FORO|Ramos Allup: “Nuestra legítima defensa consiste en ejercer presión ciudadana”
Por Leidy Zafra y Daniel Pabón
Cuando el valenciano Henry Lisandro Ramos Allup entró por primera vez al Congreso de la República y vio la curul asignada -penúltima fila y micrófono sin cable-, pensó que debía “trabajar para salir de ese hueco”. Su “vocación legislativa”, como él la califica, la divide en buenos y malos momentos. “Que ni el buen momento te vuelva loco, ni el mal momento te atribule”, comparte así su mantra.
Este 2016 alcanzó la cúspide del hemiciclo; vive el que tal vez sea el mejor de sus momentos. Desde que fue investido presidente de la Asamblea Nacional, es la primera vez que visita al Táchira. Llegó a una sede de Diario La Nación que sorpresivamente amaneció llena de grafitis en su contra y hasta se percató de que escribieron “asesino con c”. “Esa es una forma de desbalancearte o, quizás, de ponerte a caer en el mismo terreno”, lo interpreta, durante este foro que ofreció al periódico acompañado por militantes y diputados de AD y en presencia del presidente del Consejo Editorial, Maximiliano Vásquez, y la directora, Omaira Labrador.
—¿Qué pretenden las personas que hicieron esto a medianoche?
—Eso no es casual, es una política. En Táchira tuve una experiencia muy particular: en Samuel Darío Maldonado y en Panamericano, activistas del gobierno, en actitud violenta, simularon actos de protesta para impedir el paso. En Lobatera había unos provocadores tratando de sabotear el acto, pero ahora no pueden: aunque son grupos violentos, son muy minoritarios.
—Visto este preámbulo y que el Presidente ha dicho que les tiene una “sorpresita”, ¿han pensado en la respuesta del Gobierno a la marcha del 1-S?
—Si examinamos eventuales escenarios de peligrosidad, no hiciéramos ningún acto. Si vamos a estar permanentemente inhibidos, por miedo, eso es lo que quiere el gobierno. ¡Las expresiones tienen que ser a riesgo de lo que sea! Que a nosotros no nos carguen en cuenta ni haber iniciado agresiones, ni estar promoviendo medios no constitucionales; nuestras vías son soluciones constitucionales, democráticas, pacíficas y electorales.
—Al margen de esos riesgos, ¿cuáles son los objetivos centrales de la marcha del 1-S?
—La verdad es que ni vamos a tomar Miraflores, ni vamos a emprender un proceso interminable de guarimbas, ni vamos a incendiar Venezuela. Lo que queremos es presionar de manera cívica y democrática con un gran activo que es un inmenso respaldo popular.
“No vamos a emprender un proceso interminable de guarimbas después del 1-S”.
—Sectores de la oposición sienten que no pueden controlar la marcha, y la rectora Tibisay Lucena ha dicho que, de haber violencia, se retrasaría el revocatorio…
—La “comadre mayor” aprovecha cualquier cosa para justificar su zanganería de escamotear la voluntad popular; que si se va la luz, que si a la señora le da rectocolitis se suspende el proceso… Estamos en capacidad de afirmar que será un evento de presión cívica absolutamente pacífico. Incluso, hemos previsto que el Gobierno infiltre gente para tratar de violentar, con la consiguiente represión so argumento de mantener el orden público. Si vemos algún tipo extraño, hay que convencerlo y aislarlo en paz; la gente misma se va a encargar de cuidar el buen orden del evento.
—Según el PSUV, este año no habrá ni revocatorio ni elecciones regionales…
—Eso se decidió así: ellos tenían pensado, en primer momento, liquidar el revocatorio, para lo cual tenían dos vías: una directa, determinando que no iba por sentencia del TSJ, y otra procesal, que consistía en retrotraer el proceso al lapso de recoger otra vez el 1% de las firmas. Entre ellos mismos a alguien se le ocurrió decir: ‘no, vamos a decir que el 1% está contaminado pero vamos a hacer elecciones de gobernadores’. Cuando eso subió a la consideración del alto PSUV, los gobernadores dijeron ‘no’. Entre ellos convinieron que ni revocatorio ni elección de gobernadores.
—¿Tiene sentido hacer el revocatorio en 2017? Esto podría desmotivar al electorado…
—La dirigencia política tiene que examinar todos los escenarios, pero estamos absolutamente empeñados y centrados en referéndum este año, no por capricho de mera temporalidad sino porque las consecuencias son distintas: aunque es un contrasentido, revocar al principal en 2017 implicaría que quede un señalado a dedo por el mismo individuo revocado. Y, por cierto, el que no quiere que se hable de ninguna candidatura, es porque no cree en el referéndum este año… yo sí creo en el referéndum este año.
—Y usted, como cree en el referéndum, ¿está promoviendo su candidatura a la Presidencia?
—Yo no estoy promoviendo la mía, estoy promoviendo cualquiera. La mía, ese es un nombre que está, ¿o no está?
—¿Se va a contar?
—Claro, porque hemos determinado que todos los cargos que promueva la MUD tienen que ser provistos por elecciones primarias. No habrá candidato ni por iluminado, ni por sabio, ni por genio. El que quiera comer “guaraguara”, tiene que mojarse el trasero.
—La mayoría le pregunta qué va a pasar el 1-S pero, ¿qué pasará después?
—Independientemente de qué pase ese día, yo seguiría con la presión ciudadana. Aunque los eventos de calle son difíciles de programar, todos los recursos en política tienen un rendimiento decreciente. Tenemos que seguir ejerciendo presión pacífica y democrática en sus distintas variantes, no necesariamente tiene que ser una gran concentración pero sí foros vecinales y conversatorios. Si no ejercemos ninguna presión, lo malo que están haciendo lo van a empeorar y los abusos los van a multiplicar. Nuestra legítima defensa consiste en ejercer presión ciudadana.
—¿Cuáles serán las acciones si concretan la amenaza de disolver el Parlamento?
—En la campaña electoral dijimos que íbamos a hacer tres cosas en el Parlamento: devolverle su autonomía para legislar, controlar y debatir; presentar una Ley de Amnistía; y proponer en seis meses una solución democrática para salir del gobierno, y presentamos varias. Hemos cumplido; lo que no podemos es decir: no legislo más, porque ley que apruebe, ley que nos anula el gobierno. A pesar de la sistemática obstrucción del gobierno, la AN sigue evaluada como la primera institución pública del país.
—Sobre la promesa de legislar, ¿cómo piensan hacerlo contra el contrabando? El gobernador ha criticado que ustedes no apoyan esta lucha…
“El desangelado que ustedes tienen en la Gobernación sabe quienes delinquen”.
—Sobre legislación para combatir el contrabando, no necesitas ni un artículo más. Ahí está la ley. Ahora, ¿quién la aplica? Nosotros no somos autoridades de hacienda, ni aduanales, ni controlamos el Sebin o la GN. El desangelado que ustedes tienen en la Gobernación sabe quienes delinquen, ¿él no sabe ni tiene que ver nada contra el contrabando? Eso lo sabe todo el mundo, dentro o fuera de la Gobernación.
—¿Se puede reconstruir el país sin ser impopular? El próximo gobierno tendría que serlo…
—El Gobierno que esté trabajando para el aplauso está liquidado. ¿Qué más desastre que la gente no coma? Si viene un gobierno y hace que la gente pueda comer, aún con medidas impopulares, la gente dirá: ‘estoy comiendo, salvé la vida’. Sí se puede.
—¿Alguna vez pensó que estaría tan bien ponderado para la Presidencia, como lo está ahora? Así lo dicen encuestas…
—Para ser político hay que ser muy sereno. Ahora, en la política como en la vida, hay obsesivos. Como a mí me ha tocado estar bien y estar mal, ese es un avatar propio de mi actividad. A mí no me mortifica nada, me preocupa es el país.
—Muchos opositores dicen: “¿quién se iba a imaginar que terminaríamos cohesionados en torno a un legislador tan polémico y hasta cuestionado?”
“El político que esté trabajando para pulir su propia imagen, ese es un bobo”.
—Yo no he cambiado nada, a lo mejor lo que cambió fue la opinión de la gente, a lo mejor mañana la percepción puede volver a cambiar. Ahora, el político que esté trabajando para pulir su propia imagen, ese es un bobo, ese está liquidado. A mí nadie jamás me podrá acusar ni de insincero, ni de hipócrita, ni de impostor. Yo lo que pienso, lo digo.
—Entre el artículo 72 de la Constitución y el 350, ¿cuál le gusta más?
—El 350 tiene complicaciones en la implementación; más a la mano tienes el revocatorio y la posibilidad de materializarlo, y por ahí vamos. Ahora, esa Constitución tienes que modificarla. La parte programática es excelente, pero en la parte orgánica tienes que acabar con una hipertrofia (desarrollo excesivo) del sistema presidencialista, tienes que reforzar la descentralización, la separación de poderes autónomos pero interconectados, tienes que acabar con el fuero militar y con organismos que traban la administración pública.
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