No perdieron, ¡les ganamos!
LUIS DANIEL ÁLVAREZ V. | EL UNIVERSAL
domingo 13 de diciembre de 2015 12:00 AM
Lo que ocurrió el domingo 6 de diciembre en Venezuela resultó apoteósico. Se cumplieron las dos premisas fundamentales para que pudiese ser factible una victoria. La primera, se dio una votación masiva que rondó el 75%, demostrando que con participación, todo cambio se hacía posible. La segunda condición se dio a través de un amplio aparataje de testigos que desde muy temprano, y hasta la madrugada, estuvieron en las mesas y en todas las etapas del proceso cuidando los votos y garantizando la pulcritud del ejercicio.
Las vacilantes y confusas declaraciones de la máxima representante del órgano electoral fueron el punto final a una jornada institucionalmente deficiente, en la que se limitó la observación, se obvió el ventajismo y se permitieron artimañas grotescas como las de permitir tarjetas y candidatos que creaban confusión. Tan poco transparente fue la actuación del poder electoral, que la OEA y su secretario general Luis Almagro no fueron invitados y un grupo de expresidentes entre los que estaban Andrés Pastrana, Jorge Quiroga, Laura Chinchilla y Mireya Moscoso, así como representantes de distintas agrupaciones políticas, tuvo la gallardía de visitar Venezuela, pese a que las condiciones personales que debían afrontar (y afrontaron), eran sumamente adversas.
Con todo y el ventajismo por parte del gobierno y la manifiesta indiferencia de las autoridades (que inclusive prolongaron a título personal el horario de las mesas, sin que hubiese habido reunión de Directorio), logró la alternativa democrática llevar un mensaje de esperanza, libertad y justicia.
Por más que a través de declaraciones ambiguas (sin entrar en cadena ni dar cifras) y a obvias manipulaciones informativas en los portales de internet, los encargados de dar la información no pudieron ocultar el rotundo triunfo opositor que lleva a vislumbrar que es factible la recuperación institucional de Venezuela, quedando desplazadas algunas voces agoreras y de mal semblante que hasta la saciedad ponían en duda la posibilidad de una salida democrática y electoral.
El camino no es sencillo y menos aún con un gobierno que no admite la derrota y que acusa a sus adversarios de incurrir en abusos y atropellos, tareas que más bien calzan bien en su conducta. El domingo perdieron un gobierno abusador y revanchista; los que dividieron y fueron por su lado (en lugares como Táchira con el agravante de haber perdido un circuito); los que creían que iban a repetir, manifestándolo de manera altanera y los que menospreciaron a la ciudadanía colocando tarjetas y mensajes tramposos y llenos de falsedades dirigidas a confundir. Triunfó la esperanza de tener un mejor país; el anhelo de surgir pacíficamente; los millones de votantes que valientemente ejercieron su voto y los que clamaban por la unidad, pese a las diferencias. Ganó una nueva forma de ver el país y de soñarlo, para dentro de poco seguir haciéndolo realidad.
luisdalvarezva@hotmail.com
Las vacilantes y confusas declaraciones de la máxima representante del órgano electoral fueron el punto final a una jornada institucionalmente deficiente, en la que se limitó la observación, se obvió el ventajismo y se permitieron artimañas grotescas como las de permitir tarjetas y candidatos que creaban confusión. Tan poco transparente fue la actuación del poder electoral, que la OEA y su secretario general Luis Almagro no fueron invitados y un grupo de expresidentes entre los que estaban Andrés Pastrana, Jorge Quiroga, Laura Chinchilla y Mireya Moscoso, así como representantes de distintas agrupaciones políticas, tuvo la gallardía de visitar Venezuela, pese a que las condiciones personales que debían afrontar (y afrontaron), eran sumamente adversas.
Con todo y el ventajismo por parte del gobierno y la manifiesta indiferencia de las autoridades (que inclusive prolongaron a título personal el horario de las mesas, sin que hubiese habido reunión de Directorio), logró la alternativa democrática llevar un mensaje de esperanza, libertad y justicia.
Por más que a través de declaraciones ambiguas (sin entrar en cadena ni dar cifras) y a obvias manipulaciones informativas en los portales de internet, los encargados de dar la información no pudieron ocultar el rotundo triunfo opositor que lleva a vislumbrar que es factible la recuperación institucional de Venezuela, quedando desplazadas algunas voces agoreras y de mal semblante que hasta la saciedad ponían en duda la posibilidad de una salida democrática y electoral.
El camino no es sencillo y menos aún con un gobierno que no admite la derrota y que acusa a sus adversarios de incurrir en abusos y atropellos, tareas que más bien calzan bien en su conducta. El domingo perdieron un gobierno abusador y revanchista; los que dividieron y fueron por su lado (en lugares como Táchira con el agravante de haber perdido un circuito); los que creían que iban a repetir, manifestándolo de manera altanera y los que menospreciaron a la ciudadanía colocando tarjetas y mensajes tramposos y llenos de falsedades dirigidas a confundir. Triunfó la esperanza de tener un mejor país; el anhelo de surgir pacíficamente; los millones de votantes que valientemente ejercieron su voto y los que clamaban por la unidad, pese a las diferencias. Ganó una nueva forma de ver el país y de soñarlo, para dentro de poco seguir haciéndolo realidad.
luisdalvarezva@hotmail.com
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