¿Quizá pensaba que la expresión «todo es gracia» era de Georges Bernanos? Por supuesto, su Journal d'un curé de campagne (Diario de un cura de campo) termina con la muerte del párroco de Ambricourt, el héroe de la novela: «Entonces pronunció distintamente, aunque con extrema lentitud, estas palabras que estoy seguro de estar reportando muy exactamente: »¿Qué importa? Todo es gracia». Creo que murió casi inmediatamente». Pero Bernanos es un gran lector de Teresa y utiliza su expresión en un contexto similar: el hecho de no poder recurrir a los sacramentos en el momento de la muerte. Teresa teme morir por sorpresa cuando ya no pueda tragar ni comulgar; el sacerdote de Bernanos no puede recibir el sacramento de los enfermos para prepararse a la muerte.
Teresa tiene aquí razón teológicamente: los sacramentos son la vía ordinaria de la gracia a través de la cual Dios se nos da. Y es nuestra responsabilidad recurrir a ellos, pues sabemos que es así como Dios ha elegido comunicarse. Pero, en determinadas circunstancias, Dios puede elegir darse a nosotros de otras maneras; ésa es su libertad, y nosotros debemos acogerla, como Teresa, con esa misma libertad.
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