A este inmigrante lo ayudó la Iglesia a insertarse en Guayaquil
A Giorgin le gusta el trabajo duro. Llegó con $165 y en cinco meses pudo llevar a su familia con él.
Se llama Giorgin Díaz, de 37 años, de religión adventista, y llegó a Quito el 5 de diciembre de 2015 con solo $165.
Es el fotógrafo y camarógrafo que se fue con dos maletas cargadas de la esperanza de llevar consigo a su esposa Nerian García, una profesional de dos carreras universitarias, y dos hijos quienes permanecieron en Caracas.
En Venezuela trabajó como camarógrafo para Niños Cantores en Valencia, luego ANTV, y Dat TV, y después en una productora para Meridiano TV, Trabajó con el gobernador Acosta Carles y en la campaña presidencial de Manuel Rosales y con el alcalde Feo La Cruz en Naguanagua. También lo hizo en Caracas en Meridiano TV, con el alcalde Jorge Rodríguez y en Covetel Corporación Venezolana de Televisión en Transmisiones Presidenciales de Hugo Chávez.
Cuando me preguntaban si soy chavista, yo le respondo: Soy camarógrafo.
Para la familia, que tenía un buen nivel de vida, las cosas comenzaron a cambiar poco a poco, disminuyeron los viáticos, las horas extra, el sueldo no alcanzaba y no hicieron el viaje anual al que acostumbraban. Hubieron de vender dos bicicletas para salir de algunas deudas. Entonces decidieron ahorrar divisas para viajar a Ecuador. Tenía un familiar en Aruba, adonde decidió viajar para conseguir un trabajo y traer divisas, pero le devolvieron el mismo día del aeropuerto porque no tenía $500 dólares que exigía inmigración para ingresar a la isla. Hasta que por fin vendió su Toyota corolla en Bs 100 y el pasaje en autobús hasta quito le costó 120 mil bolívares.
Pero ya estaba en Ecuador. Escogió Quito porque le habían hecho allí una oferta de trabajo, pero que después fue un engaño. No consiguió trabajo en Quito por lo que viajó a Guayaquil, adonde vive el hijo del conserje donde tienen su apartamento en Caracas, y éste le ayudó.
Allí primero trabajó en un autolavado, donde duró solo 8 días. Luego un mes desempleado y más tarde dos meses como ayudante en un taller de mecánica.
Como suele ocurrir con los emigrantes, Giorgin probó suerte indagando en la Iglesia adventista del Séptimo Día, que es una institución a nivel mundial, y que tiene una corresponsalía en Guayaquil. Se ofreció para hacerles videos y fotos, y pronto conversó con el jefe de Recursos Humanos, quien le dio información sobre un nuevo colegio que abrirían de inmediato.
Le acogieron muy bien. Había un cargo de camarógrafo pero no había aun el presupuesto. Le ofrecieron si un cargo de vigilante, y lo aceptó. Para este febrero de 2018 ya cumplirá pronto 2 años en el cargo.
Trabaja de noche allí y durante el día le hace los videos institucionales al colegio.
Gana dos sueldos básicos. Le conviene más que trabajar en una televisora de camarógrafo ya que averiguó y allí ganan unos $ 600 o $ 700 dólares tienen que trabajar a toda hora, y los fines de semana también como periodista.
En mayo de 2016, ya su esposa, Nerian y sus dos hijos de 17 y 7 años estaban con él en Guayaquil. Su primera meta ya estaba cumplida.
La Iglesia adventista tuvo que ver mucho con ello. La ayuda que recibe de ella es constante. Lo hicieron para posibilitar una visita de su madre a Guayaquil, y con la inscripción de sus hijos en el colegio, con sus uniformes. “No se cómo pagarles –a la Iglesia, a los pastores y al administrador del colegio- porque me han ayudado bastante”, comenta Giorgin.
-No he vivido experiencias malas con los ecuatorianos, pero sí he visto que se han incrementado la xenofobia contra el venezolano. Una chica le compró una arepa un maracucho y después que se la compró se la lanzó al pecho, diciéndole “ya no quiero muerto de hambre”! Casos como esos hay muchos. Aunque yo no he tenido problemas. Algunos me han comentado que cuando me iré a mi país, o que les estoy quitando el trabajo a ecuatorianos. Yo le dije que uds son flojos porque hace una semana a mí, que soy camarógrafo, me ofrecieron descargar un camión por $15, y yo lo hice, tomé unas fotos y las coloque en Instagram diciendo “No le temo al trabajo, el trabajo me teme a mí”.
-¿Cuál es tu plan?
-Mi plan es que mis hijos se gradúen en este país. Mi hija está en tercer grado, faltarían unos 10 años. Mi hijo está en quinto año. Mi proyecto es montar una productora de TV y tener mi empresa registrada, que ya esto en eso. Seguir con la educación adventista y según como me vaya con mi plan de la empresa veo si me voy o me quedo. Te confieso algo, si este gobierno dictador sale en unos años, en 5 años nos regresamos a Venezuela, porque nuestro sueño es regresar a nuestro país y volver a ser los de antes.
- Carlos Subero
15/02/2018 - VENEPRESS
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