martes, 13 de noviembre de 2018

Trino Márquez: el Estado venezolano se ha convertido en una especie de cleptocracia

Trino Márquez: el Estado venezolano se ha convertido en una especie de cleptocracia

El sociólogo Trino Márquez sugiere a todos los venezolanos participar en aquellas organizaciones a las que se tiene acceso. Desde juntas de condominio, pasando por gremios o sindicatos. Recomienda superar el aislamiento, el individualismo
Esperanza Márquez   @espemar

Trino Márquez es sociólogo y doctor en ciencias sociales y maestría en filosofía de la Universidad Central de Venezuela. Ha ejercido como profesor titular y docente del doctorado de ciencias sociales de la Universidad Central de Venezuela. Ha escrito varios libros y publicado en diversas revistas. En la actualidad es director académico de Cedice Libertad.
Como parte del proyecto “Estar bien” auspiciado por la Sociedad de San Pablo, Padres Paulinos de El Hatillo, Trino Márquez dictó una conferencia y luego tuvimos la oportunidad de conversar sobre el tema cómo  “Estar bien” en el ambiente hostil que vivimos los venezolanos.
–¿Cómo podemos los venezolanos estar bien en el ambiente tan hostil que estamos sufriendo?
–Lo primero que tenemos que hacer es tratar de hacer un diagnóstico de la realidad socioeconómica, sociopolítica y emocional del venezolano porque son datos que a veces no aparecen en los registros, pero son muy importantes para entender cómo podemos bien vivir en un ambiente tan hostil.
–Analicemos estar bien y la situación política.
–Pareciera  un contrasentido, un oxímoron, como dicen los  gramáticos ¿Cómo puede vivirse bien en un ambiente signado por tantas necesidades y pesimismos como los que sufren los venezolanos? Y es un reto darle algún grado de coherencia a los dos términos de la ecuación  que son contradictorios.
En el pasado reciente antes de que llegara el presidente fallecido, Venezuela se caracterizó, según sondeos internacionales que realizaban las encuestadoras más importantes del mundo, especialmente la Gallup, por ser uno de los países más felices del mundo y en América Latina siempre aparecía en la punta de la pirámide y esto se mantuvo así hasta bien entrado, incluso, el gobierno de Hugo Chávez. En 2006, 2007  estas encuestadoras, especialmente la Gallup, preguntaba cómo se sentía el venezolano y se sentía muy feliz y frente a una pregunta que era emblemática: cómo se siente usted con relación a hace 1 año, la respuesta predominante por encima del 70% era que se  sentía mejor en el momento de la pregunta que antes, y cuando se le preguntaba cómo creía que iba a ser su futuro, la respuesta mayoritaria era que iba a estar mejor que en ese momento. Había como una especie de continuo que hacía que la gente  tuviera una  autopercepción tanto de sí mismo como del país altamente positiva.
–¿En este momento se ha modificado ese sentir de los ciudadanos?
–Consultores 21 hace desde hace años un estudio que se llama Perfil21 donde estudia el estado de ánimo del venezolano y allí las cifras son alarmantes: más del 70% de los venezolanos sienten que están mal hoy con relación al pasado inmediato, pero  lo más dramático es que sienten que va a estar peor el año que viene y ese es un estado de ánimo que no corresponde al presente inmediato, sino que se ha venido detectando en los últimos años y especialmente a partir del año 2013 cuando asume la presidencia Nicolás Maduro. Esto es explicable porque en los últimos 5 años ha habido un deterioro creciente de la calidad de vida de los venezolanos, consecuencia de que nuestro producto  interno bruto (PIB) ha venido decreciendo de manera continua al punto que este año vamos a cerrar con una caída del 15% y si acumulamos los últimos 5 años la caída a finales del 2018 será del 50% del PIB.
Es decir, que el conjunto de bienes y servicios que se producen en el país representan 50% menos de lo que representaba en el año 2013. Esto ocurre en medio de un auge de los precios petroleros, porque si bien es cierto que en el 2014/15 los precios se derrumbaron ya van casi dos años que los precios del crudo están por encima de los 70 $. Hoy en día la producción petrolera se ha desplomado de 3.100MM de barriles, exportábamos 2.300MM a 1.100MM que son producidos por convenios internacionales. El desplome de la producción petrolera es lo que ha marcado el retroceso o la merma del PIB y es  lo que ha determinado que hoy nosotros estemos más o menos con la misma producción de bienes y servicios de hace 40 años.
–¿Cómo valora el indicador hiperinflación?
–Hoy en día Venezuela es el único país del planeta tierra que está sometido a este proceso, el último fue Zimbabwe pero logró superarlo, con el agravante que la hiperinflación donde más se ensaña y crece es en los alimentos y si seguimos en esta escalada hasta final del 2018, los alimentos sufrirán una hiperinflación de 1.300.000 o 400 MM%.
Entonces sí hay suficientes motivos para que la gente sienta que hoy vive peor y que el futuro está más ensombrecido que en el pasado. Hay motivos para estar desilusionado, para ser muy poco optimista y este es el estado de ánimo o de desánimo que recogen los estudios más importantes que hay en el país: Consultores 21 y también Datanálisis y otros.
–¿Cuál es la situación de Venezuela en el mundo?
–Lamentablemente en los últimos tiempos Venezuela se ha convertido en un centro de producción de malas noticias: la hiperinflación, el éxodo de los venezolanos, la corrupción, en algún hecho negativo. Venezuela que era ejemplo  mundial de una democracia muy sólida, con un crecimiento  bastante equitativo de la riqueza, en Venezuela la diferencia entre los más ricos y los más pobres podría estar entre 5 o 6 veces. Hoy esa diferencia se ha ensanchado con el agravante que los sectores pobres son cada vez mayores. En este momento los ricos y la clase media conforman menos de 15%,  el resto es gente que navega entre la pobreza o está sumergida en la extrema pobreza, es de alrededor del 40% y los que ganan menos de la canasta básica que incluye la comida y los servicios básicos es más o menos el 78/80%. Según Luis Pedro España del Instituto de investigaciones económicas y sociales de la UCAB, la pobreza en Venezuela es alrededor del 83/84%, probablemente la mayor de América Latina. Ahí hay que diferenciar la pobreza estructural, los que siempre han sido pobres, y la pobreza coyuntural o los nuevos pobres.
El otro factor es el éxodo, la diáspora, el exilio o la fuga.  El proceso comenzó en el año 2000, pero cuando comienza a acelerarse es a partir del año 2010 y a partir del 2013 hay una curva, un punto de inflexión que dispara la fuga de venezolanos. Ese éxodo estaba integrado por personas de alto nivel educativo, nosotros llegamos a tener el exilio más ilustrado de América Latina. Pero a partir del año 2016 la fuga comenzó a crecer y se desplazó hacia otros sectores del país, hoy está fugándose todo el mundo, los cerebros, las mentes y las manos. La crisis venezolana se expresa en este componente y que se ha convertido en un problema regional de enorme preocupación principalmente para Colombia y para Perú y Ecuador.
Otro elemento es la corrupción, el Estado venezolano se ha convertido en una especie de cleptocracia y así se conoce en buena parte del mundo, no tenemos un estado con funcionarios públicos sino lleno de cacos, estafadores, ladrones, maleantes. Esto no sólo tiene consecuencias morales sino también prácticas, concretísimas, que si a usted se le va la luz no es por las lluvias sino porque hay unos señores que se robaron los reales que estaban destinados a mejorar la planta eléctrica del país y ese dinero fue a parar a las manos de unos señores conocidos como bolichicos. En España a un señor Villalobos le encontraron que en un año ha lavado 1.200.000 $ y ese señor era viceministro de electricidad. Otro problema es el de los Derechos Humanos, en Venezuela hay más presos políticos que en Cuba, hay más de 230 y sabemos lo que pasó con Fernando Albán y ya el mundo sabe que además de este ser un régimen corrupto es criminal.
–¿Qué ha pasado con la democracia en Venezuela?
–Todo lo anterior hay que combinarlo con el retroceso de la democracia. Fuimos de las democracias más sólidas de la región; nuestro sistema electoral era ejemplo en América Latina, hoy en día el CNE se convirtió en la oficina de asuntos electorales del PSUV o de Miraflores. Nosotros contamos con grandes partidos políticos, los más importantes de América Latina comparables con los grandes partidos de Europa. Esos grandes partidos desaparecieron en gran parte por las grandes crisis internas que vivieron, pero además porque hubo una política sistemática a partir de 1999 para destruirlos, así como a los sindicatos, las asociaciones vecinales, los gremios profesionales.
Aquí en Venezuela se ha venido produciendo un proceso sistemático de sustitución de las organizaciones no gubernamentales por organizaciones muy gubernamentales, que son financiadas por el Ejecutivo nacional y ese tejido que existe  y que tiene que existir en una democracia entre el Estado y la sociedad, ese tejido conjuntivo, los vasos comunicantes que hacen que una sociedad pueda detener, oponerse al poder arbitrario de la autoridad, todas esas organizaciones han sido eliminadas, dinamitadas. Han logrado sobrevivir algunos medios de comunicación, pero la situación de los medios es terrible.
Nosotros llegamos a tener de los medios de comunicación más importantes del mundo entero, poderosos, tan poderosos que lograron salir de uno de los presidentes mas carismáticos y populares que tuvo la democracia como fue Carlos Andrés Pérez, esa “maniobra” se urdió entre los notables y los medios de comunicación y esto demostró la fortaleza de los medios de comunicación y la autonomía del poder judicial porque quien tomó la decisión de enjuiciar al presidente fue la Corte Suprema de Justicia y fue ratificada por el Senado de la República.
Es un cuadro global muy preocupante porque hay lo que  algunos sociólogos llaman crisis sistémica, no hay un sector que se salve. Una crisis sistémica que abarca los aspectos económicos y sociales, los aspectos morales, los éticos.
–Hay un aspecto importantísimo que es la presencia omnímoda de los militares en el Gobierno.
–Venezuela fue siempre una República civil, democrática,  donde los militares estaban subordinados al poder civil representado por el Congreso y los ascensos se decidían  en la Cámara del Senado. Eso cambió con Hugo Chávez que se erigió como la única persona que establecía quienes ascendían a partir de Coroneles a Generales. Hoy encontramos que Venezuela es un régimen militar militarista que controlan Pdvsa, el Arco Minero, tienen la red de distribución de alimentos. Es un gobierno militar cívico. Tiene como guinda a la Asamblea Constituyente, al Tribunal Supremo de Justicia, al Fiscal General de la República y a otras figuras con poco peso específico.
–¿Qué ha pasado con la descentralización?
–Este es el gobierno más centralista que ha tenido la historia de Venezuela, más centralista que la tiranía de Juan Vicente Gómez y que la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Hoy los gobernadores son como títeres del gobierno central; los de la oposición pueden hacer muy poco frente al poder central porque no les transfiere el situado constitucional y los del oficialismo reciben órdenes de Miraflores.
–¿Cómo queda  la propiedad privada en este régimen?
–Estamos ante un Estado que agrede, acosa de manera continua la propiedad privada. Aquí en la práctica no hay propiedad privada sino que hay delegación, puedes ser propietario mientras que yo no decida lo contrario. Mientras que los chinos con las reformas de Xi Jinping reivindicaron la importancia de los derechos de propiedad, aquí en Venezuela están destruidos. Esto ha hecho que Venezuela sea la economía menos eficiente, menos productiva de América Latina y existe la amenaza, en la nueva Constitución, de crear el Estado Comunal, acabar totalmente con la propiedad privada.
–¿Ante este panorama todavía podemos pensar en lograr estar bien?
–En este país que se ha arruinado paulatinamente, en donde hay una enorme desesperanza, militarizado, tomado por el morbo de la corrupción y de la ineptitud, en este país es en donde la gente tiene que sacar cuerpo para ver cómo resiste y sobrevive y tiene que decidir qué puede hacer para ser feliz, o por lo menos, para no sucumbir a la realidad o para no desertar.
No es fácil, es en esta realidad concreta donde nos toca hacer el viaje interior para no dejarnos derribar por una realidad que hace todo lo posible por abatirnos y donde no es por azar que las cosas ocurren sino que hay un proyecto concreto de aniquilación de la voluntad individual. Esto es un proyecto de dominación que está dirigido a que la gente se convierta en menesterosa, que la gente viva del estado a través de los Clap, pendiente de sacarse el Carnet de la Patria y que viva de las migajas que da “generosamente” el presidente de la república. Y es en este ambiente que hay que resistir y buscar las fórmulas para intentar superar la adversidad.
–¿Qué podemos hacer?  
–Tomar conciencia de que estamos en un momento terriblemente crudo, que no se trata de ser pesimista ni realista, sino estar lo mejor informado que se pueda porque de nada sirve ser ni pesimista ni un optimista enfermizo, si no se manejan los datos de la realidad. Yo creo que hay que hacer lo posible por participar en aquellas organizaciones a las cuales se tiene acceso. Si se es profesor agremiarse, si se es vecino de un edificio asociarse a la junta de condominio, formar parte de los consejos comunales, participar en todos los espacios colectivos, porque una de las vertientes que le  da solidez al espíritu y hace que los problemas colectivos cuando son compartidos se asuman de mejor manera es agruparse, agremiarse, reunirse para poder luchar mejor. Yo recomiendo superar el aislamiento, el individualismo.
–Pero muchas personas, desde su decepción, izan la bandera de no meterse en política.
–Hay que superar un vicio que se ha instaurado que es la antipolítica. Los políticos más perversos  enarbolan la bandera de la antipolítica, hablan pestes de los políticos. Ese fue el caso de Hugo Chávez que destruyó a los partidos políticos. Y una de las lecciones que debemos sacar de este amargo proceso es que los políticos tienen un lugar fundamental que ocupar, los partidos políticos son esenciales como bisagras de conexión entre el Estado y la sociedad y son los vehículos más importantes para alcanzar el poder y sustituir un régimen por otro.
–¿Quedan instituciones en las que todavía podemos confiar?
–Tenemos instituciones que se mantienen con un altísimo prestigio como la Iglesia Católica. El desafío que ha enfrentado la Conferencia Episcopal Venezolana y la Curia frente al despotismo y autoritarismo es un ejemplo de resistencia y de claridad. El otro es el prestigio que todavía tienen nuestras universidades y nuestros estudiantes. Hay que apoyar los centros de investigaciones, las universidades porque ahí hay un foco de resistencia alternativo y una luz para que la democracia y la libertad vuelvan a florecer.
La resistencia y la imaginación de los medios de comunicación son un enorme potencial de la sociedad venezolana. A los pocos años de haber triunfado Fidel Castro no quedaba nada ni parecido a la Globovisión actual ni nada parecido a Primero Justicia o Voluntad Popular actuales. Hay gremios que han resistido el embate del autoritarismo y a esos grupos hay que apoyarlos.
–¿En el plano individual que tendríamos que fortalecer para buscar ese estar bien que usted ha expuesto?
–Hay que fortalecer la fibra interna, estrechar los lazos familiares, los lazos amistosos, los nexos colectivos con los vecinos, porque en este momento quien nos diga que este panorama va a modificarse en el corto plazo nos está mintiendo y quien nos diga que esto fatalmente nos llevará a una especie de dictadura como la de Corea del Norte o a la de Cuba, no sabemos… Pero lo que sabemos es que si nosotros resistimos,  nos unimos, si apoyamos  a los partidos políticos, si somos capaces de levantar nuestra voz de protesta y de mantenernos firmes en nuestras condiciones democráticas y libertarias, podremos resistir y para el régimen le será mucho más difícil apabullar o vapulear lo que queda de democracia.
El “Estar bien” en un ambiente como este depende tanto de factores colectivos como individuales. Lo que debemos evitar es dejarnos avasallar  y abatir por el ambiente porque eso es lo que persiguen los enemigos de la libertad y la democracia.

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