José Martí: “Se aspira, aroma, narcotiza, y canta”
“Hashish” es oda a la resina de cannabis escrita nada menos que por el Héroe Nacional de Cuba
Lunes, enero 29, 2018.CUBANET | Alberto Méndez Castelló
LAS TUNAS, Cuba.- Variopintas fueron las celebraciones en Cuba por el natalicio número 165 de José Martí este 28 de enero. Véanse sólo dos ejemplos, distantes en la geografía cubana, aunque cercanos en sus propósitos de narcisismo de grupo:
Con la presencia del general Raúl Castro y el ex secretario de Comercio de Estados Unidos Carlos Gutiérrez, develaron en La Habana una réplica de la estatua ecuestre que de Martí fue esculpida para el Central Park de Nueva York.
Mientras, en Puerto Padre, estudiosos de la vida y la obra de Martí hablaron de vinos. Sí, de vinos: convinieron que José Martí bebía vino, pero que en modo alguno era alcohólico. Y entre los historiadores había médicos.
Como la figura de José Martí ha sido profusamente utilizada según conveniencias, y en no pocas ocasiones como el que acerca una brasa a su sardina, la estatua del Central Park de Nueva York, inmortalizando en bronce la caída de Martí en Dos Ríos, ahora replicada en La Habana, y las copas de vino que según los historiadores no llegaron a ser de Martí un adicto, me hicieron preguntar a un médico si conocía un poema de José Martí dedicado al hachís”.
“¿Al hachís?”, me preguntó aquel.
“Sí, a la droga, al cannabis, a la yerba que llamamos marihuana y a la resina de ella que llaman hachís, que viene de la palabra árabe hashish y significa hierba”, dije.
“No, no conozco esa obra de Martí”, dijo el doctor.
El desconocimiento del médico-historiador es comprensible. Hashish no es muy conocido en Cuba, tal parece un apestado en la muy publicitada obra martiana.
Allá por 2008 sintonicé Radio Exterior de España una tarde, mientras transmitían un programa singular, trataba sobre la resonancia de la vida de grandes hombres en sus obras y ellos mismos en el contexto social, el locutor declamaba: “El árabe, si llora, al fantástico Hashish consuelo implora/ El Hashish es la planta misteriosa, fantástica poetisa de la tierra/ Sabe las sombras de una noche hermosa/ Y canta y pinta cuanto en ella encierra/ El ido trovador toma su lira/ El árabe indolente Hashish aspira/ Y el árabe hace bien, porque esta planta se aspira, aroma, narcotiza, y canta/ Y el moro está dormido/ Y el Hashish va cantando/ Y el sueño va dejando armonías celestes en su oído”.
Y el locutor concluyó las citas del poema inusitado exclamando:
“¡Oh beso de mujer, llama a mi puerta! ¡Hashish de mi dolor, ven a mi boca!”
Y, como si fuera un boxeador, el locutor puso fin al programa metiendo un gancho a la quijada de sus oponentes diciendo: “Ven… una oda al hachís, escrita nada menos que por José Martí, Héroe Nacional de Cuba”.
Hashish no aparece en ninguno de los 28 tomos de las Obras completas de José Martí. Existen otras versiones, posiblemente corregidas por el propio autor; probablemente Martí escribió los originales cuando contaba 22 años, los versos fueron publicados en México el 18 de abril de 1875 por la Revista Universal.
El hecho de Martí escribir Hashish en modo alguno quiere decir que fuera un adicto a esa droga. Pero Martí vivió muy poco, sólo 42 años, y trabajó mucho; escribió tanto mientras hizo política, amó a mujeres y tuvo un hijo, que su obra pareciera exceder las fuerzas propias de un hombre, y, personalmente, creo que para mantenerse alerta y a la vez creativo, Martí no sólo debió beber vino, sino también y muy en lo íntimo consumir hachís sujetándose a sus propias riendas. Sin una interpretación demasiado recta del poema el mismo parece revelarlo: “El Hashish es la planta misteriosa, fantástica poetisa de la tierra/ Sabe las sombras de una noche hermosa/ Y canta y pinta cuanto en ella encierra”.
Me pregunto cuándo bajaremos a Martí del pedestal de los monumentos, y, hecho hombre de carne y hueso, lo pondremos a caminar entre nosotros, entre todos nosotros, aunque pensemos diferentes, si en definitiva, él se adelantó tanto a su tiempo, que hasta cannabis es hoy legal donde antes fue crimen.
Con la presencia del general Raúl Castro y el ex secretario de Comercio de Estados Unidos Carlos Gutiérrez, develaron en La Habana una réplica de la estatua ecuestre que de Martí fue esculpida para el Central Park de Nueva York.
Mientras, en Puerto Padre, estudiosos de la vida y la obra de Martí hablaron de vinos. Sí, de vinos: convinieron que José Martí bebía vino, pero que en modo alguno era alcohólico. Y entre los historiadores había médicos.
Como la figura de José Martí ha sido profusamente utilizada según conveniencias, y en no pocas ocasiones como el que acerca una brasa a su sardina, la estatua del Central Park de Nueva York, inmortalizando en bronce la caída de Martí en Dos Ríos, ahora replicada en La Habana, y las copas de vino que según los historiadores no llegaron a ser de Martí un adicto, me hicieron preguntar a un médico si conocía un poema de José Martí dedicado al hachís”.
“¿Al hachís?”, me preguntó aquel.
“Sí, a la droga, al cannabis, a la yerba que llamamos marihuana y a la resina de ella que llaman hachís, que viene de la palabra árabe hashish y significa hierba”, dije.
“No, no conozco esa obra de Martí”, dijo el doctor.
El desconocimiento del médico-historiador es comprensible. Hashish no es muy conocido en Cuba, tal parece un apestado en la muy publicitada obra martiana.
Allá por 2008 sintonicé Radio Exterior de España una tarde, mientras transmitían un programa singular, trataba sobre la resonancia de la vida de grandes hombres en sus obras y ellos mismos en el contexto social, el locutor declamaba: “El árabe, si llora, al fantástico Hashish consuelo implora/ El Hashish es la planta misteriosa, fantástica poetisa de la tierra/ Sabe las sombras de una noche hermosa/ Y canta y pinta cuanto en ella encierra/ El ido trovador toma su lira/ El árabe indolente Hashish aspira/ Y el árabe hace bien, porque esta planta se aspira, aroma, narcotiza, y canta/ Y el moro está dormido/ Y el Hashish va cantando/ Y el sueño va dejando armonías celestes en su oído”.
Y el locutor concluyó las citas del poema inusitado exclamando:
“¡Oh beso de mujer, llama a mi puerta! ¡Hashish de mi dolor, ven a mi boca!”
Y, como si fuera un boxeador, el locutor puso fin al programa metiendo un gancho a la quijada de sus oponentes diciendo: “Ven… una oda al hachís, escrita nada menos que por José Martí, Héroe Nacional de Cuba”.
Hashish no aparece en ninguno de los 28 tomos de las Obras completas de José Martí. Existen otras versiones, posiblemente corregidas por el propio autor; probablemente Martí escribió los originales cuando contaba 22 años, los versos fueron publicados en México el 18 de abril de 1875 por la Revista Universal.
El hecho de Martí escribir Hashish en modo alguno quiere decir que fuera un adicto a esa droga. Pero Martí vivió muy poco, sólo 42 años, y trabajó mucho; escribió tanto mientras hizo política, amó a mujeres y tuvo un hijo, que su obra pareciera exceder las fuerzas propias de un hombre, y, personalmente, creo que para mantenerse alerta y a la vez creativo, Martí no sólo debió beber vino, sino también y muy en lo íntimo consumir hachís sujetándose a sus propias riendas. Sin una interpretación demasiado recta del poema el mismo parece revelarlo: “El Hashish es la planta misteriosa, fantástica poetisa de la tierra/ Sabe las sombras de una noche hermosa/ Y canta y pinta cuanto en ella encierra”.
Me pregunto cuándo bajaremos a Martí del pedestal de los monumentos, y, hecho hombre de carne y hueso, lo pondremos a caminar entre nosotros, entre todos nosotros, aunque pensemos diferentes, si en definitiva, él se adelantó tanto a su tiempo, que hasta cannabis es hoy legal donde antes fue crimen.
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