Señal de la cruz
Hoy meditaremos sobre el tema de la reconciliación. La Virgen de Laus dijo a Benita que había pedido Laus a su Hijo por la conversión de los pecadores, una obra de reconciliación que implica esencialmente la confesión y que se extiende a todas nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Preparémonos entonces para las gracias de la reconciliación.
Acto de contrición
Dios mío, siento mucho haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno, infinitamente amable y el pecado te desagrada. Tomo la firme resolución, con la ayuda de vuestra Santa Gracia, de no volver a ofenderos y hacer penitencia.
Meditación de la Palabra de Dios
Lectura del libro de Ben Sirac el Sabio (2, 7-9 y 11)
Tú que temes al Señor, confía en su misericordia, no te desvíes del camino para no caer. Esperanza de felicidad, alegría eterna y Misericordia: lo que Él da a cambio es un regalo eterno, para la alegría. Mire a las generaciones pasadas y vea: ¿ha quedado decepcionado el que confiaba en el Señor? […] Porque el Señor es tierno y misericordioso, perdona los pecados y salva en tiempos de angustia.
Extracto de los manuscritos de Laus
«¡Cuánta gente ha dicho que Laus es el refugio de los pecadores! Es allí donde Dios les inspira a hacer buenas confesiones, quita la vergüenza de aquellos que no se atreven a hablar de sus pecados, ayudados por los consejos de Benita que les revela todo su interior, les da valor, el tiempo para expresarse adecuadamente. y buenos confesores que los despiden muy contentos».
Rezar diez Avemarías
Canto
Invocación
Nuestra Señora de Laus, Refugio de los pecadores, ¡Ora por nosotros!
Oración de Laus
Señor, lleno de ternura y misericordia, eres bendito por tu Hijo Jesús que nos dio Laus, refugio de los pecadores. Eres bendito por María, nuestra madre, que vino a este refugio para visitar a los hombres y sus sufrimientos. Eres bendito por Benita Rencurel, por su testimonio y por los 54 años de escucha de la Bella Señora. Además, Señor, por intercesión de María, morada del Espíritu Santo, transforma nuestros corazones de piedra en corazones de carne. Que nosotros, siguiendo a Benita, nos dejemos transformar para vivir hoy y mañana la fidelidad al Evangelio, en la Iglesia y en el mundo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario