En el PSUV no hay ladrones
Movidos por el afán de desprestigiar a los líderes del oficialismo, los voceros de la oposición se han dado a la sucia tarea de regar por allí una serie de mentiras sobre las inmensas fortunas que han acumulado los jefes revolucionarios que, como todos saben, son gente entregada al trabajo desde que sale el sol hasta que llega la noche.
¿En qué tiempo pueden entregarse a la ruda tarea de meterse tanto billetes en los bolsillos, con ese fastidio de billetes de a cien bolívares que acumulados llegan a formar “pacas inmensas” de papel hediondo a sudor y esfuerzo?
Lo cierto es que ayer, dentro de la campaña internacional contra nuestro joven y admirado vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami, el señor secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro, excanciller del folklórico gobierno de Pepe Mujica en Uruguay, dio a conocer una cifras espeluznantes sobre la fortuna que, supuestamente, había acumulado el vicepresidente sirio venezolano, lo cual fue negado de inmediato por el susodicho que, de inmediato, instó a los denunciantes a que probaran o al menos mostraran las pruebas de tales millonarios actos corruptos.
No le falta razón al joven de origen árabe, pero venezolano de pura cepa, porque tanto se habla de su fortuna que alguien terminará creyendo que tales fantasías en verdad son reales ocultos. Hasta el momento nadie le conoce muestras estrambóticas de riqueza como la de ciertos generales que, en el pasado, acumularon inmensas fortunas y siguen libres como si fueran pacíficas ovejitas. Todo sea por la revolución de los pobres, amén.
Pero la firmeza y la seguridad de Luis Almagro cuando acusó al joven vicepresidente conmovieron a más de uno porque las cifras, además de corresponderse con las persistentes especulaciones de los opositores, daban a entender que Almagro sabía mucho al respecto y quedó como una cosquillita de suspicacia sobre el motivo que había llevado al secretario general de la OEA a mencionar el asunto en momentos tan especiales y de tanta expectativa para la opinión pública latinoamericana. Lo que dijo fue sin duda no solo un cañonazo de alto calibre sino una velada y peligrosa advertencia sobre todo lo demás que Almagro sabe sobre el asunto.
La verdad es que no es fácil dormir tranquilo si le dicen a uno, como vicepresidente ejecutivo de un país arruinado, que parte del dinero destinados a importar alimentos y medicinas para niños y ancianos enfermos están en los bolsillos de uno.
No hay pruebas concretas que eso sea así, como tampoco las hay sobre los hermanos Cabello, de la familia Chávez, de los gobernadores rojitos, de Rafael Ramirez y familia, de Eulogio del Pinocho, de las hijas y los hermanos del difunto, de Vielma Mora y de tantos otros funcionarios honrados.
Y es que la opinión pública no entiende que en el PSUV no hay ladrones sino honestos héroes del pueblo que si viajan en grandes camionetas blindadas es porque el hampa está desatada. Lo único malo es que a todos se les pierden los reales en grandes cantidades porque no saben cuidar los dineros públicos, y tampoco capturar a quienes se los llevan para los paraísos fiscales.
Duerma usted tranquilo, joven Tareck, pero cuídese de Almagro.
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