Las preguntas de la diáspora
La emigración de paisanos es un tema nuevo para los venezolanos. Siempre nos vimos como un país receptor de exilios de todas partes y por todas las razones.
Ricardo Arteaga es parte del millón y medio de venezolanos que cruzó Maiquetía buscando las oportunidades que su país le negaba. Su destino principal fue Winter Park, Florida, para cursar una licenciatura en Ingeniería de Sonido en la Full Sail University, una de las universidades más reconocidas en el mundo del arte, cine, y los medios informáticos.
Ricardo confirmaba la sobre calificación que caracteriza la emigración criolla, -a diferencia de otras del continente- obteniendo una beca parcial para buena parte de sus estudios y, finalmente, ser elegido para dar el discurso de cierre de su graduación producto de sus altas calificaciones, un reconocimiento que en el inglés académico se denomina "Valedictorian".
Cuando Florida le quedaba corta empacó sus cosas rumbo a Los Ángeles, California donde ahora es uno de los ingenieros de sonido de Tono Studios, un reconocido estudio de grabación cuya cartera de clientes incluye a marcas comerciales con avisos publicitarios que usted y yo hemos visto en la televisión por cable.
Ricardo confirmaba la sobre calificación que caracteriza la emigración criolla, -a diferencia de otras del continente- obteniendo una beca parcial para buena parte de sus estudios y, finalmente, ser elegido para dar el discurso de cierre de su graduación producto de sus altas calificaciones, un reconocimiento que en el inglés académico se denomina "Valedictorian".
Cuando Florida le quedaba corta empacó sus cosas rumbo a Los Ángeles, California donde ahora es uno de los ingenieros de sonido de Tono Studios, un reconocido estudio de grabación cuya cartera de clientes incluye a marcas comerciales con avisos publicitarios que usted y yo hemos visto en la televisión por cable.
Ricardo Arteaga es otro ejemplo del talento venezolano y de la calidad de profesionales y estudiantes que la difícil situación del país viene aportando al mundo. Bien por ellos, pero mal por nosotros. La hermana de Ricardo también es parte de la diáspora. Los 31 de diciembre o cada cumpleaños, su familia se conecta por Skype para mantener los lazos de una comunidad temporalmente fragmentada por el resentimiento elevado a política de Estado.
La emigración de paisanos es un tema nuevo para los venezolanos. Siempre nos vimos como un país receptor de exilios de todas partes y por todas las razones. Hoy hemos perdido la cuenta de los familiares y amigos a los que hemos despedido con un "hasta pronto" atragantado en la garganta.
El drama de la separación para centenares es, no obstante, un campo fértil para las ciencias sociales. El sociólogo Tomás Páez ha sido el primero en abordarlo. Su libro "La voz de la diáspora venezolana", editado en España, es el resultado de 900 cuestionarios respondidos por venezolanos en 41 países, más de 100 entrevistas a profundidad, varios focus groups e historias de vida. Venezuela llega de último en un maratón ya corrido por toda América Latina. Cuentan que los exiliados chilenos que esperaron 27 años por regresar a su país, debido a la dictadura, se encontraron a la vuelta con un país completamente distinto, por lo que pasaron a ser doblemente exiliados.
¿Cuál será la relación que estableceremos con la emigración? Debido a su alta calificación ¿serán los nómadas que más rápidamente vuelvan a su sitio de origen cuando las condiciones lo permitan? ¿Los venezolanos en el exterior establecerán una identidad grupal, crearan grupos de apoyo mutuo o se canibalizarán entre sí? ¿Re-crearan su gentilicio como venezolanos o asumirán una identidad híbrida? ¿Contribuirán con sus remesas al PIB del país? Son preguntas que apenas comienzan a formularse. Las respuestas vendrán después. Por ahora comenzaremos a descubrir la narrativa de quienes se fueron.
Por ejemplo, la excelente crónica "Desde otro planeta", escrita por Rafael Osio Cabrices y publicada en el primer tomo de 70 años de crónicas en Venezuela.
La emigración de paisanos es un tema nuevo para los venezolanos. Siempre nos vimos como un país receptor de exilios de todas partes y por todas las razones. Hoy hemos perdido la cuenta de los familiares y amigos a los que hemos despedido con un "hasta pronto" atragantado en la garganta.
El drama de la separación para centenares es, no obstante, un campo fértil para las ciencias sociales. El sociólogo Tomás Páez ha sido el primero en abordarlo. Su libro "La voz de la diáspora venezolana", editado en España, es el resultado de 900 cuestionarios respondidos por venezolanos en 41 países, más de 100 entrevistas a profundidad, varios focus groups e historias de vida. Venezuela llega de último en un maratón ya corrido por toda América Latina. Cuentan que los exiliados chilenos que esperaron 27 años por regresar a su país, debido a la dictadura, se encontraron a la vuelta con un país completamente distinto, por lo que pasaron a ser doblemente exiliados.
¿Cuál será la relación que estableceremos con la emigración? Debido a su alta calificación ¿serán los nómadas que más rápidamente vuelvan a su sitio de origen cuando las condiciones lo permitan? ¿Los venezolanos en el exterior establecerán una identidad grupal, crearan grupos de apoyo mutuo o se canibalizarán entre sí? ¿Re-crearan su gentilicio como venezolanos o asumirán una identidad híbrida? ¿Contribuirán con sus remesas al PIB del país? Son preguntas que apenas comienzan a formularse. Las respuestas vendrán después. Por ahora comenzaremos a descubrir la narrativa de quienes se fueron.
Por ejemplo, la excelente crónica "Desde otro planeta", escrita por Rafael Osio Cabrices y publicada en el primer tomo de 70 años de crónicas en Venezuela.
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