Lo que poco se habla
El aborto provocado, constituye la primera causa de mortalidad materna, rebasando ampliamente las dos causas universalmente aceptadas como lo son la hemorragia y la toxemia gravídica
Cada año, millones de mujeres que viven en países con códigos restrictivos solicitan abortos a pesar de los impedimentos legales. Como consecuencia, la mayor parte de los abortos inducidos en América Latina se produce en clínicas clandestinas, sin condiciones profilácticas suficientes y sin personal idóneo, preparado para suministrar un servicio de aborto seguro que proteja la mujer, establecen las investigaciones realizadas por The Center for Reproductive Rights.
En América Latina y el Caribe, cinco mil mujeres mueren cada año debido a complicaciones relacionadas con abortos provocados –más de un quinto del total de muertes maternas- representando el más alto porcentaje, 21% entre las regiones a nivel mundial. También se estima que 800.000 mujeres de bajos recursos económicos son hospitalizadas por trastornos relacionadas con un aborto inseguro.
La Organización Panamericana de la Salud ha señalado que el aborto es la causa primordial de mortalidad materna en Argentina, Chile, Guatemala, Panamá y Perú, la segunda causa de fallecimiento en Costa Rica y la tercera en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México y Nicaragua. Las cifras hacen que guardar silencio sobre este asunto constituya una conducta que debe calificarse de criminal.
De todas las mujeres que se someten a un aborto en condiciones de riesgo, entre el 10% y el 50% necesitan atención médica para el tratamiento de las complicaciones. Las más frecuentes son los abortos incompletos, sepsis, hemorragias y lesiones intrabdominales, al igual que complicaciones infeccionas que pueden dejar en la mujer secuelas conducentes a la esterilidad, embarazo ectópico y dolor pélvico crónico.
La decisión de obtener un aborto pone a la mujer en conflicto con los valores sociales, culturales y religiosos relacionados con la maternidad y es, por lo tanto, una determinación que ninguna persona toma a la ligera, investigaciones realizadas indican que los efectos psicológicos negativos que resultan de la práctica del aborto aminoran en los países donde es legal, donde existe una buena información y servicios médicos adecuados.
En Estados Unidos se llevo a cabo un estudio –publicado por la Sociedad de Psicología Americana- que demostró que no había evidencia científica que probara que el aborto voluntario tiene un efecto psicológico negativo en la mujer. Sin embargo, en donde su práctica está penalizada y las mujeres actúan en la zozobra de la clandestinidad, existen mayores probabilidades que experimenten traumas psíquicos. A pesar de ello, cabe señalar que muchas de ellas prefieren asumir los posibles efectos psicológicos negativos que pudieran surgir como producto de un aborto inducido, antes que verse obligadas a enfrentar un embarazo no deseado.
Las consecuencias devastadoras que tiene para la salud de la mujer una legislación que penaliza el aborto, y que resulta en la práctica prevalente del aborto inseguro, nos demuestra la necesidad de promover leyes más flexibles que faciliten acceso a servicios de aborto en condiciones adecuadas, erradicando de esta manera la práctica clandestina que cuesta la vida a millones de mujeres en Latinoamérica.
En Venezuela, se desconoce el número de abortos practicados debido a su carácter ilegal, de allí la inexistencia de datos precisos sobre la incidencia en la morbilidad y mortalidad femeninas. En los registros disponibles se entre mezcla el aborto provocado con el natural y otras complicaciones obstétricas. Lo que sí es incontrovertible es que el aborto provocado, constituye la primera causa de mortalidad materna, rebasando ampliamente las dos causas universalmente aceptadas como lo son la hemorragia y la toxemia gravídica.
El número de abortos que se producen diariamente en el país, obedece a multitud de factores asociados con los cambios que han ocurrido en el tiempo y en las costumbres. La decisión de tener menos hijos, es cada día más común, la gran tolerancia de actividad sexual entre los jóvenes y en los solteros que conduce a embarazos no deseados, muchos de los cuales terminan en abortos, la falta de educación sexual, la carencia de buenos servicios de planificación familiar, etc.
Las altas cifras de mortalidad y lesiones en mujeres jóvenes a consecuencia del aborto, en América Latina y el Caribe, realizado en condiciones de riesgo, son testimonio trágico del fracaso de la sociedad en salvaguardar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres victimizadas por la ceguera de los legisladores y la tozudez religiosa.
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