Vladimir Villegas: La MUD y su prueba de fuego
La Mesa de la Unidad Democrática va a decidir ir a la búsqueda del 20 por ciento del electorado en las condiciones establecidas por el Consejo Nacional Electoral (CN E). Bajo protesta, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) aceptará el reto de recoger en tres días, y en condiciones realmente adversas, el porcentaje regional fijado por el órgano electoral.
Estamos ante uno de los episodios más difíciles que ha debido enfrentar la coalición opositora. Ir en una situación adversa a la recolección de voluntades para activar el referendo es, con todo y el riesgo, mucho menos complicado que unificarse en torno a una estrategia distinta capaz de movilizar a la ciudadanía opositora. El referendo, como iniciativa, prendió en las bases de la MUD, y tiene un clarísimo apoyo en la población, independientemente de la evaluación que se haga de la alianza anti gobierno. Si no hay referendo, entonces ¿qué es lo que hay? Una pregunta para la cual hay tantas respuestas como movimientos y partidos en el seno de la MUD.
Hasta ahora la propuesta del referendo como vía democrática para forzar la salida de Nicolás Maduro del poder es la que ha logrado reunir la mayor suma de voluntades en el escenario opositor. Pero imaginemos que finalmente la MUD no lograr reunir el 20 por ciento, y opte por otra vía. En ese caso, ¿cuál es la posibilidad de que otra opción sí sea viable y victoriosa? ¿Qué le esperaría a la coalición opositora? ¿De qué manera podría mantener su poder de convocatoria y su unidad en medio de un escenario tan adverso como ese?
Pero vayamos al escenario de que la MUD cumple con reunir el 20 por ciento regional y nacional requerido por el Consejo Nacional Electoral para activar el referendo, y ocurre que, tal y como lo ha adelantado el órgano electoral, no hay posibilidad de que la consulta se lleve a cabo este año. ¿Tendrá la MUD fuerza y capacidad de maniobra para obligar al CNE a cambiar su decisión de que no habrá referendo este 2016? Veremos qué dicen hoy los dirigentes de la coalición opositora sobre estos escenarios. La decisión no es fácil. Por eso las prolongadas encerronas de la MUD.
Poco a poco vamos acercándonos a momentos de definiciones. Es obvio que cualquier decisión del órgano electoral genera costos políticos. El jugar a favor de la estrategia gubernamental debilita aun más la credibilidad del CNE. Todas estas alcabalas para hacer inviable el referendo este año e incluso el que viene tienen un precio en la opinión pública nacional e internacional.
Fíjense el efecto de las declaraciones que diera la rectora Socorro Hernández en nuestro espacio Vladimir a la 1, por Globovision. Primero admitió que debería haber referendo aun en el caso de que no se recogiera el 20 por ciento en la totalidad de los Estados, y luego, varias horas más tarde, en vista del efecto de sus afirmaciones, optó por apegarse a lo decidido, y prácticamente retractarse de su respuesta, que sin duda generò expectativas sobre posibles fisuras en la mayoría que decide en el seno del órgano electoral, o al menos abrió una mínima rendija para posibles rectificaciones. Pero lo dicho dicho está.
Lo que ya de por si es arriesgado y cuesta arriba, la recolección del 20 por ciento en todos y cada uno de los Estados del país, luciría como un cuento de hadas si llega a concretarse la amenaza de que el Tribunal Supremo de Justicia declare nulo el proceso por las denuncias sobre presunto fraude formuladas por un partido como el Psuv, desesperado y sumamente tenso por la clara realidad que enfrenta en el país: ya no es mayoría y lo sabe. Esa decisión, de concretarse, pondría a la Mesa de la Unidad Democrática ante su mayor prueba de fuego: cómo actuar acertadamente en un ambiente de franca hostilidad institucional y tratar de alcanzar sus objetivos sin concesiones ni al miedo ni al extremismo. Pero los puentes no se cruzan antes de llegar a ellos. Sale esperar.
Fuente: 26-09-2016
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