No se puede tapar el sol con un dedo
Mucho se ha analizado el error gravísimo de aceptar un lenguaje no neutro y moldeado por el oficialismo y sus mitos retóricos al anunciar los primeros acuerdos del 12 de noviembre
En pleno diálogo entre oficialismo y MUD facilitado por el Vaticano con presencia de Unasur y los expresidentes escogidos por el gobierno, Maduro prorroga de nuevo, por otros 60 días, contra toda legalidad, el decreto de emergencia económica, que constitucionalmente solo estaba previsto extender por una sola vez desde su promulgación en enero de 2016. Sin embargo, la economía empeora y se agrava la crisis humanitaria. Y pasa por encima de la AN. El desacato lo comete Maduro.
Tal decreto parece motivado por 4 razones: desconocer una vez más la potestad y funciones de la AN. Decidir discrecionalmente sobre reservas internacionales, presupuesto nacional, intervención a empresas privadas y a la producción manufacturera en alimentos, medicinas y otros productos de consumo imprescindibles para la población. Esconder, encubrir y proteger a los corruptos, al impedir que sean llamados a comparecer o a ser investigados por la AN. Mostrar que la fuerza la tiene el gobierno, a costa de pisotear la Constitución, transgredir la ley e imponer sin pudor su voluntad de mantenerse en el poder a un altísimo costo, político y humano.
En cadena nacional de radio y televisión el 17 de noviembre de 2016, Maduro, aunque en propagandas del “gobierno bolivariano” proclama el diálogo, la convivencia y la paz, el amor y el patriotismo, en actos públicos proselitistas de la “misión transporte” y entrega de títulos de bachiller de la “misión Ribas”, que debería ser práctica rutinaria del sistema educativo y no utilización política como “logro” de la “revolución”, instiga otra vez al odio y escarnio público de sus seguidores contra quienes lo adversan, al descalificar a las fuerzas democráticas de oposición, pese a encontrarse hoy en mesa de diálogo. Como una proyección de sus carencias, como dicen los psicólogos, considera que dirigentes y políticos de oposición “son nada” y “no han hecho nunca nada” por el país. A los sectores empresariales y políticos los llama “copetones de la derecha” que nunca más van a gobernar pues no han hecho sino robar, saquear las riquezas del pueblo y colocarlas en el exterior, y en cambio, cual espejismo en el desierto, alimenta la ilusión demagógica de un “poder popular”, “único capaz” de sacar el país adelante. El diálogo desde el oficialismo parece manipulación retórica para enfriar las protestas y ganar tiempo pero no sincera búsqueda de acuerdos.
Mientras, grupos armados oficialistas atacan a transportistas y estudiantes que manifestaban en forma pacífica por el pasaje estudiantil ante el ministerio de transporte el 14 de noviembre. Los colectivos paramilitares actúan siempre con total impunidad sin que haya pasado nada y sin ningún agresor detenido por las fuerzas del orden público.
Lo mismo ocurrió con el ataque violento al Parlamento el 23 de octubre de 2016, cuyo saldo fueron daños por agresiones verbales y físicas, robo de pertenencias a periodistas y diputados presentes, destrucción de parte del mobiliario de la sede de la AN.
Sin embargo, como si no hubiera pasado nada, sin haber hecho el reclamo que dejara públicamente constancia del repudio ante tales prácticas de intimidación y miedo por parte del gobierno y sus secuaces, sin disculpas por parte del jefe de la delegación gubernamental, actual alcalde del municipio Libertador de Caracas, irónicamente líder de los excesos oficialistas en la toma del capitolio, se inicia el acercamiento formal entre régimen y MUD el 30 de octubre.
Mucho se ha analizado el error gravísimo de aceptar un lenguaje no neutro y moldeado por el oficialismo y sus mitos retóricos al anunciar los primeros acuerdos del 12 de noviembre. Desespera la lentitud del diálogo y sobre todo desconcierta, de quienes lo conducen en nombre de la MUD, la omisión de derechos constitucionales como la vía electoral para el cambio político. Si siguen la falta de transparencia, preparación y estrategia de la MUD llegaremos sin elecciones hasta 2019 y dominados por un régimen dictatorial e inhumano.
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