Los detalles del averno
Pero en lo que usted debe coincidir, si es una persona de principios, en que no hay motivo ni delito para que su hijo, Juan Pedro, continúe incomunicado en El Helicoide, en calidad de secuestrado por el Estado
Si como afirma el refrán popular “El diablo se esconde en los detalles” la degradación en el ejercicio del poder por el bolivarianismo es evidente cuando cualquier interesado se acerca a los casos de sus víctimas concretas, con rostro, nombre y apellido. Testimonios, por la fortaleza de su evidencia, odiados por las cajas de resonancia de la dictadura madurista a nivel internacional.
Juan Pedro Lares es uno de tantos casos. El 30 de julio un comando de más de un centenar de funcionarios armados intentaron detener a su padre, el alcalde del Municipio Campo Elías del estado Mérida, Omar Lares, en su domicilio. Según el jefe del Gabinete de Seguridad y Paz de la gobernación de Mérida, Óscar Aponte Landaeta, Lares padre era “responsable de financiar la logística de los terroristas que asediaron desde hace días a los habitantes de Ejido”. La familia huye por el tejado. La operación policiaco-militar sólo logra agarrar al rezagado del grupo, el hijo adolescente de apellido Lares.
Usted podrá simpatizar o no con la trayectoria o la postura política de Omar Lares. También puede avalar o rechazar las acusaciones en su contra como supuesto mecena de subversivos. Pero en lo que usted debe coincidir, si es una persona de principios, en que no hay motivo ni delito para que su hijo, Juan Pedro, continúe incomunicado en El Helicoide, en calidad de secuestrado por el Estado. Contra el muchacho no hay ninguna orden de privación de libertad emitida por un tribunal ni fue aprehendido cometiendo un acto ilegal, “en flagrancia” como gustan decir los abogados. Los abusos no terminan aquí. Juan Pedro no fue remitido a un tribunal 48 horas después de su detención, como estipula el debido proceso, y cuando usted lee esta columna continúa aislado sin haber sido señalado judicialmente como presunto responsable de la comisión de algún delito. Es más, ni siquiera aparece en la lista oficial de las personas recluidas en El Helicoide. Se sabe que está allí tras una visita de 15 minutos, la única, realizada por su madre a comienzos de agosto, tras la petición de la Cancillería colombiana. Tanto Juan Pedro como su madre, Ramona, tienen nacionalidad de ese país, lo que ha presionado a Bogotá para que tome cartas en el asunto. Hasta ahora los más dedicados a su situación han sido los medios de comunicación y las ONG de la hermana República.
El delito de Juan Pedro es ser hijo de su padre, literalmente. Mediante este secuestro, el madurismo intenta obligar que Omar tenga la misma suerte de Alfredo Ramos, el alcalde barquisimetano y hoy preso político, vecino del muchacho en las celdas del Sebin.
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