Testimonio de un paciente con VIH: “Pido a Dios que no me dé una gripe”
Pacientes con VIH padecen la falta de medicamentos regularmente. Sociedades de lucha contra el VIH/Sida aseguran que cuando no es la escasez es el reiterado cambio de proveedores de medicamentos lo que pone en riesgo la vida de quienes conviven con el virus
Mérida.- En Venezuela se estima que entre 300 mil y 400 mil personas están contagiadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), esto de acuerdo con la sociedad Wills Wilde, fundación sin fines de lucro que atiende a pacientes que viven con la enfermedad, a sus familiares y a la sociedad en general. En Mérida, al menos tres mil 500 personas han contraído el virus que atenta contra el sistema inmunológico, según la lista de inscritos en el programa médico para recibir tratamiento gratuito.
Juan Carlos (nombre ficticio), uno de los merideños que posee el virus, comenta que desde hace cuatro meses no recibe regularmente el tratamiento que le permite convivir con la enfermedad.
“Yo recibía mensualmente los retrovirales de manera gratuita en el hospital. Sin embargo, desde hace cuatro meses no sé qué está pasando que ya no recibo los medicamentos periódicamente. Es preocupante, pues actualmente soy portador de VIH, pero si se me convierte en Sida, chao, no hay nada que hacer”, señaló Juan Carlos.
El mayor temor de Juan Carlos es una afección gripal, y es a lo que más está expuesto en una ciudad con un clima tan cambiante e inesperado como Mérida. “Pido a Dios que no me dé una gripe, eso sí me asusta”, comentó con su voz temblorosa.
Manifiesta que al pedir una explicación, la respuesta que recibe ante la falta de retrovirales como Kaletra 600, Lopinavir o Ritonavir es que ya no hay convenios con los países que proveían los medicamentos.
“La gente me ha ayudado. Debo salir a la calle para poder costear mis gastos, pues lo que gano como recepcionista apenas me alcanza para mi alimentación y para pagar la habitación donde vivo. Mi familia me dio la espalda porque no entienden que me equivoqué. Sostuve una relación hace más cuatro años, no me protegí y lamentablemente me contagié”. sostuvo.
Juan Carlos se enteró de que era portador de VIH luego de sufrir un accidente de tránsito del cual logró salir ileso. “El doctor me dijo: por el accidente está bien, pero lamentablemente debo informarle que usted es VIH positivo (…) Fue un duro golpe para mí”, comentó entre lágrimas.
Ante la falta de medicamentos, Juan Carlos tiene el sistema inmune muy deprimido. “Ya no tengo defensas, lo único que me mantiene son los multivitamínicos que me dan en los CDI (Centros de Diagnóstico Integral)”.
Israel Colmenares, coordinador de la Asociación Civil Meressere, confirma fallas en la distribución de algunos medicamentos. “Sin embargo, son medicamentos sustituibles, lo cual no es recomendable porque la persona podría crear resistencia al nuevo medicamento o al medicamento anterior”.
No solo es la escasez
“Hay una realidad que es innegable en el estado Mérida, y es que existe cierta organización en la distribución de medicamentos que ha permitido que no tengamos problemas serios con los pacientes”, señala Guillermo Terán, asesor científico de la Sociedad Wills Wilde en Mérida y quien forma parte del Instituto de Inmunología Clínica de la ULA.
Aunque con cierta regularidad los pacientes reciben los retrovirales, Terán señala que se presenta una situación muy grave, y es el cambio en las combinaciones y las casas comerciales que distribuyen los medicamentos. “Si un paciente tiene dos años tomando un medicamento y de la noche a la mañana se lo cambian por otro que no cumple con el control de calidad, repercute negativamente en el tratamiento del paciente. Esto sucede constantemente en Mérida”, afirmó.
Sin pruebas para monitorear el avance del VIH
El especialista en inmunología señala que a los problemas existentes se suma la deficiencia en las pruebas de laboratorio con las que se le hace seguimiento a los pacientes VIH positivo. Advirtió que hay dos pruebas que son para monitorear la función inmunológica y el estatus virológico: la primera para evaluar la subpoblación linfocitarias y la segunda para evaluar la carga viral que tiene el paciente. No obstante, “desde hace un tiempo en el hospital no se está haciendo la prueba de subpoblación linfocitaria, y recientemente la UPS del equipo de carga viral se dañó, lo que nos indica que por un largo tiempo esta prueba tampoco se realizará”.
“Los pacientes están viéndose obligados a realizarse estas dos pruebas en laboratorios privados. Cada prueba tiene un costo cercano a los cien mil bolívares”, destacó.
Falsos negativos
Es difícil manejar un número exacto de personas infectadas por VIH. De acuerdo con datos manejados por organizaciones de lucha contra el VIH/sida, en el mundo se estima que por cada paciente infectado existen 4 o 5 que conviven con el virus y no lo saben.
Gustavo Terán destaca que en Venezuela es mucho más difícil determinar esta cifra debido a la deficiencia en los reactivos utilizados, “los cuales son viejos, están vencidos o desactualizados. Por ello las pruebas resultan negativas, cuando en realidad el paciente es VIH positivo”.
Agregó el especialista que los médicos están negados a atender a los pacientes con VIH, principalmente en intervenciones quirúrgicas, porque el Gobierno dejó de suministrar unos kits especiales de bioseguridad. “Es un kit innecesario, pero los médicos decidieron no atender más quirúrgicamente a los pacientes con VIH así estos consigan por fuera los implementos de seguridad necesarios”.
Ante esta situación, existen laboratorios que se prestan para alterar los resultados. “Si una persona es VIH positivo, pero requiere operarse, va a un laboratorio, negocia con el bioanalista y este altera el resultado. Así se maneja todo en este país”.
Alimentación
Un paciente VIH positivo demanda una alimentación adecuada a su condición. En el caso de los niños con VIH requieren una leche especial maternizada. En la actualidad no se les está dando: “Es una situación grave en los niños, pues al no tener esta bebida láctea especial deben optar por cualquier leche existente en el mercado, principalmente de revendedores, lo cual les afecta notablemente tomando en cuenta que ellos reciben tratamientos especiales de retrovirales profilácticos, el cual genera efectos secundarios a nivel del sistema cardiovascular y óseo”, indica Terán.
En el caso de los adultos, necesitan tener una buena calidad de vida. “La ingesta de enlatados, vegetales crudos y embutidos está prohibida para los pacientes con VIH, quienes requieren de alimentos más elaborados, Sin embargo, la grave crisis y escasez de alimentos hace que precisamente los alimentos prohibidos sean los que más se consumen”, destaca.
Terán refiere que el riesgo que corren los pacientes con VIH al consumir alimentos crudos o no recomendables, es el ingreso de una amiba o giardia a su organismo.
El asesor científico de Wills Wilde señala también que debido al estrés existente por la situación país, entra en juego la psiconeuroinmunología: “Hacer una cola para conseguir alimentos genera estrés que activa la replicación viral en el organismo de estos pacientes, haciendo que la situación empeore”.
Stop al VIH/sida
En Mérida son varias las organizaciones que han emprendido una lucha para frenar las estadísticas por VIH/sida. Unos han optado por la manera tradicional a través de trabajo informativo otros han decidido emplear las herramientas tecnológicas para concienciar y promover la protección, y de esa manera evitar la propagación del virus de inmunodeficiencia humana y otras enfermedades de trasmisión sexual.
Es el caso de la Asociación Civil Meressere, organización que presentó un prototipo de dispensador interactivo de preservativos. Israel Colmenares, coordinador de la institución, explicó que el equipo cuenta con un test de preguntas y respuestas sobre enfermedades de trasmisión sexual y VIH/sida. El participante cuenta con 10 segundos para responder cada una de las 10 preguntas, al finalizar correctamente el test, recibirá seis preservativos por un compartimiento tipo cajero electrónico.
“La idea surge con la necesidad de concientizar y educar a los merideños sobre el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Le hemos presentado el proyecto a las autoridades regionales, quienes se han interesado en el equipo dispensador de preservativos”.
Dos millones 610 mil bolívares costará cada dispensador de preservativos, y de acuerdo con Israel Colmenares, desde la gobernación del estado Mérida pudieran estar colocando diez dispensadores en diferentes partes de la ciudad.
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