El diálogo solo aventaja al gobierno
EL NACIONAL, 22 DE NOVIEMBRE 2016 - 12:05 AM
No se nos puede acusar de divisionistas a los demócratas que no estamos de acuerdo con el diálogo que se lleva adelante entre dos minorías; estos encuentros solo aventajan al gobierno para aplazar la salida del gobierno de Nicolás Maduro.
Es totalmente válido que tengamos diferencias, esto no nos convierte en ningún momento en traidores, ni mucho menos es hacerle el juego al gobierno. Luego de 18 años en el ejercicio del poder del actual régimen debiéramos todos estar bien claros al respecto, además de no actuar con el mismo grado de intolerancia que el oficialismo.
En ese particular, hago un llamado a los dirigentes de los cuatro partidos que se sientan con los voceros del gobierno, a que recuerden que el país en estos momentos está exigiendo responsabilidad y se deben a los ciudadanos, quienes reclaman un cambio político urgente.
Quizás el problema para entender a la mayoría de nuestro pueblo que hoy sufre las penurias de la escasez de alimentos, de desabastecimiento de medicinas, del grave flagelo de la inseguridad es que esa pequeña cúpula opositora se encuentra dentro de la misma burbuja que los altos jerarcas del gobierno.
Me atrevo a hacer tal afirmación, ya que no me he encontrado a ninguno de estos haciendo colas para comprar alimentos o medicinas, ni mucho menos los he visto en un hospital, ni montados en transporte público.
En otro orden de ideas y a propósito del acuerdo anunciado en días pasados por los dialogantes, recalco que las palabras y su sentido tienen gran importancia entre la colectividad. No es igual decir modelo económico fracasado, que sabotaje o guerra económica; tampoco es igual decir preso político que persona detenida, en fin, no es lo mismo hablar de democracia, que de dictadura.
Lo más grave de las expresiones avaladas por los “representantes” de la oposición en la mesa de diálogo, es que estos cuatro señores deslastran al perseguidor, por ahora, de sus responsabilidades legales por todos los errores y abusos cometidos. Entiendo que en toda negociación debe de haber concesiones, pero en ningún momento esta debe ir en contra de los principios constitucionales que se defienden.
Es importante aclarar que la negociación es esencial en toda transición pacífica, pero este diálogo no es precisamente el que nos llevará a una solución sosegada de la crisis.
Por ello insisto en que los asistentes deben hablar claro y reconocer sus equivocaciones, el no hacerlo es lo que realmente divide y desesperanza a los venezolanos. No es criticando, ni etiquetando con términos como divisionista precisamente a ese pueblo al cual se deben, y gracias al cual hoy tienen un cargo público; la gente es la que está sufriendo al verse presa del hambre, de la inseguridad, de la falta de recursos y sin futuro. Un pueblo que lo ha dado todo por lograr ese cambio, que ha confiado en nosotros, que a pesar de las persecuciones, amenazas y de la guerra psicológica del régimen, ha actuado con firmeza y determinación.
La única vía para salir de este gobierno es haciendo valer cada uno de los artículos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Basta ya de difundir ese falso dilema de que o es diálogo o es violencia. Entiendan y comprendan de una vez por todas que es a través de la única arma que tenemos los demócratas, como lo es el voto, ese mismo sufragio que el pasado 6D nos dio un poder legítimo para que avanzáramos en la restauración de la libertad y la democracia.
No se nos puede acusar de divisionistas a los demócratas que no estamos de acuerdo con el diálogo que se lleva adelante entre dos minorías; estos encuentros solo aventajan al gobierno para aplazar la salida del gobierno de Nicolás Maduro.
Es totalmente válido que tengamos diferencias, esto no nos convierte en ningún momento en traidores, ni mucho menos es hacerle el juego al gobierno. Luego de 18 años en el ejercicio del poder del actual régimen debiéramos todos estar bien claros al respecto, además de no actuar con el mismo grado de intolerancia que el oficialismo.
En ese particular, hago un llamado a los dirigentes de los cuatro partidos que se sientan con los voceros del gobierno, a que recuerden que el país en estos momentos está exigiendo responsabilidad y se deben a los ciudadanos, quienes reclaman un cambio político urgente.
Quizás el problema para entender a la mayoría de nuestro pueblo que hoy sufre las penurias de la escasez de alimentos, de desabastecimiento de medicinas, del grave flagelo de la inseguridad es que esa pequeña cúpula opositora se encuentra dentro de la misma burbuja que los altos jerarcas del gobierno.
Me atrevo a hacer tal afirmación, ya que no me he encontrado a ninguno de estos haciendo colas para comprar alimentos o medicinas, ni mucho menos los he visto en un hospital, ni montados en transporte público.
En otro orden de ideas y a propósito del acuerdo anunciado en días pasados por los dialogantes, recalco que las palabras y su sentido tienen gran importancia entre la colectividad. No es igual decir modelo económico fracasado, que sabotaje o guerra económica; tampoco es igual decir preso político que persona detenida, en fin, no es lo mismo hablar de democracia, que de dictadura.
Lo más grave de las expresiones avaladas por los “representantes” de la oposición en la mesa de diálogo, es que estos cuatro señores deslastran al perseguidor, por ahora, de sus responsabilidades legales por todos los errores y abusos cometidos. Entiendo que en toda negociación debe de haber concesiones, pero en ningún momento esta debe ir en contra de los principios constitucionales que se defienden.
Es importante aclarar que la negociación es esencial en toda transición pacífica, pero este diálogo no es precisamente el que nos llevará a una solución sosegada de la crisis.
Por ello insisto en que los asistentes deben hablar claro y reconocer sus equivocaciones, el no hacerlo es lo que realmente divide y desesperanza a los venezolanos. No es criticando, ni etiquetando con términos como divisionista precisamente a ese pueblo al cual se deben, y gracias al cual hoy tienen un cargo público; la gente es la que está sufriendo al verse presa del hambre, de la inseguridad, de la falta de recursos y sin futuro. Un pueblo que lo ha dado todo por lograr ese cambio, que ha confiado en nosotros, que a pesar de las persecuciones, amenazas y de la guerra psicológica del régimen, ha actuado con firmeza y determinación.
La única vía para salir de este gobierno es haciendo valer cada uno de los artículos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Basta ya de difundir ese falso dilema de que o es diálogo o es violencia. Entiendan y comprendan de una vez por todas que es a través de la única arma que tenemos los demócratas, como lo es el voto, ese mismo sufragio que el pasado 6D nos dio un poder legítimo para que avanzáramos en la restauración de la libertad y la democracia.
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