Cajas de comida y carretas de dinero
Necesitamos manejar con destreza las 4 reglas que enseñan en la escuela primaria, principalmente la de multiplicar, para hacernos una somera imagen de la enorme cantidad de miles de millones de dólares que han robado los gobernantes y sus adláteres en los últimos 18 años, sin contar otros negocios colaterales, sobre todo desde que impusieron el control de cambio.
El bueno para nada Jorge Giordani en un chispazo de honradez dijo que de la caja del pan de todos los venezolanos, el tesoro público, habían sido extraídos más de 500 millardos de dólares, pero nadie se dio por enterado. Todos guardaron un silencio de piedra. Desde que se comenzaron a distribuir las bolsas y cajas del CLAP el ex ministro de Industrias Básicas y Minería Víctor Álvarez, economista y premio Nacional de Ciencia e investigador del Centro Internacional Miranda, ha venido denunciando la maraña corrupta del programa.
Álvarez ha señalado que cada bolsa le cuesta al gobierno menos de 250 bolívares, porque los alimentos se adquieren con dólares a 10 bolívares, y los productos que se entregan no cuestan más de 25 dólares, y no se trata de bienes de primera calidad. Freddy Bernal, que es el secretario general del CLAP, entrega cada bolsa o caja a cambio de 10.000 bolívares, con lo que queda una ganancia bruta de 9.750 bolívares. Ni el narcotráfico, ni la explotación de oro o de petróleo dejan tan jugosos dividendos, además sin correr riesgos ni pagar impuestos de ninguna índole. Si los hubiera, serían exonerados por tratarse de “la comida del pueblo”.
Desde sus camisas de varios miles de dólares, sus relojes que envidian afamados magnates, sus yates, jet privados y camionetas blindadas cada minuto los ministros, los altos jefes del PSUV, sean civiles o militares, reafirman su compromiso con la revolución y su promesa de distribuir cada días más cajas o más bolsas, pero sería mucho mejor para los pobres y el país en general que eliminaran el control de cambio y todos los ciudadanos, absolutamente todos, tuvieran acceso a los dólares y cada quien comprara lo que quisiera, como fue siempre en Venezuela.
El CLAP está haciendo milmillonarios a unos pocos que manejan los resortes de las divisas, y no les faltan cómplices. Jesús Faría, que se formó en Cuba y en Rusia, que sabe los peligros que se corren cuando no funciona la solidaridad automática con el camarada, salió a aclarar que el CLAP no utiliza dólares de 10 bolívares, sino del Dicom, que se cotiza entre 900 y 1.000 bolívares. Si los dólares a 10 no son para adquirir alimentos, ¿para qué coño son? Vendo sacos de la Wells Fargo para transportar billetes y monedas de oro cochano.
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