Golpe de reflexión
ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS | EL UNIVERSAL
jueves 10 de diciembre de 2015 12:00 AM
El contundente triunfo opositor en la recién habida elección de diputados, debe forzar al Gobierno a una honda reflexión: si con gran facilidad hilvanó una larga serie de triunfos en tres lustros ¿cuáles serán las causas de su tajante derrota?
Ha mucho, cuando fui magistrado de la Sala Penal del Tribunal Supremo e incluso por años su presidente hasta 2005 (año de mi espontáneo retiro), he juzgado erróneas algunas políticas gubernamentales; pero esto no lo expreso públicamente ahora ni en vista del insólito resultado electoral: desde entonces lo manifesté con rotundidad y reiteración en mis artículos en El Universal; en entrevistas de prensa, radio y TV; en un debate en la Asamblea General sobre la criminalidad y el COPP (asistieron el Fiscal General y el Defensor del Pueblo); y hasta en el Proyecto de Código Penal del TSJ (2004) me referí a "la política del todo inconveniente del Gobierno ante la criminalidad"...
1) Me ratifico en el criterio de "la política del todo inconveniente del Gobierno ante la criminalidad". Los Gobiernos de todos los países deben afrontarla con suprema conciencia y determinación. Si no, fracasan en esa responsabilidad eminente que les atañe cuanto a crear un orden jurídico para proteger a la ciudadanía: ésa es su principal misión y como asevera el penalista más grande del mundo, "Un Estado en el cual el Derecho penal no ofrece una protección efectiva, ya no sería un Estado de Derecho" (aludí con el debido respeto al alemán Roxin). El Gobierno cayó en el anatema de Freud al enseñar que "Cuando se comienza cediendo en las palabras, se acaba por ceder en el fondo". Potísima prueba es el conjunto de términos de los cuales usa y abusa para calificar a los criminales: "muchachos", "buenandros", "hermanos" y "privados de libertad", repetidos al abrigo de pasmosas zalamerías que pervierten la noción de justicia, que abomina de carantoñas con asesinos, violadores y secuestradores. De ese inaudito trato con criminales no se tenían noticias en el universo mundo. Tales asombrosos arrumacos enervan toda reacción estatal justiciera (como la que tarde tuvo el Gobierno últimamente) y denuncian una blandenguería que indigna a las víctimas y a sus dolientes (los pobres principalmente), más que hartos de sufrir por causa de los criminales y ver cómo están amadrigados en la impunidad y cómo ha habido "reuniones" y hasta "pactos" con bandas: por eso he insistido en que los más efectivos opositores (en función de restar apoyo al Gobierno) son los delincuentes...
2) La política económica del Gobierno ha sido desacertada. Ese constante y exagerado enfrentamiento con la empresa privada (resabio del comunismo que fracasó en todas partes y que por fortuna aquí no fue salpimentado por el Gobierno, que sólo lo asomó y asoma) es imprudente. Una empresa privada vigorosa y próspera es indefectible factor de progreso. Es verdad que el capitalismo cayó en abusos tan inmisericordes cuan detestables y por ello se granjeó las censuras más severas de los intelectuales y hasta el propio Papa Juan Pablo lo demonizó como "salvaje"; pero se le deben imponer controles y correctivos adecuados, mas no llegar a excesos que desanimen la producción. En todo caso no se debe pelear -con razón o sin ella- para perder: fue temerario el pleito sin sólida retaguardia porque no se actuó sobre seguro. Fue insensato el pelear a fondo con los proveedores de medicamentos y víveres, si después no se podía yugular su represalia de contrabandear, esconder y hasta destruir esos recursos para dejar al pueblo padeciendo o muriendo de mengua y, dicho sea al pasar, se debe declarar una emergencia sanitaria por tan grave carencia.
3) La explosión demográfica venezolana del siglo XX (duplicación de la población cada 20 a 25 años) ha originado tremendo desequilibrio entre necesidades y recursos, con efectos harto desfavorables para el bienestar del pueblo; bienestar que es y debe ser el objetivo último y primero de todo Gobierno. Es el malestar el que ha ido en aumento: el malestar colectivo y la patología social. Es increíble que un Gobierno que ha hecho tánto por la salud pública y los más necesitados, no tenga en serio una política de población (hasta la declaró natalista) y la deje proliferar (de allí viene "proletariado") sin medida en perjuicio del pueblo llano. Por si fuere poco, la multiparidad excesiva afecta a las madres.
El Gobierno propinó sonora bofetada a quienes dudaban de su talante democrático -incluso en países perfectamente antidemocráticos- cuando el presidente Maduro reconoció el triunfo, lo cual nunca hizo la oposición que siempre desconoció ("¡fraude!") la seguidilla de triunfos del Gobierno pese a ser aplastada en las urnas (del sufragio) y a que el expresidente estadounidense Carter (al que irrespetó en el restaurante Il Caminetto) aseguró que "el sistema electoral venezolano "es el mejor del mundo".
Ojalá la pluralidad fomente el ideal diálogo negociador y la mentalidad democrática en los que prefieren la vía violenta...
aaf.yorga@gmail.com
Ha mucho, cuando fui magistrado de la Sala Penal del Tribunal Supremo e incluso por años su presidente hasta 2005 (año de mi espontáneo retiro), he juzgado erróneas algunas políticas gubernamentales; pero esto no lo expreso públicamente ahora ni en vista del insólito resultado electoral: desde entonces lo manifesté con rotundidad y reiteración en mis artículos en El Universal; en entrevistas de prensa, radio y TV; en un debate en la Asamblea General sobre la criminalidad y el COPP (asistieron el Fiscal General y el Defensor del Pueblo); y hasta en el Proyecto de Código Penal del TSJ (2004) me referí a "la política del todo inconveniente del Gobierno ante la criminalidad"...
1) Me ratifico en el criterio de "la política del todo inconveniente del Gobierno ante la criminalidad". Los Gobiernos de todos los países deben afrontarla con suprema conciencia y determinación. Si no, fracasan en esa responsabilidad eminente que les atañe cuanto a crear un orden jurídico para proteger a la ciudadanía: ésa es su principal misión y como asevera el penalista más grande del mundo, "Un Estado en el cual el Derecho penal no ofrece una protección efectiva, ya no sería un Estado de Derecho" (aludí con el debido respeto al alemán Roxin). El Gobierno cayó en el anatema de Freud al enseñar que "Cuando se comienza cediendo en las palabras, se acaba por ceder en el fondo". Potísima prueba es el conjunto de términos de los cuales usa y abusa para calificar a los criminales: "muchachos", "buenandros", "hermanos" y "privados de libertad", repetidos al abrigo de pasmosas zalamerías que pervierten la noción de justicia, que abomina de carantoñas con asesinos, violadores y secuestradores. De ese inaudito trato con criminales no se tenían noticias en el universo mundo. Tales asombrosos arrumacos enervan toda reacción estatal justiciera (como la que tarde tuvo el Gobierno últimamente) y denuncian una blandenguería que indigna a las víctimas y a sus dolientes (los pobres principalmente), más que hartos de sufrir por causa de los criminales y ver cómo están amadrigados en la impunidad y cómo ha habido "reuniones" y hasta "pactos" con bandas: por eso he insistido en que los más efectivos opositores (en función de restar apoyo al Gobierno) son los delincuentes...
2) La política económica del Gobierno ha sido desacertada. Ese constante y exagerado enfrentamiento con la empresa privada (resabio del comunismo que fracasó en todas partes y que por fortuna aquí no fue salpimentado por el Gobierno, que sólo lo asomó y asoma) es imprudente. Una empresa privada vigorosa y próspera es indefectible factor de progreso. Es verdad que el capitalismo cayó en abusos tan inmisericordes cuan detestables y por ello se granjeó las censuras más severas de los intelectuales y hasta el propio Papa Juan Pablo lo demonizó como "salvaje"; pero se le deben imponer controles y correctivos adecuados, mas no llegar a excesos que desanimen la producción. En todo caso no se debe pelear -con razón o sin ella- para perder: fue temerario el pleito sin sólida retaguardia porque no se actuó sobre seguro. Fue insensato el pelear a fondo con los proveedores de medicamentos y víveres, si después no se podía yugular su represalia de contrabandear, esconder y hasta destruir esos recursos para dejar al pueblo padeciendo o muriendo de mengua y, dicho sea al pasar, se debe declarar una emergencia sanitaria por tan grave carencia.
3) La explosión demográfica venezolana del siglo XX (duplicación de la población cada 20 a 25 años) ha originado tremendo desequilibrio entre necesidades y recursos, con efectos harto desfavorables para el bienestar del pueblo; bienestar que es y debe ser el objetivo último y primero de todo Gobierno. Es el malestar el que ha ido en aumento: el malestar colectivo y la patología social. Es increíble que un Gobierno que ha hecho tánto por la salud pública y los más necesitados, no tenga en serio una política de población (hasta la declaró natalista) y la deje proliferar (de allí viene "proletariado") sin medida en perjuicio del pueblo llano. Por si fuere poco, la multiparidad excesiva afecta a las madres.
El Gobierno propinó sonora bofetada a quienes dudaban de su talante democrático -incluso en países perfectamente antidemocráticos- cuando el presidente Maduro reconoció el triunfo, lo cual nunca hizo la oposición que siempre desconoció ("¡fraude!") la seguidilla de triunfos del Gobierno pese a ser aplastada en las urnas (del sufragio) y a que el expresidente estadounidense Carter (al que irrespetó en el restaurante Il Caminetto) aseguró que "el sistema electoral venezolano "es el mejor del mundo".
Ojalá la pluralidad fomente el ideal diálogo negociador y la mentalidad democrática en los que prefieren la vía violenta...
aaf.yorga@gmail.com
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