Falsa identidad
La presión venezolana y del mundo, horrorizada ante la tragedia, hará inevitables las consultas electorales que nos llevarán pacíficamente a la anhelada democracia
El militarismo es una ideología, no una condición derivada del uniforme. Esa ideología se explica, se vincula, se funde con el totalitarismo, lo que en términos muy escuetos significa que el sistema social y político se organiza conforme a los principios y normas de los ejércitos, desterrando progresivamente los vestigios liberal-democráticos que predominaron en el mundo desde el fin del absolutismo. El proceso democratizador y de humanización de las relaciones políticas y sociales tomó fuerza en la segunda mitad del siglo XVIII (la Ilustración) y venció de nuevo en 1945, contrsel nazi-fascismo. Lo que reprodujo la lucha entre democracia y dictadura fue el totalitarismo fundado por Lenin y convertido en fuerza mundial por Stalin y sus capitostes, en Asia, África y América Latina. El marxismo-leninismo fue y es una ideología totalitaria que reimpulsó la militarización de la sociedad.
Al enfatizar que el militarismo es una ideología, subrayo –pensando en las últimas incidencias de Venezuela– que la mayoría de los uniformados venezolanos no baila al son del militarismo, no obstante guardar silencio debido al imperio de la jerarquía, la disciplina y la efectividad de los mecanismos de inteligencia y contrainteligencia.
Paradigmático es el predominio de los civiles-militaristas en la estructura del poder venezolano, encabezados por el presidente y vicepresidente de la República. Puede decirse que una de las maneras de clasificar las tendencias en Venezuela y en el resto del planeta es la que habla de cuatro sectores: los civiles civilistas, los militares civilistas, los civiles militaristas y los militares militaristas. En este momento el mando está en manos de los dos últimos.
Hay una vasta mayoría democrática con buenas posiciones en instituciones fundamentales. Sobre ellas se descarga con ferocidad la artillería del régimen. Por razones difíciles de explicar no pocos honrados ciudadanos retuitean con fervor insinuaciones malévolas contra la AN y la MUD. No escuchan al difamado, aceptan acusaciones no probadas,no presumen la buena sino la mala fe, disparan contra la diana equivocada.
Si militarismo no es homologable a militares, psicología represora no siempre tiene que ver con idoneidad totalitaria. Se puede ser demócrata, al par que víctima circunstancial de la psicología represora.
Si militarismo no es homologable a militares, psicología represora no siempre tiene que ver con idoneidad totalitaria. Se puede ser demócrata, al par que víctima circunstancial de la psicología represora.
Alain de Benoist escribió en 1979 que se hace detestar algo asimilándolo a cosas ya detestadas. Hitler odiaba al comunismo, De Gaulle también. Ergo: De Gaulle era hitleriano. Es lo que en un ensayo sobre la psicología estaliniana, Joseph Gabel llama “silogismo de la falsa identidad”
Escarbemos en ciertos orígenes. El fiscal increpa a Zinoviev y otros líderes. Trosky, alega, condena al gobierno soviético. Zinoviev ha hecho lo mismo. Ergo: Zinoviev es trotskista y como Trotsky es un traidor fascista, Zinoviev lo es también. Llore, arrepiéntase que de todos modos irá al cadalso.
Escarbemos en ciertos orígenes. El fiscal increpa a Zinoviev y otros líderes. Trosky, alega, condena al gobierno soviético. Zinoviev ha hecho lo mismo. Ergo: Zinoviev es trotskista y como Trotsky es un traidor fascista, Zinoviev lo es también. Llore, arrepiéntase que de todos modos irá al cadalso.
Un opositor exige diálogo; falazmente, Maduro también. Ergo: el opositor es madurista. Per contra: alguien cuestiona las parlamentarias del 6D. No dudemos de su honradez, pero sí de sus razones porque si las dictaduras nunca ceden al voto, el 6 de diciembre la de aquí no hubiera recibido tan descomunal paliza. Reaccionó a lo salvaje contra la AN. Era previsible, pero ¿por qué diablos –sabiéndolo– permitimos el “silogismo de la falsa identidad”?
El potencial de cambio es inmenso. La contabilidad de fuerzas es favorable. La presión venezolana y del mundo, horrorizada ante la tragedia, hará inevitables las consultas electorales que nos llevarán pacíficamente a la anhelada democracia.
Siempre que no perdamos la brújula, claro.
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