Parlamento tropieza con la misma piedra y con el mismo pie
El nuevo Presidente de la AN es parte de una mayoría que no leyó, que tardó un año en descifrar tan sencillas palabras. El mismo grupo que demagógicamente jugó con el pueblo venezolano con la mentira del Revocatorio
La canción de Julio Iglesias dice algo así: “Tropecé de nuevo y con la misma piedra… en cuestión de amores nunca aprenderé… yo que había jurado no jugar… con ella tropecé… de nuevo y con el mismo pie.”
Nosotros en Venezuela también padecemos del mismo despecho por falta de correspondencia del amor de esa moza muchacha llamada Democracia,… además, tampoco aprendemos. El matrimonio con la democracia es un imposible de quinientos años.
¿Falta de amor? De amor nos desbordamos el antepasado 6 de diciembre. Y tropezamos con el desencanto de la mentira del Parlamento Nacional.
Venezuela, desde su nacimiento, como país libre, se ha intentado construir sobre la base de las libertades de la democracia, ha flirteado con la República. Intentona que a cualquier vista que se precie de sensata y objetiva, debe tener como evaluación: el fracaso. Unos más, otros menos, diferentes etapas de la historia se han bamboleado entre las no siempre tranquilas olas del populismo, la demagogia y la corrupción, y el militarismo. Los ocasionales éxitos petroleros, agronómicos, deportivos, artísticos y mineros, han marcado algún irregular rayo de identidad, no como el del Catatumbo,…
El más serio esfuerzo, por y para la democracia, se hizo durante la llamada Cuarta República. El país con el mal paso hacia esta Quinta República, se ha venido de más a menos… ya no es República. Es de las más snobs Monarquías Comunistas, más firme que Cuba y Corea del Norte…
¿Podemos estar peor?
Es la optimista pregunta que nos hacemos, como respondiéndonos que más no podemos bajar en el pozo séptico de esta calidad de vida del Populismo del Siglo XXI…
Esta pregunta nos las hicimos cuando a Venezuela la gobernaban, alternativamente, los partidos Acción Democrática y COPEI ¿Podemos estar peor? La respuesta fue una alternativa diferente al bipartidismo, y ciertamente sí pudimos estar peor: Caldera sin COPEI. Otra vez nos dijimos que no podíamos estar peor, y de nuevo tropezamos con la misma piedra, caímos en manos del militar que tenía en sus haberes la traición como facultad: había intentado un golpe con las armas con las que juró defender la bandera que ese 4 de febrero tambaleó. El mismo que cuando tomo posesión dijo “juro ante esta moribunda”, y de verdad la mató: estuvimos peor. Muy a pesar de que el golpista está en el Cuartel de la Montaña, nos dejó como sucesor a un ciudadano nacido en algún lugar del norte de la América del Sur, cuyo nombre no quiere recordar, que ampliamente responde positivamente la sempiterna pregunta…
El 6 de diciembre la gente apostó por mejorar las cosas y se agolpó a votar por un grupo que se presentó unido como una alternativa a la mentira y demagogia bolivariana, e increíblemente hoy estamos peor. El país tiene un Poder Ejecutivo entregado a una potencia extranjera, y el Legislativo está entregado al artefacto del gobierno. Sin otro comentario, que no sea el repasar -para repensar- los resultados de las tres promesas incumplidas por incumplibles de la MUD: la Ley de Amnistía, los seis meses para salir del Apártida y el RR. Estos tres strikes deberían ser razones para la renuncia de la MUD, está ponchá. Pero…
Pero. Pero…, pero: ¿Podemos estar peor?
El diputado Borges se juramentó. Juró cumplir con la Constitución, la misma Carta Magna que dicta que la Ausencia Absoluta del presidente, por incumplimiento de los deberes básicos, es posible con una mayoría simple de la Asamblea Nacional. El nuevo Presidente de la AN es parte de una mayoría que no leyó, que tardó un año en descifrar tan sencillas palabras. El mismo grupo que demagógicamente jugó con el pueblo venezolano con la mentira del Revocatorio. Ver:
La promesa de Borges la cumplió tarde. El impresentable presidente saliente del parlamento, con su trasnochada sabiduría declara: “Vamos a adoptar esta decisión política y sabemos que no va a haber elecciones. Antes o después del 10 Maduro se va a quedar ahí”, con respecto a la declaración del abandono de cargo de Maduro, como si no hubiera tenido la oportunidad de leer en la última docena de años lo que meridianamente está escrito en la Constitución. O mientras fue Presidente de la Asamblea, por lo menos tuvo trescientos días para leer el Artículo 233 de la Constitución, y mayoría simple y razones para aplicar el Abandono del Cargo. Otro impresentable, el Gobernador de algún Estado guaro del occidente, declara que la solución del Abandono del Cargo para salir del Apártida es una mentira. Ciertamente, después de un año, -pasada la mitad del período que exige una nueva elección-, parece mentira. A lo que le preguntamos, desde esta orilla del río Guárico: ¿Es tan mentira como el RR o como el diálogo que usted apoya?
El peso y la vocería de este par innombrables en la llamada oposición, nos obliga a concluir, como venezolano enamorado solo de esta novia llamada democracia: Podemos estar peor.
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