Huida por el Guaire: cuando no tienes otra opción
En el imaginario caraqueño la relación con el Guaire cambió con las recientes protestas. De ser la cloaca de la ciudad, a la que también se han arrojado promesas de saneamiento, pasó a ser una vía de escape para los manifestantes durante las refriegas en la autopista
Stephany Nayz y su novio alzaban las manos mientras cruzaban el río Guaire para que la PNB dejara de disparar lacrimógenas. El llamado no fue escuchado. “Las bombas flotaban y daban vueltas. El efecto fue peor. Lanzaron como siete alrededor de nosotros”, cuenta. Venían corriendo desde la autopista Francisco Fajardo en la marcha del 19 de abril, y la represión fue tal que después de caminar por los muros del río, tuvieron que tomar la decisión de continuar bajando hasta llegar al agua que recoge todas las cloacas de la ciudad. “Los policías avanzaban por arriba y por abajo. Nos apuntaban. Nos gritaban: ‘Jódanse, malditos’. Uno en medio de toda esa multitud siente que se va a morir. Me llevé un Maalox (antiácido), pero se me terminó. Las otras cosas se me cayeron. No me quedó otra que pasarme al Guaire”, relata.
Su novio se estaba asfixiando, por lo que avanzar se hizo más complicado: “Tenía que hacerlo reaccionar. Le pegué en el pecho porque se estaba desmayando. No tenía nada. Solo agua y la basura pegada a la ropa. Es mucha la desesperación cuando no tienes otra opción que hacer eso. Es inhumano”.
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Ambos lograron escalar y salir casi ilesos del lugar: “Nos quitamos los zapatos y quedamos en medias para no resbalarnos. Poco a poco y con las manos nos impulsamos. Rezaba para que mi novio subiera. Había otro muchacho con cáncer de hígado. Él me impulsó con las manos y luego subió agarrado de mi pierna”.
Una señora, vecina de la zona, recibió a Nayz y a su novio para auxiliarlos. Les dio agua y les permitió el baño para que se limpiaran. Fueron al médico, les recetaron desparasitantes y antibióticos. “Ya me armé como paramédica. Tengo gasas, Maalox, agua con bicarbonato y leche, dulces, pañuelos, agua, medicamentos, gaseosas, limón y el spray. Una gorra y una máscara. Así como yo, hay otras personas que cruzaron y volverían a marchar. Lo sé porque lo escuché”.
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