Libros de los Bolívar
Si hechos demuestran la naturaleza de los hombres y cómo en los siglos XVIII y XIX se gestó en Caracas a través de varias familias distinguidas la aspiración de las transformaciones esenciales que estimularon la independencia de Venezuela, cítense la cultura de las mismas, sus intereses principales, el pensamiento que surgió en otras latitudes, el impulso de la ilustración que había comenzado a influir en todos los espíritus. Una de aquellas familias notables eran los Bolívar. Entroncados con las más importantes de la provincia, poseían no solamente bienes de fortuna sino que detentaban figuración en la política, la milicia, la religión, el comercio y la agricultura.
No en balde el 26-03-1786, don Juan de Guillelmi, Capitán General de Venezuela, daba noticias al Marqués de Sonora del suceso de la muerte de don Juan Vicente Bolívar, Coronel del Batallón de Voluntarios de los Valles de Aragua, donde sus propiedades eran amplias y sus productos apreciados. Había fallecido no el 12 de enero como indicaba el documento sino el día 19.
Para suceder a Bolívar en sus funciones militares se precisaban resoluciones reales. Entre los sustitutos se propuso al Marqués de Mijares, de valioso historial, quien era Teniente Coronel graduado y Capitán de Granaderos del Batallón de Caracas. Igualmente, figuraban don Gerónimo Lovera y don Joseph Cocho. Las preferencias las tenía el primero por su origen distinguido y por su: “constante aplicación, zelo, y experimentado amor al servicio” del Rey y, al mismo tiempo, tal y como lo señaló también el Brigadier Miguel Pacheco, el Marqués era, así como también los Bolívar en su momento y otros: “sujetos de la primera distinción, y conveniencia en dicha ciudad”.
Entre los libros de la biblioteca de don Juan Vicente Bolívar, padre del Libertador, y que fueron legados a sus descendientes varones, Juan Vicente del mismo nombre y otros no conocidos a Simón, se encuentran: “Espectáculo de la Naturaleza, o Conversaciones acerca de las particularidades de la Historia Natural” del Abate Pluche, 1753; tomos de la “Historia Antigua”; “Elevaciones del Alma a Dios” de Bossuet, 1769; la “Conquista de México” -sin señalar su autor-; “Historia de las Variaciones de las Iglesias Protestantes” de Bousset, 1755; textos de historia general; “Teatro Crítico Universal” de Feijoo; “Demostración Crítico Apologista de Sarmiento”; “Ilustración Apologética”; “Comedias” de Calderón, entre otros. Resulta interesante apreciar la diversidad de temas históricos, científicos y literarios que existía en la biblioteca de los Bolívar.
Igualmente, es necesario destacar el caso de la biblioteca de los Palacios de la cual pudo haber tenido conocimiento de alguna manera el futuro Libertador. Entre las obras principales estaban: “La Riqueza de las Naciones”, de Adam Smith y el: “Proyecto Económico en que se promueven varias providencias dirigidas a promover los intereses de España, con los medios y fondos necesarios para su planificación”, de Ward, publicada en 1762, texto de interés por proponer el desarrollo de cultivos, el fomento de la economía, la organización empresarial y social con criterios de modernidad y que la Península se preparase ante la eventualidad de: “perder las Indias” y no sufrir por ello.
Las propias bibliotecas que el Libertador conformó en el futuro reflejaron -inclusive en los viajes- su visión cosmopolita del mundo, la amplitud de sus conocimientos e intereses culturales, la solidez de su formación intelectual, testimoniando en su carta del 25-05-1825 que: “no he dejado, sin embargo, de ser educado como un niño de distinción puede serlo en América bajo el poder español”.
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