situación afectiva que a la larga lo que trae es dolor y en efecto cadena, “y cuando una relación se convierte, no en afecto sino en subsistencia, es más triste todavía”, concluye.
Con “Hermanistrastras”, obra puesta en escena en la isla de Margarita en junio pasado, la autora desarrolla un tema poco abordado, pero lo humaniza con experiencias reales y pone en el tapete que los padres ausentes marcan la vida de las familias, en especial de las niñas. Se trata de situaciones reales, y que si bien se desarrollan durante la crianza, con lo anterior tanto las especialistas como la dramaturga buscan que las personas asuman sus derechos de vida desde afectos sanos.
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