Con frecuencia creemos que hemos visto lo peor, con frecuencia nos equivocamos.
Los adolescentes detenidos desde el 29 de julio es otro de esos casos que superan todos los límites y nos recuerdan aquel cruento Ricardo III: "El infierno está vacío y todos los demonios están aquí".
Y si le parece que no es así, lea esto:
“Ahora me dicen que tengo que ir a pelear un juicio con un niño que no hizo nada (…) Mi hijo dice que no quiere vivir”.
“Mamá, te amo, pero no aguanto más. Me quiero matar”.
“Mamá, ¿qué significa ser fascista”.
“Por donde se movía le dolía (…) le pusieron electricidad por varias partes del cuerpo y le quemaron las tetillas. Todo esto para obligarlo a grabar un video contra María Corina Machado”.
Son parte de los testimonios de las madres de los siete adolescentes pasados a juicio en Valencia como acordó la jueza Keidimar Ramos Castillo, del Tribunal 2 con competencia en terrorismo.
El Comité de Madres en Defensa de la Verdad está claro en que debe insistir “aquí y allá”, así que el jueves entregó en el TSJ un documento firmado por los familiares de las personas detenidas para exigir atención a los casos. La semana pasada hizo lo mismo en la Fiscalía General.
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