“Su esposa ya está para que la operen. Estamos esperando quirófano, pero sangre no hay”, fue la respuesta que le dieron los médicos del Hospital Universitario de Caracas a Henry Ruíz y que lo dejó atónito. Primero tuvo que comprar todos los insumos para que atendieran a su pareja, que tiene un tumor alojado en el cerebro. Después tuvo que buscar la sangre de hospital en hospital aunque su hija había traído los cuatro donantes solicitados. La razón: en el banco de sangre del otrora centro de referencia en salud no tienen reactivos para evaluar las donaciones.
“Yo me comuniqué con varias clínicas para saber cómo era el procedimiento”, apuntó Ruíz. En la Clínica El Ávila le dijeron que la sangre no se donaba ni se vendía: es solo para los pacientes. En el Banco Municipal de Sangre le aseguraron que, al igual que en el HUC, tenían el líquido, mas no las pruebas.
Después de dos días de agonía, y gracias a un grupo que realiza trabajo comunitario, recibió dos unidades de sangre del Centro Médico Docente La Trinidad. La noche del viernes 12 de enero llegaron al piso seis del HUC las dos bolsas ya examinadas en una pequeña cava de anime. La mañana del sábado, 13 de enero, la esposa de Henry Ruíz ya había ingresado al quirófano.
Dos meses ha pasado la pareja entre las cuatro paredes de una habitación del Hospital Universitario a la espera de un cupo en la sala de operaciones, primero, y aguardando a que hubiera sangre para hacer la operación, después.
El mismo calvario que atravesaron Henry Ruíz y su esposa se repite en todos los hospitales de la capital y del interior del país. Así lo advirtió públicamente la Sociedad Venezolana de Hematología (SVH) en un comunicado difundido el pasado 18 de enero.
En Venezuela existen 344 bancos de sangre, de los cuales 160 competen al sistema público: 105 dependen del Ministerio de Salud, 31 del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y 24 corresponden a sanidad militar y a otras organizaciones estatales como EspromedBio y Quimbiotec. Alrededor de 70% de estos centros en el sector público y privado están en crisis, según estimó la doctora Maribel Meléndez, secretaria general de la SVH e integrante del Grupo Cooperativo de Medicina Transfusional.
En el comunicado, la SVH denunció que descartar la presencia de hepatitis B, hepatitis C, VIH sida, sífilis, el virus linfotrópico humano y el mal de chagas en las donaciones de sangre se ha convertido en un imposible ante la escasez de reactivos serológicosen todo el país.
El único ente responsable del suministro de estos reactivos es el Ministerio de Salud y para la fecha no se ha pronunciado sobre la crisis que viven hospitales y pacientes por igual. El último lote de materiales que entregó el Estado data de agosto y septiembre de 2017, insumos que para finales de año ya habían sido agotados casi en su totalidad.
Desde diciembre de 2017 la situación se tornó crítica. Las primeras dos semanas de enero el hospital pediátrico José Manuel de los Ríos no pudo hacer cirugías por falta de sangre. Hasta el viernes 19 de enero el oncológico Luis Razetti tampoco había podido hacer intervenciones quirúrgicas, mientras que los quirófanos del Periférico de Catia continúan paralizados por esta razón.
“En el HUC hay más de 300 bolsas de sangre sin procesar porque no hay reactivos“, apuntó Meléndez. Las cirugías en el Hospital Universitario se volvieron contadas desde que el problema de la falta de sangre arreció. En ese reducido número entra la operación que le realizaron a la esposa de Henry Ruíz.
Sin reactivos, de poco sirven las donaciones. Si no son evaluadas en un lapso entre los cinco y los siete días después de la extracción, las plaquetas se pierden. Otros componentes de la sangre, como los glóbulos rojos, pueden durar alrededor de 30 días si están almacenados bajo las condiciones adecuadas.
La situación preocupa tanto a los galenos como a la SVH. Estos últimos advierten a las autoridades que, de no tomar las medidas correctivas en el corto plazo, los bancos de sangre están en riesgo de quedar inoperativos.
Todos somos suceptibles a necesitar sangre en algún momento de nuestras vidas. No hay cómo tratar una emergencia en los hospitales”, alertó la doctora Meléndez.

Crisis en el este y en el oeste

“Hoy lunes, 22 de enero, no tenemos para hacer la prueba del VIH y ninguno de los otros hospitales de la zona lo tienen”, denunció en video el hematólogo y jefe del banco de sangre del hospital de El Tigre (Anzoátegui), Fernando Guevara. 
Frente a la la escasez de materiales, la solidaridad ha privado en los bancos de sangrede todo el país. El intercambio de insumos había sido una de las formas más comunes de supervivencia, pero el desabastecimiento absoluto ha frustrado cualquier intento por sortear la crisis. Según Guevara, ni en Cantaura ni en Barcelona había disponibilidad del reactivo que detecta la presencia del virus de inmunodeficiencia humana para el pasado lunes.
La misma crisis sacude al principal centro público de salud en Táchira, el Hospital Central de San Cristóbal. “Desde septiembre no nos ha llegado ningún reactivo“, aseguró el director del banco de sangre del nosocomio, Arfilio Mora, “de siete pruebas en total, solo estamos realizando cuatro. Las otras tres las tienen que hacer los familiares en laboratorios privados”.
Las pruebas que faltan en el Hospital Central de San Cristóbal y que exige la ley son las de Hepatitis C, la de VIH sida y la VDLR (para el diagnóstico de la sífilis). Realizar estos tres exámenes en un centro privado en Táchira puede llegar a costar aproximadamente 750 mil bolívares, tres veces el sueldo mínimo. Mientras que hacer la prueba del VIH sida en un laboratorio privado en Anzoátegui oscila los 400 mil bolívares.
“Ningún hospital del Ministerio de Salud tiene presupuesto para asumir los costos de esas pruebas de laboratorio. La compra de reactivos siempre se ha hecho a través de licitaciones. Se le hace cuesta arriba a cualquier hospital comprar los reactivos con su presupuesto local”, aseguró Mora.