La Asunción, 414 años
No son muchos quienes conocen y valoran esta efeméride. La confusión acerca de nuestros orígenes nos hace sentir inseguros.
Manuel Narváez narvaezchacon@gmail.com
Sol de Margarita, 27 Nov, 2014 | El 27 de noviembre de 1600 el rey Felipe III, mediante sendas cédulas reales, concede a La Asunción su título de ciudad y su escudo de armas. Cuatrocientos catorce años transcurrieron desde que el monarca español dejó asentado "Por la presente quiero y es mi voluntad que de ahora y de aquí en adelante, para siempre jamás, el dicho pueblo sea y se intitule la Ciudad de La Asunción".
No son muchos quienes conocen y valoran esta efeméride. La confusión acerca de nuestros orígenes nos hace sentir inseguros; por ello, nos acercamos con desconfianza a la vertiente española de nuestra identidad. Sabemos que nuestros ancestros son aborígenes americanos, colonos europeos y esclavos africanos; pero no sabemos cómo entender y cómo asumir esta condición mestiza. Somos descendientes de la india violada y del español violador; del negro martirizado y del amo explotador. Olvidamos que las herencias se reciben completas, con lo bueno y lo malo.
En los tiempos que corren, ha ganado espacio la idea del rechazo a la herencia hispánica como forma de expiación del sufrimiento causado a la población indígena durante la conquista. Condenando a España y a los españoles supuestamente pretendemos reparar el "genocidio".
Hace algunos años, en La Asunción, un busto erigido en honor de Bernardo de Vargas Machuca, fue desmontado en remedo de la destrucción de la estatua de Colón en el paseo caraqueño de Los Caobos. Fue un gesto menos teatral, pero igualmente afectado de infantilismo histórico.
A propósito del revanchismo en contra de lo español, comparto una breve anécdota. Evaristo Sánchez es un amigo gallego implantado en Margarita desde hace muchos años. Me cuenta Evaristo que a su llegada de España, le molestaba que algunas personas le echaran en cara que "tus abuelos españoles eran asesinos que diezmaron a los indígenas americanos". Frente a tales desplantes, aprendió a responder de la siguiente manera: "quienes mataron a los indios fueron tus abuelos, porque los míos nunca salieron de España".
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