¿Por qué los demócratas no se atreven a cambiar a Biden?
Si las campañas electorales se construyen con base a percepciones, esta va camino de girar en torno a algo muy claro: Trump y los republicanos son pura fortaleza, mientras Biden y los demócratas están más débiles que nunca
Hay una regla no escrita en campañas electorales sobre los debates: no hacen ganar a nadie una votación, pero sí pueden hacer a alguien perderla.
Pocas veces un primer debate ha generado tanto ruido, y ha dañado tanto la imagen de un candidato como lo sucedido el pasado 27 de junio en Estados Unidos.
Lo que ocurrió parece que ha sacado a la luz, más que nunca, lo que todo el mundo sabía: que el estado de Joe Biden no es el óptimo para que se presente a su reelección como presidente de los Estados Unidos. ¿Pero qué ha pasado para que lleguemos hasta aquí y nadie evite que ese señor quede en ridículo?
Hay señales que nos indican que el Partido Demócrata lo sabía y evitó que hubiera debates con otros posibles candidatos, o que adelantara la convención de Carolina del Sur, donde más fuerza tiene Biden, para coronarle lo antes posible. Muchas voces, internas y externas, venían alertando. El estado del presidente era un enorme riesgo para su reelección. De hecho, por eso apenas realiza entrevistas en estos años.
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Las causas que encontramos por las cuales los demócratas no se atreven a cambiar a Joe Biden son varias. En primer lugar, el empecinamiento del propio Biden y de su familia en negar lo evidente. Ni él está mostrando amor propio para evitar su ridículo ni su familia y círculo cercano lo están protegiendo. Curioso que tras el primer debate se acuse a “los asesores” de ser los culpables de la situación. En campaña electoral siempre se dispara al equipo antes que reconocer un error propio. En segundo lugar, parece que una causa evidente es la falta de una alternativa clara. Ningún gobernador demócrata asomó la cabeza, ni la desaparecida Kamala Harris mostró interés, y lo de Michelle Obama parece que sólo es puro marketing. Pareciera que ninguno se atreviera y llegamos a la causa principal: porque tienen miedo a Donald Trump.
Enfrentarse al expresidente significa salir magullado. Y el Partido Demócrata sólo confía en Biden, porque ya le ganó una vez. Y los buenos resultados de las elecciones de medio término, en noviembre de 2022, les animaron a no hacer cambios.
Unos cambios que, además, provocarían una guerra interna, al no haber ni un solo candidato claro. Podrían enfrentarse hasta diez alternativas, la mayoría de ellas desconocidas a nivel nacional. En ese escenario, Trump tendría un desfile triunfal hacia un nuevo mandato mientras sus rivales se despellejan en debates.
Por lo tanto, podemos concluir que el haber mantenido a Joe Biden, quemándolo frente a la opinión pública, responde al miedo del Partido Demócrata y de sus posibles candidatos.
O no se atreven a cambiar a Biden o no confían en que nadie pueda ganar a un Trump que parece cada vez más fuerte.
Si las campañas electorales se construyen con base a percepciones, esta va camino de girar en torno a algo muy claro: Trump y los republicanos son pura fortaleza, mientras Biden y los demócratas están más débiles que nunca.
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