El fracaso y el dólar
Los países necesitan abrirse. Para que unos productos entren y otros se exporten
OSCAR ARNAL | EL UNIVERSAL
martes 9 de febrero de 2016 12:00 AM
Al comenzar a leer el libro "Por qué fracasan los países", escrito por dos profesores de Harvard y MIT, se plantea el dilema de si es debido a unos gobernantes que no tienen idea de cuáles políticas conducen al desarrollo, ni se rodean de expertos, o si la causa es que los políticos en el gobierno actúan en función de solo acumular poder y enriquecerse a costa del bien común.
Siento que las dos posibilidades se combinan y un país con tantos recursos como Venezuela fracasa debido a que quienes gobiernan repiten políticas que colapsaron a los Estados de la órbita soviética en el pasado, y además a que la actual oligarquía en el poder ha pretendido perpetuarse creando unas estructuras que incentivan la corrupción.
El costo de la vida, por ejemplo, está controlado en el planeta. Incluso en América Latina o en los países OPEP la inflación promedia un dígito, y aquí supera el 200%. Es evidente que la masa monetaria no se corresponde con la producción. La máquina de crear dinero se ha puesto a funcionar y el bolívar pierde valor cada día. No hay peor impuesto para el bolsillo. Lo mismo sucede con el control cambiario. Resulta que un régimen controlado, tiene como objetivo el evitar que las reservas se agoten, por la fuga de capitales. Un control de cambio es una especie de torniquete para parar un derramamiento de sangre, que si se mantiene más del tiempo debido genera gangrenas que producen efectos devastadores. La prueba es que en el paralelo se siguen comprando dólares a cualquier precio. Y que las reservas siguen palo abajo. Adicionalmente, los cambios múltiples son fuentes de una inmensa perversión, al hacer ricos a aquellos que logran dólares preferenciales. Cualquier saldo restante o importación con estos dólares tiene una rentabilidad descomunal.
En definitiva, políticas, el dólar y un modelo desastroso, que no estimulan la producción y la creación de mercados, que fijen precios en el cruce de la oferta y la demanda. Los países necesitan abrirse. Para que unos productos entren y otros se exporten. Y prevalezcan los que tienen la mejor combinación de precio y calidad. El cambio tendría que estar acompañado de mucha seguridad jurídica para atraer inversiones y empezar a crecer. Hoy es necesaria una urgente rectificción. O corren o se encaraman.
oscar.arnaln@gmail.coml
@oscarArnal
Siento que las dos posibilidades se combinan y un país con tantos recursos como Venezuela fracasa debido a que quienes gobiernan repiten políticas que colapsaron a los Estados de la órbita soviética en el pasado, y además a que la actual oligarquía en el poder ha pretendido perpetuarse creando unas estructuras que incentivan la corrupción.
El costo de la vida, por ejemplo, está controlado en el planeta. Incluso en América Latina o en los países OPEP la inflación promedia un dígito, y aquí supera el 200%. Es evidente que la masa monetaria no se corresponde con la producción. La máquina de crear dinero se ha puesto a funcionar y el bolívar pierde valor cada día. No hay peor impuesto para el bolsillo. Lo mismo sucede con el control cambiario. Resulta que un régimen controlado, tiene como objetivo el evitar que las reservas se agoten, por la fuga de capitales. Un control de cambio es una especie de torniquete para parar un derramamiento de sangre, que si se mantiene más del tiempo debido genera gangrenas que producen efectos devastadores. La prueba es que en el paralelo se siguen comprando dólares a cualquier precio. Y que las reservas siguen palo abajo. Adicionalmente, los cambios múltiples son fuentes de una inmensa perversión, al hacer ricos a aquellos que logran dólares preferenciales. Cualquier saldo restante o importación con estos dólares tiene una rentabilidad descomunal.
En definitiva, políticas, el dólar y un modelo desastroso, que no estimulan la producción y la creación de mercados, que fijen precios en el cruce de la oferta y la demanda. Los países necesitan abrirse. Para que unos productos entren y otros se exporten. Y prevalezcan los que tienen la mejor combinación de precio y calidad. El cambio tendría que estar acompañado de mucha seguridad jurídica para atraer inversiones y empezar a crecer. Hoy es necesaria una urgente rectificción. O corren o se encaraman.
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