La Natividad del Señor ilumina una vez más con su luz las tinieblas que con frecuencia envuelven nuestro mundo y nuestro corazón, y trae esperanza y alegría. ¿De dónde viene esta luz? De la gruta de Belén, donde los pastores encontraron a “María y a José, y al niño reclinado en el pesebre”.
Ante la Sagrada Familia surge otra pregunta más profunda: ¿cómo pudo aquel niño pequeño y débil traer al mundo una novedad tan radical como para cambiar el curso de la historia? ¿No hay, tal vez, algo de misterioso en su origen que va más allá de aquella gruta?
La pregunta sobre el origen de Jesús, la misma que plantea el procurador Poncio Pilato durante el proceso: “¿De dónde eres tú?”. Sin embargo, se trata de un origen bien claro. En el Evangelio de Juan, cuando el Señor afirma: “Yo soy el pan bajado del cielo”, (…) “No vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis”
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