Lo de Cuba no es de ahora
Lo de los militares con Cuba es más antiguo de lo que imaginábamos
Venezuela y Cuba sostienen una añeja querencia. La Habana hoy es como nuestra capital política e ideológica ante la semi indolencia de los países libres, democráticos e instituciones internacionales.
En estos tiempos que corren en Venezuela, no sabemos bien qué está pasando, ni por qué, y mucho menos qué va a pasar con este persistente “sin vivir”; lo único que se percibe en la calle es que el pueblo sufre de una especie de fuerte depresión gastronómica que lo mantiene en una permanente arrechera, ya se imaginan ustedes por qué. La respuesta de los gobernantes a la quejas es contar cuentos que nadie comprende y mucho menos se cree.
Los culpables de todo para el gobierno sabemos quiénes son, pues nos lo dicen todos los días en sus larguísimas, insufribles y somníferas cadenas de radio y televisión con vehemencia “goebbeliana”. A la vez, los que viven arrechos tienen sus culpables también y lo manifiestan abiertamente, con lo que casi todos los conocemos de sobra.
Uno de los mas socorridos culpables suelen ser Cuba y los cubanos, que a cambio de suculentas ayudas aconsejan a este gobierno cómo hacer para quedarse en el poder, “per secula seculorum”, y les sigan bancando como hacían los rusos no hace tanto. Pero se debe hacer constar que eso de sacarle las castañas del fuego a Cuba no es ningún invento de los revolucionarios del siglo XXI, pues algunos gobiernos venezolanos lo han venido practicando desde hace más de un siglo.
En un párrafo de su libro “Mis investigaciones y algo más…” el escritor cubano Adalberto Afonso Fernández cita: “José Martí recordaba que, durante décadas, la gestión libertadora cubana siempre había hallado simpatía y apoyo de parte de los venezolanos. Entre las filas mambisas, Cuba siempre contó con algunos hijos de la tierra de Simón Bolívar y Páez y hasta la bandera que tanto amaban y defendían los cubanos había sido creada por el caraqueño Narciso López”. Lo cual no deja de ser una curiosidad histórica.
No es muy conocido que José Martí, el prócer cubano, vivió en Venezuela más de medio año, en 1881, durante el mandato de Antonio Guzmán Blanco. En ese lapso de tiempo fue homenajeado muchas veces y se codeaba con intelectuales, políticos y gente de letras, llegando a fundar, con su amigo Cecilio Acosta, y dirigir “La Revista Venezolana” de la cual solo salieron tres números.
Guzmán Blanco, sufragó la llamada “Expedición Venezolana de Vanguardia” que arribó al departamento oriental de Cuba el 17 de Junio de 1871, comandada por el Brigadier cubano Rafael de Quesada y en la que iban 200 hombres, en su mayoría venezolanos, con 600 armas, municiones y 40 burros de carga. En el Camagüey, libraron el exitoso combate de Sabanas del Ciego, en el cual quedaron muy diezmadas las fuerzas españolas. Pero no fue óbice de que por andar Martí inmiscuyéndose en la política venezolana, el mismísimo Presidente Guzmán Blanco lo expulsara, debiendo abandonar apresuradamente el país, donde pensaba vivir, sin poder despedirse de sus amigos y regresar a Nueva York,
Pero, eso no es todo. Retrocediendo poco más de medio siglo verán un hecho similar al de Guzmán Blanco, esta vez con Fidel Castro y Wolfgang Larrazábal como protagonistas, ya que las armas y el dinero con que Fidel Castro bajó de la sierra fueron donadas por Venezuela; sí, por Venezuela.
En una campaña de calle llamada “La Marcha de Bolívar a la Sierra Maestra”, en 1958, se recaudaron 733.395 bolívares ($220.000 de 1958) además de gran cantidad de armas y municiones que fueron llevadas por el Capitán de Navío Héctor Abdelnour Musa a bordo de un avión C-46, comprado con ese fin, que se entregaron a Fidel en la Sierra Maestra. Las armas procedían de los arsenales de las FFAA venezolanas. Todo esto lo gestionó René Estévez con el conocimiento y beneplácito del entonces presidente Wolfgang Larrazábal, apoyado por su hermano Carlos y otros oficiales como Hugo Trejo. Es decir, militares de Venezuela estuvieron involucrados en la entrega de armas venezolanas a la revolución castrista; el colmo es que hasta las botas de Fidel se las mandaron de aquí.
Como ven, lo de los militares con Cuba es más antiguo de lo que imaginábamos.
carlosmmontenegro22@gmail.com
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