El padre Jacques Mourad, párroco de la Iglesia de la diócesis católica siríaca de Homs en Siria, secuestrado el 21 de mayo en su convento Qaryatayn por un grupo del "Estado islámico" recobró la libertad el sábado, 10 de octubre de 2015. Durante los cuatro meses de su cautiverio, fue encarcelado en Raqqa (centro de Siria). Sus carceleros trataron de convencerlos a él y a su diácono Boutros, de convertirse al Islam bajo amenaza de decapitación mortal; ambos se negaron siempre.
Para soportar el sufrimiento, el padre Jacques reza diariamente a la Virgen María, Nuestra Señora de Lourdes. A través de ella, encuentra la paz interior, siente la oración del mundo por él, pero duda que será liberado y piensa cada día en que puede ser asesinado.
Al día 83 de su cautiverio, un combatiente pregunta: ¿quién es Jacques Mourad? Él se presenta. El hombre le dice: todos los días la gente nos pide que le entreguemos al Padre Jacques.
El combatiente lo lleva a Palmira con Boutros, los hace entrar en una casa, les quita la venda de los ojos y empuja la puerta, “¡Qué sorpresa, 250 cristianos estaban en la habitación, en Qaraytayn!”
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