Autobiografía | ¡Teresa reza sin saberlo! | | | Puesta en situación | Después de que Paulina entrara en el Carmelo, fue María, la hermana mayor y madrina de Teresa, quien le enseñó a ser santa. Teresa apreciaba mucho estas lecciones, pero le faltaba algo... | | | Teresa me escribe | Hasta entonces, nadie me había enseñado todavía la forma de hacer oración, a pesar de que tenía muchas ganas. Pero María pensaba que era ya bastante piadosa, y no me dejaba hacer más que mis oraciones. Un día, una de las profesoras de la Abadía me preguntó qué hacía los días libres cuando estaba sola. Yo le contesté que me metía en un espacio vacío que había detrás de mi cama y que podía cerrar fácilmente con la cortina, y que allí «pensaba». -¿Y en qué piensas?, me dijo. -Pienso, en Dios, en la vida..., en la ETERNIDAD, bueno, pienso... La religiosa se rió mucho de mí. Más tarde, le gustaba recordarme aquel tiempo en que yo pensaba, y me preguntaba si todavía seguía pensando... Ahora comprendo que, sin saberlo, hacía oración y que ya Dios me instruía en lo secreto. | Ms A 33 | | | Comprendo | La experiencia de Teresa de hacer algo casi inconscientemente, sin pensar en ello ni nombrarlo, no es infrecuente. A menudo son las personas que la rodean, con sus comentarios o preguntas, las que permiten que la verdad aflore a nuestra conciencia. Esto demuestra lo sociables que somos los seres humanos, y que es en nuestras relaciones con los demás donde se hace o se revela la verdad. | | | Rezo y actúo | ¿Estoy realmente a la escucha de las personas que me rodean y que tienen buenas intenciones para mí, y cuyas palabras pueden ayudarme a avanzar en mi vida espiritual? Teresa rezaba sin saberlo. ¿Tengo el deseo de «hacer oración», de rezar y de comprometerme a ello simplemente empezando a honrar este deseo? |
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