Colapso y expectativas
El triunfo del chavismo agudizó tendencias previas: dirigismo, control excesivo del Estado, paternalismo asistencialista y lógica demagógica populist
El foro de “Espacio abierto” el 2 de diciembre pasado puso en primer plano la situación de Venezuela desde las causas que nos han llevado al colapso y los escenarios de su desenlace en 2018. Tamara Herrera, Humberto García Larralde y Ronald Balza mostraron la gravedad y complejidad de la crisis actual.
La incubación de la vulnerabilidad de la economía, destacaba Herrera, no es reciente, como el papel del Gobierno. El triunfo del chavismo agudizó tendencias previas: dirigismo, control excesivo del Estado, paternalismo asistencialista y lógica demagógica populista, que inducen a la población más vulnerable al facilismo inmediatista y a la sumisión a través del miedo y la coacción económica.
A la vez, en los sectores vinculados con el poder se exacerban, con la estructura clientelar, el amiguismo, la corrupción como mecanismo de participación y la adhesión acomodaticia y utilitaria al proyecto de la revolución bolivariana en función de las prebendas e ilegítimas ganancias que produce estar “enchufado”.
La lista de factores negativos del modelo económico desde 1999 es larga: Estado de derecho menguado por expropiaciones, retórica agresiva, acoso, gestión regulatoria imprevisible, leyes anti-negocio. La vulneración del derecho de propiedad ha destruido la confianza. El control de cambio discrecional y la multiplicidad de tasas han afianzado una estructura corrupta de manejo de divisas que distorsiona la economía y devalúa la moneda.
Controles de precio, sobrerregulación laboral y aumentos compulsivos de salario alientan la apatía laboral y el cierre de muchas empresas. Subsidios indirectos ineficientes, financiamiento monetario, endeudamiento externo desbordado y un modo electoral permanente han servido como moderador de inflación pero incrementaron la dependencia respecto de las importaciones, precursor de la escasez. Dispersión, discrecionalidad y opacidad en el manejo de fondos.
Esta visión económica era sostenible solo con alto y creciente precio del petróleo. El petróleo no vendrá al rescate porque se mantendrá bajo el precio. La negación a cambiar el marco actual de políticas públicas cierra los mercados financieros y produce estanflación e hiperinflación, calculada a 2.000% para diciembre de 2017. Default técnico. Las sanciones financieras, salvo para alimentos, medicinas y equipos médicos, por violación de derechos humanos y vínculos con el narcotráfico de altos funcionarios, lo agravan.
El ingreso per cápita a fines de 2017 tuvo una caída brutal del 37% con respecto a 2013. Bajísimas reservas internacionales. García Larralde destaca que el colapso económico no es por la caída del precio del crudo. Venezuela es el único país de la OPEP con una economía que decrece. Las importaciones, controladas por el Gobierno, sustituyeron la producción doméstica y alentaron excesiva dependencia de suministros externos y destrucción del aparato productivo interno. La caída del precio del petróleo redujo las importaciones a niveles previos a 2004.
Aunque el gasto público aumentó a 50% del PIB, déficits significativos muestran sobredimensión del Estado. La emisión de dinero sin respaldo, al igual que la política monetaria, dispara el dólar paralelo. Se necesitan 12,3 salarios mínimos para suplir la canasta básica. Desde 2006 la deuda externa aumentó casi 5 veces respecto de 1999. Consecuencias: altísimos prima de riesgo y pago de servicio de la deuda, litigios engorrosos, riesgo de embargo de activos externos, imposibilidad de refinanciar. Gobierno no rectifica pero subasta recursos minerales, liquida activos externos y somete a la población a un ajuste severo de trágicas consecuencias sociales.
La dirigencia opositora debe hablar de economía, según Ronald Balza. Más allá del costo político por las severas medidas contractivas contra la crisis. Sin cambio, es indetenible el agravamiento del entorno económico.
Requisitos previos: gobernabilidad y credibilidad. Nuevo liderazgo con piso político firme e incluyente: chavismo participa. Apoyo de organismos multilaterales y comunidad internacional. Restaurar el derecho de propiedad, el Estado de derecho y una red de seguridad social que contrarreste secuelas en población. Políticas sociales y aumento de importaciones, reestructuración integral de la deuda externa, reingeniería de PDVSA y recapitalización de la banca.
O cambian las políticas económicas o un gobierno colapsado con su dinámica perversa se apertrecha en la represión y trampas electorales, arrastrando a la más pavorosa miseria el país y destruyendo el futuro.
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