Un comerciante cretense había robado un hermoso icono de la Virgen con el Niño, con intenciones de venderlo. Al llegar a Roma, enfermó gravemente. En sueños, vio a la Virgen que lo invitaba a depositar el icono en un lugar honorable para que ella fuese venerada.
“¡Atención! Muchas veces he solicitado que me saquen de esta casa y no me han creído. Es necesario hacerlo ahora lo más pronto posible para que yo pueda encontrar un lugar donde ser venerada”.
El comerciante contó esto a su anfitrión romano y murió. Su hija vio a la Virgen que le dijo: “Va en busca de tu madre y tu abuelo y diles: Santa María del Perpetuo Socorro les advierte que la saquen de la casa, si no todos desaparecerán.”
El icono fue depositado en una iglesia de Roma, donde fue venerado durante tres siglos, después fue confiado por el Papa a los Redentoristas que, durante sus misiones populares, repartieron copias con su devoción a las familias y a las parroquias.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario