Caupolicán Ovalles: “¿Duerme Usted señor Presidente?
26 Febrero, 2016
“Haga preso a ese carajo”
El primero de mayo de 1962 Caupolicán Ovalles, había publicado el libro ¿Duerme Usted señor Presidente?, donde denuncia la hipocresía y la corrupción del gobierno del presidente Rómulo Betancourt y sus colaboradores.
El presidente Betancourt, se sintió ofendido y en un ataque de ira, le ordena al ministro de relaciones interiores Carlos Andrés Pérez, “¡Haga preso a ese carajo!”. CAP, le dice: “Si nosotros lo hacemos preso se va a generar un escándalo innecesario. Ese es un panfleto, es un libro de unos quinientos o mil ejemplares, no lo va a leer nadie, y si alguien se le ocurre exhibirlo en librerías, yo lo impido…preso le damos a este libro una difusión extraordinaria”. Rómulo le contestó molesto: “No, qué carajo, esto no se puede admitir; mire en Venezuela el presidente que se deje coger el rabo lo tumban!”. Carlos Andrés, no cumplió la orden. Aunque Betancourt estaba sumamente disgustado y quería meter en la cárcel a Caupolicán y a la gente del Techo de la Ballena, aceptó el consejo de su implacable ministro”. Este es un claro ejemplo que el presidente Betancourt, tenía colaboradores y asesores a los cuales escuchaba y les aceptaba sus opiniones, cuando eran correctas. Porque lo otro, es tener adulantes, para quienes todo lo que el presidente dice, es santa palabra, inclusive hacen cosas tan ridículas a personas, que sus necedades le dan la vuelta al mundo, pareciera que lo hacen adrede, sobran los ejemplos.
Sus orígenes
Honorio Rafael Caupolicán Ovalles González, nació en la calle Comercio, casa número 3, el 24 de abril de 1936, en el pueblo de Guarenas Estado Miranda. Sus padres fueron Guatimocin Ovalles (dentista, llanero) y doña Elba Colmenares (maestra, Larense). En el Tocuyo estado Lara, tierra natal de su madre, pasa su infancia y realiza sus estudios. El doctor Víctor Manuel Ovalles, su abuelo, era farmaceuta y escritor reconocido, Caupolicán lo admiraba mucho. A los quince años, ya era un lector voraz y estaba escribiendo poemas. Se viene a Caracas.
La dictadura perejimenista lo hace preso, su abuelo lo saca de la cárcel y lo manda para Europa; entra a estudiar en la Universidad de Salamanca, se gradúa de Abogado. Tuvo cinco hijos, tres con su primera esposa Ana Teresa y con su segunda esposa Josefa Quesada, tuvo dos Gustavo y Manuel.
Agente internacional de las guerrillas
Caupolicán Ovalles fue el primer exiliado de Rómulo Betancourt, fue a Colombia. En los años 1963 y 1964, la izquierda venezolano sufre derrotas militares con los alzamientos del Carupanazo y el Porteñazo. El año 1965, Caupolicán es invitado por la casa de las Américas y se va a la Habana, que era la meca ideológica de los escritores. Sigue a Europa y la recorre en tren, va al mundo árabe, recorre los países del Medio Oriente. Caupolicán durante dos años se convierte en un agente internacional de las guerrillas venezolanas, buscando la solidaridad de los escritores, de los artistas plásticos europeos y latinoamericanos, toma como sede Italia y Paris.
El padre de la Patria y la República del Este
Caupolicán Ovalles siempre vestía impecable, con su bigote, su sonrisa y la amabilidad con que trataba a todos, nunca ejerció el derecho. Fue el presidente vitalicio de la República del Este (un invento de los poetas para sentir que tenían su propio gobierno, nombran su gabinete), era refugio de la bohemia y la intelectualidad venezolana, que hizo de Sabana Grande, su territorio. Tenía su centro de acción en los bares y cafés; no existía El Metro, ni el Boulevard. En 1975, siendo yo, un estudiante universitario con mi paisano de Maturín, Miguel Gómez Núñez, conocí ese mundo de la bohemia. Era casi obligatorio visitar los desaparecidos restaurantes Il Vecchio Mulino, La Bajada, El franco´s, Camilo´s, conocidos como el triángulo de Las Bermudas porque todo lo que pasaba por allí, se perdía; quedaban otras barras El Viñedo, El Gato Pescador, Tic Tac y el Chicken Bar. Eran las peñas de encuentro de los poetas, intelectuales, universitarios, empresarios y pintores, muchos frustrados por la derrota de los años 60 y la lucha armada; allí concurrían Caupolicán Ovalles, El Chino Valera Mora, Bayca Davalos, Pascual Navarro, Elías Valles, Orlando Araujo, Ludovico Silva, Teodoro Petkpff, Ismael Medina, Manuel Alfredo Rodríguez, Ramos Calles, William Osuna, Freddy Salvador Hernández, Humberto Márquez, Manuel Felipe Sierra, el Dr. Matute, Marcelino y La Paisa Madrid; la lista es larga, casi todos se fueron desapareciendo, la gente y los restaurantes. También era sitio obligado La librería Suma. Era usual escuchar a un poeta con los versos de Omar Khayam: “Voy por el camino con mi sombra y mi botella, menos mal que mi sombra no bebe”; o al Chino Valera Mora, con sus poemas “amanecí de bala” o “como camina una mujer que recién ha hecho el amor, como mira a los demás y como los demás la miran a ella”. Toda esa bohemia se perdió.
Recuerdo una noche de los años 80, eran días de elecciones de la República del Este, llego al Vecchio Molino con Manuel Felipe Sierra, en la barra se encontraban los tres candidatos a la Presidencia, Manuel Felipe le pregunta al Chivo Acosta, ¿quién gana las elecciones mañana mi poeta?, y este le contesta, señalando con el dedo, y exclama de Matute a Ramos Calles, el gana es Ovalles. No había dudas todos votábamos por él.
Entrevista Caupolicán y Carlos Andrés Pérez
En 1996, Caupolicán Ovalles entrevista a CAP, quien se encontraba recluido en su residencia, titulada “Ud. Me debe esa cárcel, conversaciones en La Ahumada” (Rayuela. Taller de ediciones. Caracas). Pérez le recordó al poeta todo lo sucedido en ese incidente con el presidente Betancourt, que le costó un exilio en Colombia y las dificultades que tuvo que pasar Adriano González León, que hizo el prólogo del Libro. Adriano se fue a Paris, evadiendo el carcelazo, pero cuando regresó la (Digepol la policía política), lo hizo preso.
Hace 15 años se marchó este gran Caupolicán que sigue presente entre sus amigos y conocidos, de su poemario Sexto Sentido u diario de Praga: “Soñé / que había descubierto / tus ojos / y hoy al ir a buscarlos / me he hundido en la arena”. Muchas veces se lo escuche.
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