El régimen sigue poniendo a Venezuela en ridículo

El régimen sigue poniendo a Venezuela en ridículo

• 
  

ADOLFO R. TAYLHARDATEL NACIONAL, 7 DE DICIEMBRE 2016 - 12:05 AM

“Si nos sacan por la puerta, entramos por la ventana”. Esto dijo el ilegítimo refiriéndose a la decisión de los gobiernos de Mercosur de suspender a nuestro país su condición de miembro pleno de ese organismo de integración. Parece que se le olvidó que su predecesor y tutor introdujo a nuestro país en Mercosur no por una ventana sino por la puerta trasera. Como se recordará la incorporación de Venezuela se produjo como resultado de una artimaña protagonizada por los entonces gobiernos chavistas de Argentina y Brasil, los cuales se valieron de las circunstancias de la exclusión de Paraguay a raíz de la destitución del presidente Fernando Lugo. La incorporación de Venezuela estaba bloqueada por Paraguay. Excluido este país, Argentina, Brasil y Uruguay tuvieron vía libre para forzar el ingreso de nuestro país. De manera que el régimen tiene experiencia en eso de entrar de contrabando en Mercosur.

Pero lo más estrambótico es el empeño del régimen en querer mantenerse, no solo como miembro de la organización de la cual ha sido excluid, sino también pretender ejercer, a juro, la presidencia pro témpore de la cual fue despojado. “Venezuela ni se va, ni la expulsan”, insiste el ilegítimo. Tanto él como la canciller de bolsillo se niegan a aceptar la realidad. La soberbia que los enceguece los lleva a inventar motivos absurdos para tratar de sacudirse la responsabilidad que pesa sobre ellos, y sobre el régimen chavista, como culpables de la exclusión de nuestro país. Según la canciller la decisión de suspender a Venezuela como Estado miembro “es un golpe de Estado”. "Constituye una agresión a Venezuela de dimensiones realmente muy graves". Además, contradiciendo a los cancilleres de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, afirma no haber ninguna notificación de la medida que aseguran haberle presentado un comunicado informando el “cese de Venezuela del ejercicio de los derechos inherentes a la condición de Estado Parte" del bloque. Se empeña en desconocer la decisión unánime de los miembros de Mercosur y tilda de “írrita” esa decisión que, según ella “empuja al grupo a la ilegalidad”. Al mismo tiempo asegura que “seguirá ejerciendo la presidencia rotativa del bloque y participará con derecho a voz y voto en todas sus reuniones como Estado parte pleno”. Esa señora parece olvidar el ridículo que hizo cuando intentó colarse en Montevideo en una reunión de los cancilleres de Mercosur y la confinaron en un salón contiguo ignorando completamente su presencia.

Resulta interesante destacar que ahora la decisión del bloque es unánime. Uruguay, cuyo gobierno izquierdista del Frente Amplio había asumido una posición divergente a la de los otros países que desde un comienzo censuraron el comportamiento de Venezuela dentro de Mercosur se había mantenido al margen supuestamente defendiendo “la institucionalidad” del bloque. El presidente de ese país, Tabaré Vázquez, ya reconoció que Venezuela perdió su derecho a voto en Mercosur a partir del 1º de diciembre. Evidentemente, los motivos formales de la exclusión de Venezuela se originan en el incumplimiento de cerca de 200 compromisos que asumió en virtud de la firma del compromiso de adhesión que obligaba a nuestro país a incorporar en su legislación los importantes acuerdos de integración que ya han concluido entre ellos Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Entre esos destacan la implantación del arancel común y la nomenclatura Mercosur.

Pareciera que el régimen chavista y su sucesor, el régimen madurista, pensaban subirse en ese autobús sin pagar pasaje. Es más, Venezuela está en mora en sus obligaciones financieras con el bloque. Ahora está pagando su insolvencia no solamente por su incumplimiento en las obligaciones comerciales y/o económicas, sino que la medida tiene también un importante contenido político. Los gobiernos de Mercosur evitaron señalar como motivo de la decisión el incumplimiento de la cláusula democrática consagrada en el Protocolo de Ushuaia por temor a que una decisión abierta en ese sentido pudiera revertirles más adelante, pero de hecho es una sanción al régimen por el desbarajuste político, económico, social y moral en que ha sumido a Venezuela.

El régimen ha llegado al colmo de emitir un comunicado oficial en el cual dirige expresiones calumniosas y ofensivas contra los cancilleres de los países de Mercosur: “Los cancilleres confabulados en realidad enmascaran su profunda intolerancia política e ideológica contra la revolución bolivariana, y su modelo integracionista y unionista. Han buscado soliviantar a la opinión pública internacional, para dañar a Venezuela, aun a costa de golpear el proceso de integración y a la propia organización”. “Si fueran al menos coherentes con sus propias mentiras, debieran primero suspenderse a sí mismos, dado su extravagante y escandaloso retraso en la incorporación de las normas”. “La República Bolivariana de Venezuela rechaza y denuncia este acto arbitrario y fraudulento que constituye una grave infracción internacional. Venezuela sigue y seguirá ejerciendo todos sus derechos como Estado parte del Mercosur por mandato de la ley, y exige a los cuatro gobiernos que dejen de eludir los procedimientos legales y se avoquen al cumplimiento del mecanismo de Negociaciones Directas contemplado en el Tratado de Olivos para la Solución de Controversias, como mecanismo de diálogo y negociación política”. “A los gobiernos que asumen la ilegalidad e intolerancia como conducta, decimos que la verdad se impondrá y la historia será una vez más testigo de su derrota”.

¿Se imaginan mis lectores cuál sería la reacción del ilegítimo si alguna de esas diatribas fueran dirigidas contra nuestro país?

Yo siempre consideré que Venezuela estaba de más en Mercosur. Ese es un bloque de países del sur y nuestro país está precisamente en el extremo opuesto de Suramérica. Además, no hay que olvidar que desde un primer momento el führer del chavismo se empeñó en transformar Mercosur, un organismo netamente integracionista, en un ente con funciones políticas. Era la manera como él pretendía torpedearlo para convertirlo en un instrumento del “socialismo del siglo XXI”. Prácticamente lo logró con la complicidad del régimen kirchnerista en Argentina, del dueto Lula da Silva-Rousseff en Brasil y del régimen del frente amplio en Uruguay. Afortunadamente, los cambios políticos ocurridos en Argentina y Brasil han permitido a Mercosur recuperar su vocación y su camino para los cuales fue originalmente concebido. A Paraguay hay que reconocerle el valiente comportamiento que ha asumido en este proceso.

Fe de errata.

En mi artículo de la semana pasada titulado “Fidel Castro”, por error escribí que los hechos narrados en él habían ocurrido durante el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. En realidad sucedieron durante su primer mandato. Pido disculpas por ese lapsus.