¡Quinta carta a un futuro empresario!
¡Para conseguir el éxito, la primera condición es quererlo, la segunda es tener sed de él!
CARLOS DORADO | EL UNIVERSAL
domingo 26 de julio de 2015 12:00 AM
Cómo saber cuáles son las diez variables que integran ese talento natural para ser un empresario de éxito?
Tercera variable: ¡La Pasión!
Antes de cumplir los veinte años, uno debe intentar ser un buen estudiante, adquirir conocimientos, y comenzar a acumular experiencias. Es ese conocimiento el que no hace que la vida sea más larga, pero sí más ancha. Es esa experiencia la que no solo nos enseña el mapa, sino a conocer el camino.
Antes de los treinta años, uno debería buscar una pequeña empresa donde trabajar, en la que se sienta la pasión y la energía por lo que se hace, y donde se aprenda de todo y de todos; y se tenga que hacer también algo de todo. Es en esta etapa, donde no es importante en qué empresas trabajes, sino con quién trabajes. Que tengas un jefe que te enseña cosas diferentes, de una manera diferente, y te rocíe con esa pasión que se siente cuando se está construyendo un sueño.
Pero si tienes que cometer errores, antes de los treinta es la edad perfecta, ya que no importa que te equivoques o te caigas; te volverás a levantar, con apenas sacudir el polvo de la caída. Cuando eres adulto, quizás te levantes pero con una pierna rota, o una cadera dislocada. ¡Eres joven, sueña, goza, disfruta el show! Sueña con traspasar los límites, actuando como si las barreras que te separan de tus sueños no existieran, y donde todo es posible. ¡Soñar es pensar a lo grande, es apuntar a las estrellas, porque en el peor de los casos alcanzarás la Luna!
De los treinta a los cuarenta, quizás es una buena edad, si realmente quieres ser un empresario, en la que debiera hacerse algo para uno mismo; sobre todo, si quieres que eso que sueñas se haga realidad. ¿Quieres ser tu propio jefe? Es ésta la etapa de la vida donde puedes buscar un camino diferente, si quieres realmente llegar a un destino diferente; ya que no puedes conseguir más que nadie, haciendo lo mismo que todos. La gente dice: ¿qué pasa si me estrello?; pero yo siempre dijo: ¿qué pasa si no arranco? ¡Para conseguir el éxito, la primera condición es quererlo, la segunda es tener sed de él!
De los cuarenta a los cincuenta, es la edad en la que uno debería estar haciendo esas cosas por las cuales se llega a ser bueno, y que realmente apasionan. Ya que con las pasiones uno no se aburre jamás; sin ellas, se idiotiza. Por eso la gente feliz sigue sus pasiones. ¡Sumérgete, empápate de lo que te apasione! Ya que a pesar de que la pasión a menudo convierte en loco al más sensato de los hombres, también es muy cierto que hace sensato a los más locos; y nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión. El mundo necesita personas que se apasionen en algo y trabajen en ello, y quizás el mundo esté necesitando de ti. Mi madre me solía decir: "Carlos, si no hay pasión, no hay nada".
De los cincuenta a los sesenta trata de rodearte de gente joven, porque seguramente ya lo harán mejor que tú y diferente a ti: ¡Son el futuro! Así que invierte en ellos, confía en ellos y síguelos. Ellos te dirán dónde está el nuevo planeta, que tú ya no logras ver; pero quizás le puedas ir diciendo con tu experiencia y sabiduría de la vida, cómo irlo transitando, hasta llegar a él.
¿Y cuando tenga más de 60 años? Utiliza el tiempo para ti, ya que quizás es muy tarde, para cambiar. Pero no te sientas triste por tu edad, ya que tienes la satisfacción de todos los años que has vivido; y si te consideras viejo tendrás razón, ¡Pero si te consideras joven también!
cdoradof@hotmail.com
Tercera variable: ¡La Pasión!
Antes de cumplir los veinte años, uno debe intentar ser un buen estudiante, adquirir conocimientos, y comenzar a acumular experiencias. Es ese conocimiento el que no hace que la vida sea más larga, pero sí más ancha. Es esa experiencia la que no solo nos enseña el mapa, sino a conocer el camino.
Antes de los treinta años, uno debería buscar una pequeña empresa donde trabajar, en la que se sienta la pasión y la energía por lo que se hace, y donde se aprenda de todo y de todos; y se tenga que hacer también algo de todo. Es en esta etapa, donde no es importante en qué empresas trabajes, sino con quién trabajes. Que tengas un jefe que te enseña cosas diferentes, de una manera diferente, y te rocíe con esa pasión que se siente cuando se está construyendo un sueño.
Pero si tienes que cometer errores, antes de los treinta es la edad perfecta, ya que no importa que te equivoques o te caigas; te volverás a levantar, con apenas sacudir el polvo de la caída. Cuando eres adulto, quizás te levantes pero con una pierna rota, o una cadera dislocada. ¡Eres joven, sueña, goza, disfruta el show! Sueña con traspasar los límites, actuando como si las barreras que te separan de tus sueños no existieran, y donde todo es posible. ¡Soñar es pensar a lo grande, es apuntar a las estrellas, porque en el peor de los casos alcanzarás la Luna!
De los treinta a los cuarenta, quizás es una buena edad, si realmente quieres ser un empresario, en la que debiera hacerse algo para uno mismo; sobre todo, si quieres que eso que sueñas se haga realidad. ¿Quieres ser tu propio jefe? Es ésta la etapa de la vida donde puedes buscar un camino diferente, si quieres realmente llegar a un destino diferente; ya que no puedes conseguir más que nadie, haciendo lo mismo que todos. La gente dice: ¿qué pasa si me estrello?; pero yo siempre dijo: ¿qué pasa si no arranco? ¡Para conseguir el éxito, la primera condición es quererlo, la segunda es tener sed de él!
De los cuarenta a los cincuenta, es la edad en la que uno debería estar haciendo esas cosas por las cuales se llega a ser bueno, y que realmente apasionan. Ya que con las pasiones uno no se aburre jamás; sin ellas, se idiotiza. Por eso la gente feliz sigue sus pasiones. ¡Sumérgete, empápate de lo que te apasione! Ya que a pesar de que la pasión a menudo convierte en loco al más sensato de los hombres, también es muy cierto que hace sensato a los más locos; y nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión. El mundo necesita personas que se apasionen en algo y trabajen en ello, y quizás el mundo esté necesitando de ti. Mi madre me solía decir: "Carlos, si no hay pasión, no hay nada".
De los cincuenta a los sesenta trata de rodearte de gente joven, porque seguramente ya lo harán mejor que tú y diferente a ti: ¡Son el futuro! Así que invierte en ellos, confía en ellos y síguelos. Ellos te dirán dónde está el nuevo planeta, que tú ya no logras ver; pero quizás le puedas ir diciendo con tu experiencia y sabiduría de la vida, cómo irlo transitando, hasta llegar a él.
¿Y cuando tenga más de 60 años? Utiliza el tiempo para ti, ya que quizás es muy tarde, para cambiar. Pero no te sientas triste por tu edad, ya que tienes la satisfacción de todos los años que has vivido; y si te consideras viejo tendrás razón, ¡Pero si te consideras joven también!
cdoradof@hotmail.com
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