La validación es un acto de resistencia
Creo, que la validación terminará beneficiando al campo democrático puesto que obligó a los partidos a salir de su zona de confort, a organizarse, a movilizar sus fuerzas e influencias, aceitar y calibrar sus aparatos, a confrontar a los tiranos, a mostrar su inequívoca vocación democrática
En enero, señalé en estas páginas que los tiempos que comenzaban serian “Tiempos de resistencia” porque las condiciones y la situación política habían sufrido un cambio de calidad de carácter negativo: el chavismo había decidido transitar los caminos de la dictadura – de nuevo tipo, pero dictadura al fin -- como respuesta al agravamiento de la crisis socioeconómica y a la demanda nacional por un cambio integral de Gobierno. También me referí a que las condiciones de la lucha política y social iban a ser más duras y riesgosas para la disidencia.
Es en este nuevo contexto en el que hay que situar el proceso de validación de los partidos políticos. El régimen pretendía con el mismo alejar lo más posible la realización de cualquier elección usando como coartada el falaz y sinuoso argumento de la necesidad de que los partidos renovarán su personería jurídica y que fuesen las propias fuerzas políticas quienes sacrificarán su status legal negándose a ir a la validación. De ñapa, producir en el campo chavista la invalidación de las fuerzas aliadas al PSUV, materializando de esa manera el fallido objetivo del propio Hugo Chávez de crear el partido único del sedicente “Socialismo del siglo XXI”, rasgo característico de los totalitarismos fascio-comunistas.
Al chavismo no le ha salido bien la maniobra, sus objetivos básicos se han frustrado porque desde el principio se le vieron las patas al caballo. Se ha evidenciado una vez más el desconocimiento de derechos fundamentales consagrados en la Constitución Nacional, en este caso el de Asociación. En el Polo Patriótico se ha producido una fuerte respuesta contraria de los socios del PSUV que sacude la cohesión de la alianza.
Afortunadamente, las principales fuerzas opositoras han leído correctamente la coyuntura y decidido recoger el guante y tratar de desmontar la intención del régimen de suprimir vía CNE la vigencia de los partidos. Hasta el momento que esto escribo (martes 21 de marzo) Alianza Progresista, Voluntad popular y Primero Justicia han logrado superar los diversos escollos y triquiñuelas del proceso de validación y conseguido con creces las adhesiones ciudadanas para renovar su personería jurídica; restan Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo por activar la validación y confiamos que lo logren. Además la MUD ha adoptado las medidas necesarias para proteger a los grupos que no lograron superar la validación o renunciaron a ir.
Creo, que la validación terminará beneficiando al campo democrático puesto que obligó a los partidos a salir de su zona de confort, a organizarse, a movilizar sus fuerzas e influencias, aceitar y calibrar sus aparatos, a confrontar a los tiranos, a mostrar su inequívoca vocación democrática, a ejercitar su musculo organizativo y ampliar su vertebración nacional, a demostrar que es posible resistir, preservar y abrir espacios, así como estimular las contradicciones en el campo adversario. Y, last but no least a resetear en el campo opositor el mapa de los pesos específicos a considerar a la hora de decidir sobre estrategias y rumbos en la lucha por el rescate del orden constitucional, esperamos que alejados de tentaciones hegemonistas y sectarias.
No descarto que el oficialismo, vistos los resultados, pueda fraguar alguna maniobra similar a las implementadas para impedir el RR con el objetivo de desconocer las validaciones conquistadas.
Muchas y diversas jornadas de resistencia tenemos por delante los demócratas para sacar del poder a la nomenclatura roja y abrirle cause a los cambios de todo orden que necesita y demanda Venezuela.
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