Yo voté por Chávez (ora pro nobis)
El caso es que en este momento es que algunos necios o necias le echan en cara a Juan Pendejo que haya votado por este desastre como si uno tuviera los dones del prócer pitoniso de Pedro Carreño para adivinar el futuro cuando nos tocó ver para creer
Muchos venezolanos esperamos desde hace tiempo tiempo un orden social más ajustado a una riqueza petrolera-regalo natural-y el respeto hacia el trabajador y la honestidad de los funcionarios para un mejor País. La corrupción había desplegado sus tentáculos y la Nación había empezado a depender de una burocracia numerosa e insaciable la cual a su vez estaba encadenada con los Partidos Políticos y su dirigencia donde los mejores eran los “honestos pasivos” que con su silencio abrían las compuertas a la delincuencia fiscal organizada en sociedad con un hamponato al menudeo de los Fondos Públicos.
Todo candidato a la Presidencia con opciones de triunfo debía ser tolerante con el Poder de los corruptos y por debajo de cuerdas se sellaban contratos y proyectos para ese pacto a futuro cuando el triunfador desplegaba la cartera de negocios del gobierno. Piñerúa, inclusive, con el apoyo de Rómulo Betancourt pero bajo el fuego inclemente de los Apóstoles y una masa de la pequeña burguesía oportunista y depredadora de los dineros públicos que habían degenerado la función pública fueron suficiente para la derrota Adeca del setenta y ocho. Ser honesto en un Ministerio era como ser ateo en un Templo Islámico.
Desde esta perspectiva y luego de que los propios corruptos y sus aliados hicieran una jugada política para evitar el cambio promovido por CAP hacia una economía productiva poniendo el énfasis en la empresa privada se produjeron una serie de movimientos desde donde aparecieron hasta unos tales “notables” que se caracterizaron por darle piso intelectual a un objetivo: Poder y dólares para el militarismo guasón.
En este devenir como tormenta en día soleado se aparecieron los “brujos de siempre” repartiendo promesas y esperanzas pero esta vez con el Cuento de Cuartel de una revolución bolivariana y ¡Zúas! los pendejos nos creímos el menú y resultó peor el remedio que la enfermedad. Afortunadamente Yo pendejo universal a los seis meses intuí la estafa y el gran guiso en puertas cuando los bandidos de siempre unidos a unos militares ávidos de comodidades se aparecieron ahora como perseguidos de CAP lo cual fue buen requisito para conformarse en banda criminal y desde el famosísimo Rey del Timbre hasta el terrible Capulina y afines se convirtieron en asesores y hasta directores o “jefes” del Contincoleo de los abundantes recursos materiales y financieros del Estado.
El caso es que en este momento es que algunos necios o necias le echan en cara a Juan Pendejo que haya votado por este desastre como si uno tuviera los dones del prócer pitoniso de Pedro Carreño para adivinar el futuro cuando nos tocó ver para creer y concluir que a pesar de todas las marramuncias adecas con ellos se vivía mejor. ¡Ojalá! en unas nuevas elecciones generales no nos volvamos a equivocar porque ya sería una enfermedad y eso si ahora hay que hilar fino a la hora de recibir ofertas de bienestar y progreso para Venezuela y su población. Terrible fuera que por el ataque por el voto de ayer nos rindiéramos y no lucháramos por salir de los estafadores de oficio como si fuéramos suicidas y les digo: ¡Zape Gato! ¡Ñaragato! con esa Constituyente. Amanecerá y nos sacudiremos.
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