| Ocaso AyatoláEl régimen iraní se enfrenta a su momento de mayor vulnerabilidad desde la Revolución Islámica de 1979.
Destacado Suscriptor, Hoy abordamos un tema que podría redefinir el futuro de Oriente Medio y, en consecuencia, del orden geopolítico mundial: el posible colapso del régimen iraní. Los recientes enfrentamientos entre Israel y los diversos actores alineados con Teherán, sumados a la crisis interna que sacude a la República Islámica, nos obligan a preguntarnos si estamos presenciando el ocaso de los ayatolás. Enfrentado a presiones crecientes tanto desde dentro como desde fuera, el futuro de Irán parece más incierto que nunca. ¿Qué papel juegan en esta ecuación actores internacionales como Turquía, Rusia y China?, no olvidemos que estos países tienen intereses estratégicos en la región y su influencia podría ser decisiva en el desenlace de esta crisis. Esperamos que este análisis les ofrezca una perspectiva profunda y reveladora sobre el futuro de Irán y Oriente Medio, ayudándoles a comprender cómo estos eventos, en apariencia lejanos, podrían tener un impacto directo en la estabilidad global y, por ende, en nuestras economías y sociedades. Sin más preámbulo, los invitamos a sumergirse en este análisis estratégico. Con aprecio, Equipo Destacadas El 1 de octubre de 2024, Irán lanzó un ataque con más de 200 misiles balísticos sobre Tel Aviv y Jerusalén. A pesar de lo que podría haber sido un golpe devastador, el ataque resultó en una humillación para el régimen iraní: un solo fallecido y dos heridos israelíes. Israel, sin embargo, ha respondido de manera decisiva, invadiendo el sur de Líbano y golpeando con precisión milimétrica a las fuerzas de Hezbolá, el brazo armado de Teherán en la región. La pregunta ahora no es si Israel puede seguir debilitando a los aliados de Irán, sino cuánto tiempo puede resistir el régimen iraní bajo una presión militar y económica tan intensa. Israel está decidido a acabar con los proxies de Irán, y hasta ahora, la respuesta de Teherán ha sido insuficiente para frenar la ofensiva. Este patrón de ineficacia militar, acompañado de una economía en declive, sugiere que el régimen podría estar en su punto de mayor vulnerabilidad desde la Revolución Islámica de 1979. Internamente, Irán se enfrenta a una olla a presión. La economía está en ruinas, con una inflación galopante y una pobreza extendida que ha provocado oleadas de protestas cada vez más frecuentes y violentas. El nuevo presidente, Mahmoud Peseschkian, ha intentado apaciguar a la población con promesas de diálogo y reformas, pero enfrenta la resistencia de la vieja guardia del régimen, encabezada por el Ayatolá Jamenei y su hijo, Mojtaba. Es evidente que el régimen está dividido, y las grietas en su estructura solo se profundizan. La juventud iraní, inspirada por el acceso a las redes sociales y una nueva conciencia global, desafía abiertamente las restricciones morales impuestas por el Estado. La muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022 desató una ola de protestas sin precedentes en las que las mujeres iraníes se quitaron los velos en señal de desafío. Aunque el régimen intentó sofocar las protestas, la semilla de la disidencia ya había sido plantada. "Cuando un régimen se enfrenta simultáneamente a la presión externa, la disidencia interna y los intereses de potencias extranjeras, su destino se convierte en una cuestión de equilibrios delicados y decisiones inevitables." La posible caída del régimen de los ayatolás no solo afecta a Irán e Israel, sino también a potencias globales que tienen intereses estratégicos en la región. Los movimientos de Turquía, Rusia y China en este tablero geopolítico podrían determinar el futuro de Irán y, por extensión, de Oriente Medio. Turquía, bajo el liderazgo de Recep Tayyip Erdoğan, ha buscado aumentar su influencia regional en los últimos años. La actual debilidad de Irán podría representar una oportunidad para Ankara de llenar el vacío de poder que dejaría un eventual colapso de los ayatolás. Turquía ha mantenido una política ambigua hacia Irán, colaborando en ciertos aspectos mientras compite por influencia en Siria y en el Cáucaso. Si el régimen iraní colapsa, es probable que Turquía intensifique su papel en la región, buscando consolidar su posición como la potencia islámica dominante. Rusia ha sido un aliado clave de Irán, especialmente en la guerra civil siria, donde ambos países han apoyado al régimen de Bashar al-Assad. Sin embargo, la relación entre Moscú y Teherán es pragmática. Rusia no tiene interés en un colapso total de Irán, ya que esto podría desestabilizar aún más la región y poner en riesgo sus propios intereses. Al mismo tiempo, el Kremlin podría aprovechar un cambio de régimen en Irán para fortalecer su influencia en la región, quizás apoyando a un nuevo gobierno más alineado con sus objetivos geopolíticos. La pregunta clave es si Rusia está dispuesta a intervenir directa o indirectamente para sostener al régimen iraní en su estado actual, o si preferiría negociar con una nueva clase política en Teherán. Para China, Irán es un socio estratégico clave en su ambicioso proyecto de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Pekín ha invertido miles de millones de dólares en infraestructura en Irán y depende del país como un importante proveedor de energía. El colapso del régimen sería un golpe para los intereses económicos de China en la región, pero Pekín es conocido por su pragmatismo. Es probable que China busque mantener la estabilidad en Irán, ya sea apoyando al régimen actual o estableciendo relaciones con un nuevo gobierno, con el objetivo de asegurar sus inversiones y su acceso a los recursos energéticos. En última instancia, tanto Turquía como Rusia y China tienen intereses estratégicos en Irán y es probable que, en caso de un inminente colapso del régimen, estas potencias intervengan para proteger dichos intereses. Sin embargo, la naturaleza de dicha intervención dependerá del desarrollo de los acontecimientos y de hasta qué punto estén dispuestos a involucrarse directamente en los asuntos internos de Irán. El régimen iraní parece estar atrapado en una encrucijada: reformarse o colapsar. A medida que la presión interna y externa se intensifica, Peseschkian busca abrir las puertas al diálogo, no solo con Occidente, sino también con sus propios ciudadanos. Sin embargo, las reformas que propone son tímidas en comparación con las demandas de la población, y la resistencia de la vieja guardia es feroz. Las similitudes con la Unión Soviética de Gorbachov son inquietantes. Al igual que el líder soviético, Peseschkian parece estar luchando contra una maquinaria estatal que ya no puede controlar. Y, al igual que en la Unión Soviética, la presión externa, liderada por Israel en este caso, podría ser el factor determinante que precipite el colapso del régimen. El escenario futuro: ¿Qué sigue para Oriente Medio?Si el régimen de los ayatolás colapsa, las implicaciones para Oriente Medio serían inmensas. Irán ha sido, durante décadas, un actor clave en la región, financiando y apoyando a grupos insurgentes en Líbano, Siria, Yemen y Palestina. Sin el apoyo iraní, estos grupos terroristas podrían verse debilitados, lo que abriría una ventana de oportunidad para una paz más duradera en la región. Sin embargo, también existe el riesgo de un vacío de poder que podría ser explotado por otros actores, como Turquía o Arabia Saudita, que buscarían llenar el hueco dejado por Teherán. En última instancia, el colapso del régimen iraní podría ser el mayor cambio de paradigma en la región desde la caída de Saddam Hussein. Si bien este escenario presenta oportunidades, también plantea enormes desafíos, no solo para Irán, sino para el equilibrio de poder en todo Oriente Medio. “Un régimen que se aísla de su pueblo y se enfrenta simultáneamente a enemigos externos y actores internacionales con intereses estratégicos no puede perdurar en el tiempo.” Irán se encuentra en un momento crítico. La combinación de presiones internas y externas está creando un escenario en el que el colapso del régimen de los ayatolás parece no solo posible, sino probable. Sin embargo, el papel de actores internacionales como Turquía, Rusia y China podría influir decisivamente en el desenlace, ya sea para estabilizar la situación o para aprovechar el vacío de poder que un colapso pueda dejar. Lo que está claro es que el futuro de Irán y su papel en la región nunca ha sido tan incierto. |
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