Jueves, 14 Julio 2016 00:00
Castigan a barrios de San Félix que se rebelan contra la escasez
Irina Sposito Girón. CORREO DEL CARONÍ
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Las manifestaciones por escasez han aumentado en un 90% en comparación con el primer semestre de 2015Foto Luis Hernández
“La situación de inseguridad alimentaria que vive el pueblo venezolano se caracteriza por desabastecimiento, escasez y carestía de productos, y se expresa diariamente en las calles”, planteó el reporte del primer semestre de 2016 del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS).
En el primer semestre del 2016 ocurrieron 3.507 protestas en todo el país. El 27% de estas han sido en rechazo a la escasez de comida, es decir, cinco de las 19 protestas diarias que hay en el país son por alimentos. |
Un ejemplo de este balance es la protesta que el lunes protagonizaron las comunidades de Campo Rojo, Angosturita, El Roble y La Antena en San Félix cuando, en la madrugada, decidieron cerrar la avenida Guayana a nivel de la estación de servicio Borges.
La falta de alimentos obligó a hombres, mujeres, ancianos y niños a salir a la calle a reclamar, de forma pacífica, por uno de sus más fundamentales derechos: la seguridad alimentaria.
“Muertos de hambre”
Miraidis Jiménez, una de las afectadas, afirmó estar ahí por la comida. “No tenemos comida. Aquí no llega nada. Si llega la Polar a la bodega nos dan dos Harina PAN para un mes, ¿qué es eso? Nosotros no estamos acostumbrados aquí a mendingarle (sic) a nadie, nosotros estamos acostumbrados a tener comida en nuestras casas y comprar lo que nos da la gana”.
Violaciones de DD HH
Mairis Balza, coordinadora general de la ONG Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía, se pronunció sobre los hechos ocurridos a raíz de la protesta por hambre ocurrida el lunes a través de un comunicado.
Balza calificó a la represión realizada por los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana como un “uso desproporcional o ilegal de la fuerza pública, con uso inadecuado de armas de fuego, detenciones arbitrarias, irrespeto a la integridad física, psíquica y moral de los ancianos y madres que participaron en ella”.
“Vemos con preocupación que ante la imperativa necesidad de comer, de exigir alimentos, de encontrar que llevar a la casa para comer, la respuesta del Estado sea la represión, maltratos, humillación, burla, tratos crueles y degradantes, la aplicación de normas penales y el uso de la jurisdicción penal como mecanismo de intimidación y disuasión, todos representan atropellos contra la dignidad de la persona en franca violación de derechos constitucionales”, declara Balza.
En el texto expone también la obligación que posee el Estado venezolano de “responder ante la necesidad y la satisfacción del derecho humano a la alimentación, una necesidad básica y existencial que atenta en definitiva contra la vida y la calidad de vida de los venezolanos”.
Predice la activista que “mientras la situación de carestía de alimentos permanezca y se agrave, aumentará el nivel de conflictividad y de protestas que colocan al país en una situación humanitaria muy crítica, si a eso se le suma la represión como mecanismo de contención, inevitablemente la responsabilidad del Estado empeora”.
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A pesar de la naturaleza del reclamo, efectivos de la Guardia Nacional (GN) se presentaron en la protesta del lunes para intentar disuadirlos con amenazas. Según los presentes, uno de los militares no solo negó el desabastecimiento, sino que llamó a los protestantes ignorantes y muertos de hambre.
Lisbeth Contreras, miembro del consejo comunal Los senadores, afirmó estar cansada. “Queremos el CLAP… El CLAP no es nada más alimentos, es producción, pero, ¿cuándo vamos a producir? Eso es como sembrar castañas, usted siembra castañas y eso está como a los veinte años y aquí ya estamos muertas”.
De acuerdo con el OVCS, desde que entraron en funcionamiento los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) se han incrementado considerablemente los reclamos por alimentos.
Agresiones físicas
Los castrenses, armados y protegidos con equipamiento antimotín, dieron diez minutos a los manifestantes para retirarse del sitio. La advertencia era que si no obedecían arremeterían contra ellos, aún sin provocación alguna o muestra de violencia realizada por los civiles.
Al cabo del plazo comenzó la represión con bombas lacrimógenas. Los vecinos corrieron a los caseríos del barrio La Antena para escapar de los gases y refugiarse en donde pudieran.
Testigos informaron que la GN les persiguió, intentando sacar a las personas que se salvaguardaban en sus casas y en las de sus vecinos. Golpearon a varios jóvenes y entraron arbitrariamente en el hogar de ciudadanos que no estaban siquiera involucradas en la manifestación de ese día.
Uno de los residentes de La Antena, Carlos Narváez, denunció haber sido golpeado por agentes de la GN en el frente de su domicilio: “Ellos venían como (perros) pitbulls, rabiosos, en las motos, soltando tiros y todo, y ahí (en la protesta) no había armamento ni estaban agrediendo a nadie para estar lanzando tiros a uno así como los locos”, aseveró.
“Nos quedamos afuera de la casa porque si no iban a lanzar bombas lacrimógenas adentro, entonces yo me agarré del muro para que no me llevaran y comencé a gritar como un loco, porque ellos no querían que la gente saliera y tiraban plomo al aire… luego le comenzaron a dar golpe a uno duro y empezamos a gritar”, contó Narváez.
Según él, uno de sus compañeros, que fue identificado por otras personas de la comunidad como José Alberto Guerra, fue agredido de forma severa en la cabeza, los hombros y la espalda.
Ramón Gómez, quien también vive en esa barriada, no asistió a la protesta del lunes debido a malestares físicos, por lo que decidió quedarse en su vivienda. La gente se refugió en su casa, corriendo al azar de los gases lacrimógenos, “y el guardia entró (a la casa) apuntándome a mí y a todos, y yo le dije que era un falta de respeto, porque yo no sabía qué era lo que estaba pasando allá afuera”, narró.
“En el porche de la casa de al lado golpearon a dos muchachos” que se estaban refugiando de las lacrimógenas. “A uno le partieron la cabeza porque le dieron con una de las armas de ellos y a otro lo golpearon salvajemente. Las personas les dijeron (a los efectivos) que los dejaran, que cuál era el delito, que lo que salieron fue a reclamar lo que ellos creían era un derecho”, relató Gómez.
Detenidos
En la protesta del lunes cuatro personas resultaron detenidas por la GN: Isnaldo Montaño, Hernán Montaño, Manuel Montaño y José Gil.
Viudina Montaño, familiar de los tres hermanos apresados, narró la serie de irregularidades a la que sus allegados y ella han sido sometidos desde el momento de la captura. Entre ellos, la imposibilidad de ver y comunicarse con sus parientes, la desinformación sobre los traslados de los mismos y sobre los siguientes procedimientos judiciales.
Por ejemplo, Viudina pasó más de 24 horas sin poder contactar con sus familiares, los cuales fueron presentados en tribunales el martes en la tarde y liberados esa misma noche.
El viacrucis del desabastecimiento de comida no es solo el hambre misma que provoca y las consecuentes protestas. Ahora, el Estado criminaliza las manifestaciones pacíficas que exigen alimentos con agresiones físicas y violaciones al debido proceso; la persecución y desquite con los caídos en las manos de los agentes oficiales, todos abusos realizados bajo el sello de la impunidad.
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