A votar, sí, a votar
Se trata de una elección regional pero una clara victoria del cambio democrático sería fundamental para plantearse el escenario de un diálogo supervisado –este sí en serio– a fin de proceder conforme al sentimiento de los venezolanos
Contados los votos y desbordadas las emociones por lo que ocurra en la batalla electoral de este domingo 15 de octubre, lo procedente sería impulsar la reunificación del país en el marco de la democracia y de la paz. Sería esa, la base de la superación de la tormentosa crisis de nuestro abrumado país, cuyas dolorosas secuelas se aprecian en la increíble miseria que aqueja a los venezolanos, el hambre, la inseguridad y los pésimos niveles de salud. Lo que sería intolerable es que no se aprovechara la eventual victoria para impulsar el desarrollo y la merecida prosperidad que pueden alcanzarse conforme a modelos ya experimentados en nuestro hemisferio. Desde muchas atalayas se ha examinado, con ánimo de superarla al menor costo, la degradación de Venezuela, hace poco tenida como una las democracias más pujantes y con índices de bienestar más elevados.
Desde la desgracia se tiende a exagerar la belleza del pasado, es verdad. Aquella democracia cargaba vicios y limitaciones que sin alcanzar los niveles escandalosos que el mundo y el país observan ahora con asombro, explican varios de ellos. Pero aquellas precariedades eran superables, no diferentes a las de otras naciones que las dejaron atrás sin desequilibrarse.
He partido del más probable de los desenlaces posibles: la victoria de una sensible mayoría de gobernadores postulados por la MUD que hagan visible e incontenible la voluntad de cambio. Sería el mejor para todos, incluidos los derrotados por el sufragio, porque al aceptar pacíficamente el resultado quedarían al abrigo de las garantías constitucionales, aparte de que a los vencedores no les convendría un clima de pasiones alteradas de cara a las enormes dificultades inmediatas que deben encarar. Se trata de una elección regional pero una clara victoria del cambio democrático sería fundamental para plantearse el escenario de un diálogo supervisado –este sí en serio– a fin de proceder conforme al sentimiento de los venezolanos
Imposible descartar otros desenlaces de consecuencias menos discernibles. Si, como temen muchos, los derrotados burlaran las elecciones desencadenarían respuestas nacionales e internacionales de consecuencias imprevisibles. La solidaridad mundial respalda la causa democrática pero lógicamente necesita que el voto se manifieste, cosa que la abstención no permitiría. El fraude sería inoportuno y muy malo para quienes lo detonen, en medio de presiones mundiales cada vez más imparables y del descontento masivo que se expresaría, fuera de dudas, mediante el humilde sufragio. ¡Fíjense pues cuán especialmente importante es votar este domingo!
Nuestras regionales trascurrirán en un planeta amenazado por el intercambio nuclear y las malas alianzas del gobierno de Maduro. La guerra es más de armas sofisticadas que de número de soldados y más de inteligencia que de jactancias. Si el demente empistolado deja de bravuconear y si EE.UU. se reabre al diálogo parece que ningún coletazo mundial debería alterar la paz universal ni la marcha tranquila de Venezuela hacia la democracia, el progreso y el más elevado bienestar ciudadano.
@AmericoMartin
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