Noticias de Nueva Esparta

LA PROSTITUCIÓN INFANTIL ES UN DRAMA EN VENEZUELA

Rodulfo González

No existe lugar de   Venezuela  donde la prostitución infantil no se produzca abierta o encubiertamente. Esta problemática social se ha agudizado a raíz de la bárbara implantación del denominado “paquete económico” a partir de 1989 que masificó la pobreza, la cual se consolidó a partir de la llegada a la Presidencia de la República del teniente coronel ® Hugo Chávez Frías en febrero de 1999, un mediocre oficial de paracaidismo, que había fracasado el 4 de febrero de 1992 en un golpe de Estado y magnicidio  en contra del presidente Carlos Andrés Pérez.

Bastaría pasar la vista por las memorias e informes del extinto Instituto Nacional del Menor, de los cuerpos policiales, del Ministerio Público  y de la extinta Oficina Central de Estadística e Informática para comprobar que esta anomalía social abarca todo lo largo y ancho del país con cifras realmente asombrosas y preocupantes,  porque comprende niños de ambos sexos y de todas las edades.

Por otro lado llama la atención el poco interés de los organismos de protección al menor y de las instituciones policiales no para erradicar esta lacra social, porque ello es imposible, sino para sancionar con todo el rigor de la ley a quienes se lucran con la trata sexual de niños y facilitan su ejercicio.

 Una investigación a fondo de los datos que diariamente publican los periódicos nacionales sobre los famosos centros de masaje, salones de belleza y academias para la formación artística,  permitiría a las autoridades detectar el sofisticado ensamblaje que emplean los tratantes sexuales para nutrir su mercado de esa atractiva mercancía humana constituida por inexpertas jovencitas, y también chicos, por cuanto todo es posible en el submundo de la prostitución.

De cuando en cuando, sin embargo, las autoridades policiales y de protección al menor se sensibilizan ante el problema. En 1965. en el Municipio Sucre del Estado Miranda, el extinto  Departamento de Ayuda Juvenil efectuó un operativo de profilaxis social dirigido a rescatar menores de la prostitución y establecer las responsabilidades de los adultos involucrados en ella. El operativo contó con el apoyo del también extinto Cuerpo Técnico de Policía Judicial y se extendió el año siguiente al interior del país,  rescatándose solamente en Maturín y sus alrededores una treintena de muchachitas de los prostíbulos.

 En mayo de 1968, la Delegación del mencionado organismo,  a cargo  del abogado Pastor Alberto Palacios, procedió al allanamiento de una casa de citas, “Residencias Capri”, localizando en su interior a diez menores de edad, comprendidas entre los 15 y los 17 años, presuntamente estudiantes de institutos de educación secundaria.

-Las menores –explicaría Palacios- eran llevadas a ese sitio con la complicidad de la administración.

El gang de la prostitución

En mayo de 1962 funcionarios policiales allanaron en Caracas el “Sambor’s Club” detectando la existencia de un gang de traficantes de menores para dedicarlos a la prostitución.

Como cabecilla de la organización aparecía un presunto prestidigitador o ilusionista que se hacía llamar Levi Chang, pero cuyo real nombre era Nélido Lima Castañeda, nativo de Santa Cruz de Tenerife. Las actividades del gang eran encubiertas con la fachada legal de “Escuela para Modelos” y “Oficina de Empleos”. En los periódicos de la capital publicaban tentadoras ofertas de trabajo: 42 bolívares para las telefonistas y 65 bolívares diarios para las participantes en el modelaje. Ofertas realmente atractivas entonces, cuando el sueldo de esas profesionales era irrisorio y la moneda venezolana tenía un alto poder adquisitivo.

Sobre este sonado caso policial escribió el periodista Carlos Fraser, de El Nacional:

-A varias de ellas, a las que lograron persuadir y engañar, las obligaron a modelar con escasas ropas y, transcurrido algún tiempo, completamente desnudas. Mientras desde un ángulo tomaban fotos, como si se tratara de modelos profesionales en estudios de pintores o escultores, cámaras ocultas trabajaban desde otros ángulos. Con este sistema confeccionaban álbumes fotográficos, Posteriormente los vendían a precios altos.

No siempre la explotación de los menores en la prostitución asume sofisticadas manifestaciones. Al lado opuesto de las organizaciones que usan los medios de comunicación social y empresas aparentemente legales para comercializar la prostitución infantil,  actúa el proveedor independiente que no tiene ningún jefe y procede por “motus propio”. De los millares de casos que conocí en la División de Menores del extinto Cuerpo Técnico de Policía Judicial mencionaré uno, el de Luisa, de 14 años y oriunda de un remoto caserío del Estado Miranda.

La jovencita se encontraba en la vía esperando que pasara un autobús para dirigirse a su casa. Un hombre muy elegante, manejando un vehículo lujoso se le acercó, preguntándole: ¿Buscas trabajo? Yo te puedo colocar en una fuente de soda muy decente donde nadie te va a molestar. La menor, atraída por la oferta de trabajo, acompañó al hombre a Caracas, donde efectivamente fue colocada en una fuente de soda familiar. En este local trabajó algún tiempo, siempre bajo el control permanente de su aparente protector, quien le propuso que como se hallaba sola y no podía regresar a su casa porque la iban a matar a palos, lo mejor era trabajar en la calle para conseguir más dinero.

Subasta de niñas en Táriba

En octubre de 1971 la revista Ciencia y Técnica Contra el Crimen,  un reportaje firmado con las iniciales F.C.N., registró la subasta de muchachas en el mercado de Táriba, Estado Táchira, “al estilo de los antiguos mercaderes orientales que vendían esclavas”. El procedimiento, según las explicaciones del autor del reportaje, era el siguiente:”Por un altoparlante un individuo anuncia en diversas oportunidades que se presenten en el atractivo mercado campesino, tal como un experto en la composición de planchas dentales… o contratación de muchachas que están dispuestas a servir de domésticas en Caracas o Maracaibo”.

Advirtió F.G.N. que “Algunas de estas jóvenes, o muchas de ellas, van a casas de familias respetables, pero un buen número. . .caen directamente en medios asociados a la prostitución o tras una rápida secuencia de alternativas... caen en el desenfreno y el vicio”.

JOSEFINA BUSCA EMPLEO

De los muchos casos que conocí directamente en la División de Menores del extinto Cuerpo Técnico de Policía Judicial, el de Josefina, jovencita de 17 años fugada del hogar el 25 de noviembre de l965,permite ilustrar sobre una de las formas empleadas generalmente por los mercaderes de la carne en Caracas para proveerse de chicas.

Abandonada la residencia familiar con el objeto de encontrar trabajo, la chica adquirió el diario Últimas Noticias y pasó la vista por la sección de empleo de las páginas de avisos clasificados. Uno de los anuncios le llamó la atención:

“Se solicita masajistas

o mujeres jóvenes interesadas en aprender la profesión, sin requisitos de instrucción ni conocimientos previos”.

Como le pareció atractiva la oferta de empleo, Josefina tomó un teléfono público y discó el número que aparecía indicado en el aviso. Le respondió una dama, con quien concertó un inmediato encuentro.

-Al presentarme a la dirección que me indicó la mujer -relató la menor- me hizo pasar a un cuarto donde me dijo que me quitara la ropa para empezar el entrenamiento. Al rato se presentó un cliente y la mujer me instruyó para que le aplicara un masaje. Pero antes despojó al hombre de la toalla que le cubría los órganos sexuales, abandonó la habitación y la cerró por fuera. El individuo trató de violarme, pero como me opuse, me dejó tranquila. Luego llamó a la mujer para reclamarle mi actitud. Ésta se presentó y me recriminó. Me defendí alegando que estaba nerviosa, que no volvería a ocurrir”.

La joven se marchó y concertó una nueva cita con la mujer para el día siguiente a las nueve de la mañana. En esta ocasión Josefina acudió a la cita, pero acompañada de una trabajadora social.

Registrado el local, fueron localizados numerosos libros pornográficos y fotografías de igual índole. En el libro de clientes encontrado en el falso salón de masajes aparecían nombres de congresistas, líderes sindicales y políticos, personeros influyentes del gobierno, militares de alto rango, hombres de negocio, abogados y otros profesionales  asiduos asistentes al encubierto antro del vicio.